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Másteres

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Másteres

EL BLOC DEL CARTERO

El año 2020 nos ha dado a todos la oportunidad de cursar un máster en una variada gama de materias de primera necesidad. Habríamos preferido aprenderlas de otra manera, pero así viene la vida y lo ha dispuesto la biología. En estos meses hemos recibido lecciones de humildad, de empatía, de responsabilidad, de comprensión profunda de dónde está lo que de verdad nos hace fuertes y lo que, en cambio, nos debilita, al margen de lo que quieran hacernos creer unos u otros. Lo que también podemos anotar de estos meses es que para ser mejores, para resolver problemas, para construir conocimiento y soluciones, no hay ni habrá nunca atajos. Quien quiere creer en ellos, y exonerarse de la carga del aprendizaje, no cosecha otra cosa que el fracaso. Incluso si consigue pasajeramente disfrazarlo de éxito.

LA CARTA DE LA SEMANA

Un ejemplo

Haciendo cola en la panadería, me fijé en el bolsito de la señora mayor que tenía delante, antiguo, con alguna rozadura, y de repente me invadió un sentimiento de responsabilidad… o de falta de ella. Los jóvenes de hoy diríamos que ese bolsito es vintage, aunque su dueña, seguro, diría que todavía está bien, que le sirve y no hace falta cambiarlo por otro, aunque tenga sus años. Son distintos puntos de vista, pero lo cierto es que tenemos mucho que aprender de nuestros mayores para aprender a dar a cada cosa su justo valor y a interesarnos por lo realmente importante. No voy a negar que a todos –y sobre todo a los jóvenes– nos gusta estar a la última y tener todo aquello que nos facilite la vida, pero en realidad podemos disfrutar de todo esto gracias al esfuerzo de aquellas y aquellos que han hecho precisamente lo contrario, sabiendo dar al concepto ‘necesidad’ su correcto significado. Se acercan fechas en las que vamos a poner a prueba nuestros deseos y la capacidad de los bolsillos; quizá sería un buen año para pensar también en lo que nos hace falta de verdad y en todo lo que podemos compartir.

Judit Gata Galtés (Barcelona)

Por qué la he premiado… Por la disposición a tomar ejemplo, frente a los muchos que nacen con todo ya sabido.


Atajos universitarios 

Hace unos años que acabé mi carrera, finalicé mis estudios superiores con mayor o menor fortuna, siempre según con quién me compare, pero terminé mi trabajo de fin de grado (TFG) y mi máster habilitante intentando hacer algo decente; algo que pudiese valerme en un futuro. De manera resumida, intentando investigar para aprender algo nuevo. Pero últimamente me he encontrado en las redes sociales con publicidad que te ofrece aprobar sin estudiar, de manera literal. Escribiendo ‘TFG’ en cualquier navegador de Internet lo primero que aparecen son diversas páginas que, pagando, te garantizan el éxito en esta última etapa formativa, aquella que debe reflejar todos los conocimientos que has adquirido durante los últimos cuatro, cinco o seis años que le hayas dedicado a estudiar en la universidad. Te venden el eslogan de que celebres tu aprobado de fin de carrera antes incluso de presentarlo… Que exista este tipo de servicio tan profesionalizado y difundido significa que sale rentable. Me gustaría creer que este tipo de prácticas son minoritarias y no un síntoma de pérdida de vocación y profesionalidad. Aun así, uno no puede dejar de pensar que, últimamente, se le da más importancia al papel del diploma que al camino para conseguirlo.

Ignacio Villafruela García. Madrid


El máster

Llora con dos puntos de rabia incontenida. Quien le dio educación escucha en silencio y permanece casi impasible mientras dura el desahogo. Sabe bien que es terapéutico. Cuando el último trueno se aleja, le levanta un punto el mentón, con firmeza, y encara su mirada bañada en sal. No sabes lo que me alegro de tu primer gran fracaso. Y hace una parada técnica para evaluar el impacto. Entonces continúa. Si hubieses triunfado a la primera, con tu edad, habrías acabado siendo impertinente. Ahora tienes la oportunidad de trabajarlo, de hacerlo valioso de verdad, sabiendo que seguramente vas a tropezar otra, y otra, y otra vez. Pero si un día lo alcanzas, te sabrá a gloria. ¿No querías un máster? Tienes el mejor corriéndote por las mejillas.

Luis Bañeres. Bilbao


El mundo es binario

El ser humano siempre se ha construido por oposición. Nos definimos por oposición al otro, y al otro lo definimos por oposición a nosotros mismos. Necesitamos al otro para ser. Si no lo tenemos, lo inventamos. Es algo coyuntural a la condición humana. Nos alegramos más con la derrota del equipo rival que con la victoria del nuestro. Votamos principalmente para que no gane el contrario, aunque no nos guste nuestro candidato. Si no, cómo se explica que una persona con tan poco carisma como Biden haya logrado esa cantidad de votos en las últimas elecciones americanas. O que Trump hiciera lo mismo en las anteriores, pese al rechazo que inspira su persona. Los dos han generado por oposición una participación que ha superado con creces todas las expectativas. Y es que los opuestos se retroalimentan mutuamente. El mundo es por completo binario. Cosa muy buena, por cierto, porque la competencia nos hace mejores.

Mario Suárez. Pilas (Sevilla)


Memoria histérica

Memorizar vivencias puede producir histeria, que afectan lógicamente solo a los que vivían para poder contarlo hoy. Recordar que un piso de 80 metros cuadrados podía costar 300.000 pesetas –o sea 1803,04 euros– lo excita a uno. Recordar que los Bancos y Cajas de Ahorro te abonaban un interés sobre lo que tenías en cuenta corriente, cuando hoy son capaces de cobrarte por guardarte tu dinero, lo excita a uno. Recordar que ciertos monopolios, administrados por el Gobierno, controlaban los precios, y hoy es un desmadre, por ejemplo el precio de los carburantes, lo excita a uno. Recordar que un día surgió un impuesto, con el atractivo nombre de ‘tráfico de empresas’, que era, creo recordar, del 0,15 por ciento y que hoy, llamado IVA, sea de un 21 por ciento y que, para mayor inri, lo quieran aumentar, lo excita a uno. Recordar que un menú, de aquella inolvidable cocina tradicional, consistente en sopa de pescado, langosta y solomillo, con una buena tarta y mejor vino, podía costar 150 pesetas –o sea, 0,90 euros– lo excita a uno. Recordar que no existían las grandes superficies comerciales ni las multinacionales, que son la causa primordial de haberse cargado el reparto de la riqueza y, consecuentemente, de habernos llevado a la actual situación, lo excita a uno. Se dice que recordar es volver a vivir, pero solamente lo bueno. Hemos de vivir el presente, y vivir con serenidad, y cuando vayamos a explotar, contar antes hasta diez, si bien y ante la actual situación se nos están acabando los números.

Antxon Villaverde. Correo electrónico


Enmascarillados

Ya que estamos conviviendo tanto con la mascarilla, propongo algunas ideas para distraernos de su incomodidad: 1) Cuando un colega nos hace una broma sobre sí mismo, o sale con una confidencia ambigua que nos deja en un dilema entre sonrisa o seriedad, la mascarilla se transforma en aliada: con ella es más fácil responder con un comodín, como asentir rumiando un ‘hmmm’. 2) Ahora podemos pegarnos a la ventana y contemplar la lluvia sin empañar el vidrio. 3) Si estornudas, puedes descansar en la consciencia de que tu boca está cubierta. Pero la mayor ventaja de la mascarilla es la oportunidad que nos ofrece de reconocer la maravilla del rostro descubierto. Como cuando llegamos a casa, nos quitamos la mascarilla con el alivio del buceador que resurge desde las profundidades y nos sentamos para cenar. Entonces, en torno a la mesa, renovamos el agradecimiento hacia nuestros sentidos libres: el alma se eleva con el tempranillo que estamos girando en la copa, el corazón se expresa con toda la potencia de la sonrisa y la familia disfruta con la sencillez de una conversación en vivo y en directo.

Juan Ignacio Izquierdo Hübner. Pamplona


Consejos divinos

Querido Ángel de la Guarda: ahora es cuando sé que tú, de cara a la que veías avecinarse, me ibas susurrando a tu manera lo que debía y no debía hacer, con la insistencia que fue necesaria porque entonces no había una razón poderosa que facilitara hacer caso. «Cuida mucho tu salud para fortalecer al máximo tus defensas». «Lucha por ganarte un puesto con un sueldo seguro, aunque sea modesto». «No despilfarres ni te la juegues en inversiones de riesgo; guarda para cuando la sanidad gratuita se demore más de lo soportable». «No metas a tu padre en una residencia, pese a las tan desagradables crisis de su demencia». «Ten en tu casa tu principal centro de ocio». ¡Muchas gracias, compañero!

Alfredo Lope Echazarreta. Vitoria-Gasteiz


Sin palabras

Estamos de acuerdo finalmente en que los puestos claves en estas situaciones de pandemia son los doctores, enfermeros, biólogos, químicos, etcétera; en especial, la gente que trabaja en los laboratorios buscando medicación, vacunas, etcétera. El 2019/2020, las plazas para biólogos, BIR, fueron 52 y este año, 50. Después nos asustamos porque nuestros científicos se marchan al extranjero y dependemos de científicos y laboratorios extranjeros para resolver nuestros problemas. En fin, esto es España, sin más palabras…

Eduardo Tenreiro. Correo electrónico

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