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El bloc del cartero

Está llegando el momento de decirlo sin ambages ni medias tintas, sin paños calientes ni mentiras piadosas: quien renuncia a la lectura -la que se produce ante un texto compuesto con exigencia y contenido, en un ejercicio de análisis, reflexión e introspección- para suplirla con el sucedáneo nimio del mariposeo por las ventanitas digitales y audiovisuales deja de utilizar una parte de su cerebro. Y no una parte cualquiera. De ella brota el pensamiento crítico, la captación de matices, la comprensión de realidades complejas y de los problemas que suponen un desafío verdadero; aquellos que van más allá de la dificultad mecánica y necesitamos resolver. Nos lo recuerda un lector: ya estamos más allá de la evidencia intuitiva, la neurociencia empieza a certificarlo y a dar la voz de alarma. Hay que leer. Nos jugamos mucho.

LA CARTA DE LA SEMANA

Hagan algo

Quizá sea el ritmo de vida que nos imponemos o la propia dinámica de una sociedad que nos arrastra en una vorágine de prisas por todo, el tema es que me estremecen los casos de padres o abuelos que, involuntariamente y sin ser conscientes de ello, olvidan a bebés en un vehículo, con un fatal desenlace en la mayoría de las ocasiones.

Se me encoge el alma al pensar en la desesperación en la que quedarán sumidos esos padres, y me pregunto por qué los turismos no incluyen algún tipo de dispositivo que advierta de estas situaciones al abandonar el vehículo con alguien en su interior. Existen señales luminosas y acústicas que nos advierten de casi todo. una lámpara fundida, un nivel bajo de aceite o combustible, un cinturón de seguridad sin abrochar, etcétera. Me gustaría enviar un mensaje a los diseñadores y fabricantes de turismos: ustedes pueden hacer algo para evitar estas desgracias, háganlo, porque no puede ser que un bebé muera en un coche por un olvido del que nadie podrá decir que eso a él no le puede ocurrir.

José Vicente Rodríguez Conejo, Monforte de Lemos (Lugo)

Por qué la he premiado…Porque es una idea sencilla, porque hay vidas en juego, porque se puede y, por tanto, se debe.


Hay que leer

Parece que hay mucho tonto suelto. Aunque según Descartes el sentido común está repartido en partes iguales, algo pasa porque cada vez hay más tontos. Varios estudios alertan de que, en los países desarrollados, el cociente intelectual cae de forma sostenida. Carmen Posadas se pregunta cuándo los adultos comenzaron a ser los tontos de la familia. Los psicólogos  que estudian el fenómeno apuntan a que nuestra sociedad hipertecnológica demanda cada vez menos capacidades cognitivas de las de toda la vida, sin que el entretenimiento virtual haya creado un nuevo tipo de capacidad mental. Antonio Andrés Pueyo, catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona, dice que «ahora se lee más; quizá no libros, pero sí navegando en Internet». La neurocientífica Maryanne Wolf (Universidad de Los Ángeles) afirma que la forma de leer en Internet es superficial, rápida, y que la pérdida de la lectura profunda lleva a la pérdida del pensamiento crítico. Y así, concluye, «quedamos a merced de los demagogos». Está en juego, avisa, la democracia. Miquel Escudero, matemático y escritor, comenta (El Correo, 8/10/18) que le preocupan las bobadas que se dicen y hacen, «sobre todo las que proceden de quienes nos gobiernan». Y se pregunta: «¿nos toman por tontos o nos quieren atontar?». Un tonto con voz pública o parcela de poder es un tonto peligroso, ese tipo de tontos «pueden destrozar un país, la convivencia, la vida» (Arturo Pérez-Reverte). Al final, todos nuestros males vienen de no leer. Para salvarnos de la tontería, hay que leer.

María Teresa Rivera, Urduliz (Vizcaya)


¿Presunto qué?

La presunción de inocencia consiste en que se presume que quien no ha sido condenado por sentencia firme es inocente. Por lo tanto, hablar del ‘presunto terrorista’ o ‘el presunto violador’ no tiene sentido si lo que se pretende es respetar la presunción de inocencia. Debería hablarse del ‘presunto inocente del delito de violación o estafa’, o lo que sea. Si siguen ustedes hablando de ‘presuntos delincuentes’, están presumiendo culpabilidad.

Viniendo tales afirmaciones de la pluma de un periodista, resultan un poco ridículas, pues son gente de letras y deberían dominar el significado de las palabras. Es una mala costumbre extendida en todos los medios. Incluso en las charlas y debates más solemnes de la televisión, periodistas de prestigio hacen el ridículo cuando, intentando respetar la presunción de inocencia, hablan de ‘presuntos agresores’, ‘presuntos estafadores’. O eso de: «Al parecer, el detenido habría, presuntamente, golpeado a su pareja/robado las joyas…». Si ustedes son el primer medio de comunicación en hacer un buen uso de la presunción de inocencia, será un pequeño paso para el periodismo, pero un gran paso para la humanidad. Los medios confunden sistemáticamente las presunciones con las sospechas. Pueden, si quieren, hablar del ‘sospechoso’ y, así, ni vulneran la presunción de inocencia ni hacen el ridículo.

J. M. I. R. (Correo electrónico)


Lo afortunados que somos

Soy una mujer recién trasplantada de riñón con un sistema vascular muy delicado. Por ello hago este escrito, para dar las gracias de manera especial al equipo de hemodiálisis del hospital San Rafael de La Coruña, por el tiempo que pasé allí recibiendo tratamiento de hemodiálisis. Son muy eficientes y sumamente empáticos con el paciente. Quiero agradecer también a los equipos de Nefrología y Vascular del CHUAC, grandes profesionales y muy cercanos al paciente. Me siento, además, muy agradecida con mi generoso donante y su familia. Esta experiencia me está haciendo ver lo importante que es la donación de órganos. Aunque el momento de la muerte de un ser querido es sumamente doloroso, se permite con la donación una mejora en la vida de otros enfermos. Invito por ello a una seria reflexión sobre este tema. Por último quiero resaltar lo afortunados que somos con nuestra Seguridad Social, que cuenta con auténticos profesionales de la medicina y nos permite acceder a estas operaciones quirúrgicas y a largos tratamientos muy costosos.

J. G. Correo electrónico

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Increíblemente maleducados

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Artesanos

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Artesanos

El bloc del cartero

Reivindica nuestra carta de la semana el valor de los viejos oficios y de los buenos y dignos artesanos que los desempeñaban. Un valor que no solo evoca, sino que demuestra, con una bellísima historia que recuerda a la que cuenta Jaroslav Seifert en Toda la belleza del mundo, acerca del encuentro, en su vejez, con la nieta de una muchacha amada en su juventud -si no la conocen, es buen pretexto para buscar el libro y leerlo-. Contrastan esa dignidad y esa belleza con la mugre y la fealdad que nos refieren otras cartas sobre la mala praxis de los poderosos de aquí y de allá; en particular, de esos que desde su convicción de impunidad, y su falta de escrúpulos, nos empobrecen y enturbian el aire que respiramos. Hacen falta más artesanos que alumbren la vida, menos tahúres que la ensombrezcan.

LA CARTA DE LA SEMANA

Reencuentro

Hace sesenta años dejé la casa familiar en Yanguas, un pueblo de Soria. A los niños de entonces nos gustaba observar a los artesanos. Mi preferencia: entrar en el taller del carpintero que me atendía con cariño y me daba trozos de madera para jugar. Este verano disfruté en esta casa familiar de un entrañable episodio. En el jardín corto una rama de un nogal que molesta al paso y, al notar su savia activa, tallo en ella un silbato con mi pequeña navaja. Por un camino anexo pasa un padre con dos niños de unos cuatro años.

Supongo que les ilusionaría el silbato y se lo ofrezco. Conversamos y les señalo un albergue próximo: «¿Estáis de vacaciones ahí en la casa rural?». «No -dice el padre-, tenemos una casa aquí. Conocería usted a Saturnino. Era el bisabuelo de mi mujer». Quedo admirado: «No solo a Saturnino, también a su padre, Ciriaco, que me acogía en su carpintería». ¡Estos dos niños son la sexta generación de Ciriaco! Los beso emocionado. Es hermoso devolver, tras ochenta años, en aquellos dos chiquillos, las atenciones que el viejo carpintero tuvo conmigo.  Juan José Osácar Flaquer. Zaragoza

Por qué la he premiado… Por la belleza del oficio y el alma de ese humilde carpintero, que hizo llegar un silbato, a través del tiempo, a sus lejanos descendientes.


Oh, dólares sanadores

«Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago ‘chas’ y aparezco a tu lado…». ¿Alguien recuerda este tema ochentero de Álex y Christina? Bueno; da igual. El periodista saudí Jamal Khashoggi, que entró en el Consulado saudí de Ankara y no volvió a salir, no cruzó una pared ni, mucho menos, apareció al lado de su familia y amigos. ¿Hizo ‘chas’ y se evaporó? Todo apunta a que el ‘chas’ se lo practicaron a él hasta convertirlo en picadillo y así sacarlo en bolsas de papel, más ecológicas.

Demasiada delicadeza medioambiental, viniendo de un grupo torturador/descuartizador, encabezado por un forense. En sus últimas colaboraciones con importantes medios, Khashoggi denunciaba la falta de libertades en su país y la incredulidad sobre cambios a corto plazo. Error letal. De repente, unos países se vuelven ciegos y otros, sordomudos. ¡Oh, dólares sanadores de todos los pecados capitales! Al Jubeir, el primer responsable de Exteriores, dijo: «Estamos decididos a castigar a quienes sean responsables de este crimen». ¿Habrá algo que el petróleo, tan negro, tan fúnebre, no pueda comprar o purificar?

Alberto Fernández Araújo, Barakaldo (Vizcaya)


Hotel Lledoners

Desde que se hizo el traslado a Cataluña de Junqueras y compañía, todos sabíamos
-también quienes lo decidieron- que la prisión en manos de Torra se convertiría en un hotel. Ahora se confirma. piscina olímpica, jardines, recintos propios, visitas a todas horas, salas de reuniones y, como han denunciado los sindicatos, se ha expulsado a la gente conflictiva de su entorno.

Que nada los moleste. Es indignante que TV3 nos los venda todo el día como angelitos y mártires. Son personas que se burlaron de la Justicia -todos recordamos sus fotos riendo con las notificaciones judiciales al lado-, que pisotearon las leyes y que dilapidaron cinco millones de euros (casi mil millones de pesetas) a costa de todos los ciudadanos. Y ahora están tratados como vips y «haciendo largos en la piscina olímpica», como denuncian los funcionarios. Indignante.

Carmen Maciá (Barcelona)


Algo peor que la corrupción

Parece que la corrupción es el non plus ultra de las maldades de un político y a veces de un empresario. Pero no es así. Si un político exigiese un diez por ciento, pero se hiciese lo que hay que hacer y como hay que hacerlo… El problema es que ese tres o diez por ciento conlleva ponerse en brazos del que proporciona el servicio. Este lo sabe, y se aprovecha, dando menos calidad y/o cantidad. Es humano. El corrupto calla, otorga, y siempre es consciente de un cierto riesgo que conlleva. Pero, como hasta ahora no lo habían pillado, se ha confiado. Supongamos construir un auditorio, no muy necesario, y con presupuesto desorbitado. El corrupto empuja todo lo que puede. Y la empresa ganadora lo hará bien… o no demasiado bien. La corrupción es como andar con una pata de palo.

Ramón Gavín (Correo electrónico)


Gracias, Señor

Por esos ratos en los que pensé que era uno de los mejores vicepresidentes de nuestra historia y que sería un gran presidente para España. Por sentirme orgulloso de que un español alcanzase la presidencia del Fondo Monetario Internacional. Por hacerme creer que llevaría a Bankia a la cima de las entidades financieras. Por descubrirme finalmente su realidad. No hay nada más lamentable que creer en alguien que no lo merece.

La verdad resulta decepcionante al principio, pero gratificante después. Su comparecencia en el Congreso resultó lamentable, fuera de la realidad que le va a llevar a prisión. Parecía aún creerse ministro de Economía, poseedor de la verdad absoluta y con una sabiduría superior al resto de los mortales. Ni un ápice de autocrítica, de reconocimiento de su nefasta gestión y, sobre todo, de sus actuaciones al margen de la ley. Pero, sobre todo, gracias por hacerme sentir orgulloso de mi país. Es cierto que España está repleta de vividores, truhanes, buscavidas, vendedores de humo, ladrones… como siempre los ha habido. Pero ahora muchos se conocen y van a la cárcel.

Roberto Rodríguez Vesga (Bilbao)

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Grullas

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Grullas

EL BLOC DEL CARTERO

Una bandada de grullas sobrevolando los campos riojanos con rumbo sur sirve a uno de nuestros lectores para echar de menos, entre quienes llevamos en la cartera un DNI español, esa unión que a ellas las hace fuertes y capaces de completar una y otra vez, desde tiempo inmemorial, un viaje de miles de kilómetros. Son estas aves un símbolo poderoso, una imagen rotunda de solidaridad por un objetivo que se persigue en común. Los rusos tienen una bella canción –titulada así, Grullas– que ve en ellas las almas de los soldados muertos por defender la tierra de todos. Triste es que esa imagen evoque una realidad entre nosotros inexistente. Triste es que haya, a diestro y siniestro, quienes ponen todos sus afanes, energías y astucias en separarnos y dividirnos cada vez más. Triste es que les dejemos.

LA CARTA DE LA SEMANA

Con el morro por la parva

La frase, como tantas, se la debo a mi madre, que la adquirió de sus antepasados en una época en la que en su pueblo, como en tantos de aquella España rural y pobre, se administraba la miseria arrancándole a la tierra lo poco que daba para comer.

Cuando se trillaba con un trillo de pedernal tirado por un animal de carga, este intentaba alcanzar del suelo algún bocado de mies, y si quien trillaba se descuidaba, la bestia empezaba a llevar el morro por la parva. Lo mismo hacían las personas: si se daban a los dispendios sin mirar si alcanzaba o no, si llevaban el morro por la parva con frecuencia, la ruina estaba asegurada. Pero, con el tiempo, una cierta bonanza económica, la publicidad y los derechos de todos a aprovechar el estado del bienestar, esta sociedad ya no calibra los límites hasta los que puede llegar y, hala, todo dios con el morro por la parva. Unos se entrampan o se arruinan y otros, los sinvergüenzas, meten las manos en las cajas de todos. Tal vez necesitaríamos que alguien nos pusiera lo que el trillador precavido a las bestias: un buen bozal para no coger lo que no debemos.

Antonio Valero Gracia (Correo electrónico)

Por qué la he premiado… Por devolvernos esa sabrosa expresión de nuestros ancestros que tanto conviene a lo que describe.


La unión hace la fuerza

Desde lo alto del monte Laturce observo los campos riojanos donde tuvo lugar la batalla de Clavijo. Hago un esfuerzo e imagino el movimiento de las tropas cristianas del rey Ramiro I, que con ayuda del apóstol Santiago derrotaron a los musulmanes en el lejano año 844. Mucho ha cambiado nuestra tierra desde entonces. Aunque esta batalla y otras tantas que vinieron después hicieron que la España de hoy sea la que conozcamos. La tarde declina y levanto la vista hacia los lejanísimos Pirineos cuando veo aproximarse una bandada de grullas, que, puntuales como todos los años, incluso como aquel 844, cruzan la Península.

Me fascina verlas volar agrupadas, sabiendo que el esfuerzo conjunto de todas ellas las hará retornar en primavera en dirección norte. «La unión hace la fuerza», pienso mientras oscurece.  Ojalá aprendamos algo, aquí en nuestro país, de lo que la naturaleza nos muestra allí arriba, a apenas unos centenares de metros del suelo. La oscuridad es total cuando entro en el coche y en la emisora Robe canta esa nana que dice: «Duérmete, que ya se ha ido el sol. Que tenía que hacer, dijo, y se marchó. Y prometió volver al amanecer….».

Pablo Barrasa Foncea, Fuenmayor (La Rioja)


Nápoles también es Europa

Basura, muerte, amianto, plomo, residuos radiactivos, cáncer, no bebas o mueres, mi sangre está envenenada, me he quedado estéril, aquí se bebe el uranio, zona catastrófica, limpiar: misión imposible, un médico desesperado, camorra, Nápoles, Italia… Esto es el siglo XXI de la Europa del Primer Mundo, de la Europa tecnológica y vanguardista, de la Europa solidaria, de la Europa civilizada, de la Europa dialogante, de la Italia culta, de la Italia de las mil culturas, de la Italia de las mil obras artísticas, de la Italia donde todo es imagen y diseño, de la Italia más innovadora. Daría igual que sustituyéramos el nombre de Italia por cualquiera de los otros países de la vieja Europa, porque en todos tenemos nuestras propias camorras, nuestros propios basureros, nuestras propias miserias, nuestras propias aguas envenenadas, nuestras propias contradicciones sociales, económicas y políticas.

Nápoles es uno de los mejores espolones de nuestra cultura errática, injusta, antisocial y contradictoria, donde se conjugan de forma perfecta la riqueza y la miseria, el orden y la camorra, el último diseño vanguardista de un vehículo y el pozo más putrefacto del mundo. La basura y la contaminación se mueven tan tranquilamen-te por sus calles, por nuestras calles, que ya no le damos la menor importancia a nada, estamos curados e inmunes ante cualquier problema social, por muy grande que este sea.

Jesús López Flor, Castellón


Redistribución de la renta

Parece ser que la renta por persona de España en 2017 fue de 38.286 dólares. A una unidad familiar de tres miembros –un matrimonio con un hijo– le hubiera correspondido una renta del triple de dicha cantidad: 114.858 dólares para todo 2017. Es evidente que en España existieron recursos económicos con los cuales afrontar la vida cotidiana sin demasiadas dificultades. ¿Por qué no fue entonces así? Definitivamente, por una redistribución de la riqueza realizada de un modo inapropiado. Si se asignase la sexta parte de los 114.858 dólares que se disponían para una familia de tres miembros, esta hubiera podido sobrevivir dignamente.

Sumando más miembros a la unidad familiar, el dinero disponible hubiese sido equivalente e incluso más rentable, ya que los gastos de la vivienda son, hasta cierto punto, similares cuando el número familiares aumenta. El sistema de redistribución de la renta es crucial en el instante de tratar de encontrar la solución al problema de la sostenibilidad de las pensiones y a la crisis demográfica y económica. Todo intento de minimizar la importancia de la redistribución de la riqueza, de forma equitativa, terminará en un deterioro del tejido social, en su conjunto, inevitablemente.

Alberto Jesús Lereu Sanchis, Catarroja (Valencia)

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Gigantes

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Gigantes

El bloc del cartero

Somos impresionables y a menudo nos olvidamos de lo esencial. Elevamos a los altares de la banalidad a seres humanos con nuestras mismas flaquezas, o peores, e ignoramos en cambio a semejantes que nos aventajan en abnegación, esfuerzo y pundonor. Incluso cuando los tenemos al lado, tan cerca que no podemos decir que no los vemos. Sencillamente no los miramos, quizá porque la vista se nos va a una de las mil pantallas que nos la tienen permanentemente distraída con reflejos de lo que a menudo no existe (o existe de modo bien distinto de como nos lo muestran). A pararnos a mirar a esos gigantes invisibles, a esas personas que muchas veces en silencio hacen que la vida sea más digna de ser vivida, en todos los aspectos, nos invita esta semana una de nuestras cartas. No es un mal ejercicio.

LA CARTA DE LA SEMANA 

Historia de mi primer bolígrafo

Tengo que remontarme al año 1948, cuando estaba cumpliendo el servicio militar en Madrid y sufrí un arresto de quince días en los calabozos de plaza del Regimiento León número 38 por faltas reincidentes en los servicios de la compañía. Allí existía una gran camaradería, y un día llegó un soldado al que habían cogido en el Metro robando y, entre otras cosas, llevaba un lápiz que escribía con tinta. Yo me quedé prendado y le dije que me lo tenía que vender y que le daría todo lo que yo tuviera, y en efecto tenía un paquete de comida en los bolsillos, unas setenta y pico pesetas. Cerramos el trato y nos comimos entre todos el paquete.

Me gustó más el bolígrafo porque tenía tinta verde, que he seguido usando y con la que escribo esta carta a los 92 años. Me permito informar de cómo se inventó el bolígrafo, allá por el año 1938: fue gracias a Laszlo Josef Biro, en Hungría, y le tuvo que ayudar un hermano suyo que era químico por la mucha dificultad en conseguir darle fluidez a la tinta para pasarla por la bola del final. Soy coleccionista de bolígrafos, con incontable número de ellos, y solo me falta el suyo, que espero merecer. Les quedaría eternamente agradecido.

Alejandro Martín Cascón, Plasencia (Cáceres)

Por qué la he premiado… Por ennoblecer con el afecto y el recuerdo ese objeto cotidiano, dándole alma y valor


Alcoa

Para algunos, Alcoa es solo el nombre de una multinacional del aluminio que cerrará sus factorías de La Coruña y Avilés. Pero yo asocio ese nombre con mi hermano político, José Manuel, que trabajó en la fábrica coruñesa casi cuarenta años sin coger una baja; que cada día se levantaba de madrugada para ir a su puesto; que hizo una labor eficiente al servicio de la empresa; que cuando le correspondió jubilarse pidió una prórroga para continuar un año más. Después, el alzhéimer lo fue sumiendo en una noche oscura y murió pocos meses antes de que su antigua empresa decidiera cerrar la fábrica a la que tanto tiempo dedicó.

Ojalá el tesón y la valía de quienes como él hicieron de ella una industria señera no caigan en saco roto y se dé marcha atrás al cierre que dejaría a cientos de eficaces trabajadores sin su forma de vida.

Pedro Feal, (La Coruña)


Mañana lo harán con nuestros hijos

En noviembre de 2015, en un viaje en autobús, descubrí a una menor de Sierra Leona que viajaba a mi lado y que estaba siendo traficada con fines de explotación sexual. Secuestrada, viajaba en contra de su voluntad a Vigo.

Le escondí un teléfono móvil y, tras varias noches sin dormir, recibiendo sus llamadas de treinta segundos de sollozos y terror, mi colaboración con la UCRIF sirvió para desarticular una red internacional. La Policía me felicitó y me dijo que me propondrían a una medalla al mérito civil, que era la primera vez que un ciudadano se implicaba así en un caso. El juez instructor quiso felicitarme también. Le dije que, «cuando se deja a personas sin escrúpulos ni respeto por la vida, su negocio lo harán hoy con los desprotegidos, pero mañana con nuestros hijos». Al leer las narraciones (filtradas en las escuchas del comisario Villarejo) de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, sobre el viaje a Colombia en el que, dijo, vio a jueces y fiscales que se iban con menores, y ante su falta de valor por denunciar ese delito, recuerdo por desgracia un poco mejor aquellas palabras que dije a la Policía y al juez.

J. F. P. (Correo electrónico)


A hombros de gigantes

Isaac Newton dijo: «Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes». Con esto señaló que la ciencia es una serie de limitados progresos, cada uno asentado en los anteriores. Meses atrás, tras el congreso anual de la Asociación Americana de Oncología en Chicago, le pregunté a un compañero que estuvo qué le había impresionado más. «Una conversación en los urinarios del hotel», me dijo. Un empleado se afanaba en reponer papel, limpiar y ordenar los elementos de la encimera del lavabo. Al salir, mi compañero le dijo: «Duro trabajo, ¿verdad?». El empleado respondió. «Sí, pero este trabajo es importante para que todo esté bien dispuesto para el cliente». Hace unos días, en la planta de hospitalización donde atiendo a mis pacientes, el familiar de uno de ellos me dijo: «De las cosas que más hemos agradecido estos días es la profesionalidad y cariño de los auxiliares que han limpiado y aseado a nuestra anciana madre». Un enfermo que no puede moverse de la cama por su fragilidad es aseado y limpiado con una técnica aprendida en el periodo de formación y perfeccionada con la práctica, pero que solo es útil si se aplica con el afecto del buen profesional. El empleado del hotel y la auxiliar del hospital también son gigantes. Gracias a sus hombros se construye una sociedad mejor.

José Vicente Quiles Latorre (Correo electrónico)


Reciclar

«Mamá, ¿tú sabes qué es reciclar?». «Lo que hacemos al tirar el vidrio al contenedor verde, el cartón en el azul y los plásticos y envases en el amarillo. Así se crea una especie de círculo en el que lo que empieza como envase, bien tratado, se puede volver a utilizar, y así todo vuelve a su origen». «Es que hoy en clase nos han enseñado un vídeo sobre los océanos, hay muchos de los plásticos que usamos y tiramos que acaban en el mar y forman islas flotantes, y con la fuerza del agua y del sol se van haciendo tan pequeñitos que los peces se los acaban comiendo. Si luego nosotros nos comemos a los peces, es otra forma de reciclar, ¿no?

Teresa Abad López de Guereñu (Vitoria)

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‘Tonto-listos’

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‘Tonto-listos’

El bloc del cartero

El neologismo lo acuña uno de nuestros lectores en una carta que lanza una mirada feroz sobre la llamada ‘clase política’, en la que sitúa el hábitat preferente de los que obedecen a la condición que su paradójico adjetivo pretende designar. Es posible que los ‘tonto-listos’, si existen tal y como nuestro lector los describe, medren más allá de las siglas políticas en tantos entornos donde lo que cuenta no es la calidad del entendimiento, sino la astucia y la rapacidad. Y resulta por otra parte evidente, y sería injusto omitirlo, que a la política se acercan también personas capaces y de limpia intención que a menudo se dejan en ella más de lo que sacan. La idea, con todo, resulta sugestiva para calificar, por ejemplo, a las sociedades que permiten prosperar y aun recompensan al pillo ignorante. ¿Hay países ‘tonto-listos’?

LA CARTA DE LA SEMANA

Gracias, hospital del Barbanza

Por la humanidad prestada a mi tío en los dos últimos años de su vida. Allí acudí con él después de haber sido prácticamente desahuciado por un hospital ‘de los grandes’ porque no sabían qué hacer con él, que cada día estaba peor y lo enviaban para casa, para morir.

En el hospital del Barbanza (comarca de Coruña) apostaron por mi tío, que a sus noventa años aún conducía, navegaba por Internet, leía el periódico a diario. Y gracias a esos quince días más de antibiótico y cuidados lo tuvimos entre nosotros dos años más y, aunque dependiente, pero con ayuda de HADO (maravillosos), el 061 y el centro de salud de Xuño (también maravillosos), aquí estuvo, tomando decisiones, contándonos historias, haciéndonos compañía e interesándose por las noticias del mundo.

Los últimos veinte días de su vida estuvo ingresado, luchando entre la vida y la muerte, pero gracias a la doctora Lijó y los demás médicos, enfermeras, auxiliares y demás personal se fue en paz, sin sufrimiento, porque allí no escatimaron humanidad para que así fuera.

María Dolores Pouso Carballo, Puero del Son (La Coruña)

Por qué la he premiado… Por mostrar, con una historia tan sencilla como inapelable, lo que puede llegar a valer el esfuerzo, la ciencia, el arte de alargar una vida


Corriendo por la vida

Vivimos cada vez más en lo complicado. Todo es una pura carrera hacia lo imprevisible y en un entorno de intranquilidad. El otro día lo hablamos en mi trabajo, la forma en que nos movemos con tanta precipitación, sin pensar, al menos, si estamos haciendo lo correcto. Esta es la explicación de tantas meteduras de pata que, luego, sufren terceras personas, en nuestro caso, los usuarios del servicio de Justicia, donde llevo treinta años. Pero lo que sirve como ejemplo en lo laboral también, y con más sentido, en el resto de nuestras actividades, incluso en las, en apariencia, más insignificantes, que en verdad son las más importantes.

El valor de lo sencillo. Será por los años, que te ofrecen aprender de tus errores, única fuente en la que adquirir más sabiduría y no solo conocimientos. ¡Qué razón llevaba mi abuelo al decirme, de niño: «No corras, piensa y luego actúa»! Sin embargo, tan fácil es decirlo como no aplicarnos el cuento. Así tropezamos una y otra vez. Será cuestión de esforzarnos más. Por supuesto, errar es aprender.

Julio José Elías Baturones (Sevilla)


Los ‘tonto-listos’

Cada ser humano es diferente por atributos habitualmente antagónicos. La mayoría de las cualidades son excluyentes (un alto no puede ser a la vez bajo), pero en la categoría de listos y tontos ambas cualidades pueden convivir en alguien. Así surge la figura del ‘tonto-listo’, que ante todo es tonto. Su coeficiente intelectual, bajo; su nivel académico, pobre; y su conversación, simplona. Todo el mundo (con excepción del resto de ‘tonto-listos’) lo ve como un tonto. Sin embargo, el ‘tonto-listo’ a su vez es listo por su habilidad para prosperar sin merecerlo. Incapaz de trabajar por cuenta propia o ajena, encuentra su hábitat perfecto en los partidos políticos. Pega carteles electorales, hace bulto en los mítines… Y pasan los años hasta que consigue su objetivo: un puesto en un ente público. Y ahí es donde se hace fuerte. Para ello hará piña con otros ‘tonto-listos’ en igual situación formando auténticas redes. Y así anda España. Gobernada por ‘tonto-listos’ desde los capilares de la municipalidad hasta las más altas esferas del poder nacional. Un entorno tóxico e ineficiente, donde prima el interés personal sobre el público; donde lo importante es perpetuarse en el puesto y donde los que mandan ni quieren ni saben gobernar. ¡Así nos va!

Alberto Rojas Bueno (Málaga)


Cuestión de confianza

En España tenemos un problema que nos diferencia del resto de Europa. No es político o social (que los hay), sino moral. Tenemos un grave problema de confianza. ¿Por qué no puedo estar tranquilo al dejar mi bici apoyada unos minutos delante de una tienda? ¿Por qué debe haber revisores en el metro y vallas para asegurarse de que pagamos? En otros países europeos no le dan importancia a dejar la bici o el patinete sin vigilar: no creen que alguien los vaya a robar. La gente compra su billete haya o no haya revisor. Todo esto se debe a un problema educativo desde que somos pequeños. El Gobierno debería insistir más en estos aspectos. Aquí, se crea o no, cuando eres chaval, no se te mira mal si incumples la ley. Es una pena y debemos cambiar.

José Manola Escrivá de Balaguer (Correo electrónico)


Medida del envejecimiento activo

Dicen que «lo que no se mide no se puede mejorar». Por ello, cada dos años la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas (Unece) y la Comisión Europea diagnostican la situación de la población mayor a través del Índice de Envejecimiento Activo (AAI), para planificar acciones y controlar los efectos de las políticas públicas. El índice se compone de 22 indicadores, agrupados en cuatro categorías: empleo, parti-cipación social, vida independiente y segura, y capacidad para un envejecimiento activo. En 2018, España tiene una puntuación de 33,6, por debajo de la media europea (35,7), y aparece en el mediocre puesto 18 entre los 28 miembros de la UE, pese a la mayor participación política en los últimos meses, con las multitudinarias actuaciones en defensa del sistema público de pensiones.

Fernando Serrano Echeverria, Éibar (Guipúzcoa)


Presuntos privilegios

Me resulta sorprendente ver la opinión de algunas personas en referencia a los presuntos privilegios de los que -dicen- estarían gozando los políticos catalanes encarcelados, cárceles con piscina, jardines, recintos propios… Me imagino que, antes de que llegaran los políticos, estas cárceles ya disponían de dichas instalaciones. Yo solamente les quisiera recordar a estas personas que estos políticos, algunos de ellos con hijos pequeños, hace ya un año que están en estas cárceles-hoteles privados de libertad sin haber sido juzgados todavía.

Albert Caballé, Alella (Barcelona)


Bélgica, condenada

El viernes 9 de noviembre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo ha condenado por unanimidad a Bélgica por vulnerar los derechos fundamentales. El TEDH considera que ha existido en la Justicia belga una grave violación del artículo 6.º de la Convención Europea de los Derechos Humanos. De hecho, España es uno de los países de Europa con menos condenas del TEDH por vulnerar derechos humanos (tan solo 6 condenas el año pasado), por debajo de democracias consolidadas como las de Austria o Suiza; en cambio, Bélgica ha sido condenada en más del doble de ocasiones (hasta 13 veces) que España. Me ha sorprendido que esos grandes defensores de la vida, la libertad y los derechos humanos como Arnaldo Otegui y Puigdemont, en su estancia en Bélgica, no hayan criticado duramente a la Justicia belga y la hayan comparado con Turquía.

Antonio Sanz (Lérida)


Números y letras

Afirmaba domingos atrás David Trueba en XLSemanal que a los números les tenemos un respeto que no guardamos por las palabras, y se preocupa con bastante razón por los algoritmos que en Internet actúan como si lo supieran todo sobre nosotros. Creo que somos una red de palabras que ha evolucionado hasta poder diseñar una red de números que no sabemos usar bien todavía. El problema posiblemente sea que la red de números funciona mejor con más números y la red de palabras, con menos palabras. Pasamos muchas horas alimentando estos algoritmos, por lo que cada vez funcionan mejor, aprovechando toda la información que les damos. Nuestra red de palabras apenas se usa eficazmente, circulan infinitas y a grandes distancias gracias a la red de números, pero pocas veces en comparación son usadas realmente para conocer y comunicar.

Javier Sáez-Benito Suescun (Zaragoza)


Amenazantes paralelismos

Qué triste encontrar tantos paralelismos entre la España de los años treinta y la actual. Tras lograr una Constitución de consenso modélica en 1978, la reciente fragmentación de derecha e izquierda en varios partidos remeda a la que operaba en aquel terrible pasado donde la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y el Frente Popular aglutinaron a las organizaciones políticas de ambos lados. Que un exaltado planee un atentado contra el presidente del Gobierno nos retrotrae a la barbarie que condujo a España a la infame Guerra Civil de 1936; no es únicamente un intento de asesinato contra la máxima autoridad, sino contra todos nosotros, pues en el fondo trata de revertir cualquier espíritu de libertad.

Los grandes desniveles socioeconómicos de hoy en día se asemejan a los de aquellos años pasados; las demandas regionalistas vuelven a anteponer sus intereses particulares por encima de los comunitarios, y en el exterior aparecen personajes tan siniestros como Donald Trump, émulo de los dictadores de los años treinta del siglo pasado. En esta vorágine tecnológica que cambia el mundo cada día, perfectamente comparable a la acontecida en los años posteriores a la Gran Guerra de 1914, solamente dos cosas nos diferencian de aquel lúgubre pasado: la inexistencia de un anarquismo realmente organizado y la sedimentación de unas Fuerzas Armadas auténticamente democráticas y libres, bien formadas y al servicio de la ley pactada por todos los ciudadanos. Esto último alienta un auténtico espíritu de esperanza.

Pedro Pinós Laborda (Zaragoza)

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Musulmanas

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Musulmanas

El bloc del cartero

Plantea un lector una idea tan sugestiva como provocadora: que hay una revolución en marcha, de una trascendencia definitiva, y que quienes la protagonizan son las mujeres musulmanas. Asociadas de manera usual a una imagen de sometimiento, sorprenderá a muchos que se las considere siquiera como agentes revolucionarios, con la capacidad de transformar la Historia. Encarna esa lucha, entre muchas otras, una humilde mujer africana que se rebela contra la tradición que la obliga a mutilar a su hija, según la lectura bárbara que los suyos hacen del islam. Es todo un alarde de insumisión esta defensa de la dignidad de una niña a cargo de su madre contra la cruel cultura heredada. En su gesto, sin duda, la libertad y la civilización asoman con fulgor de esperanza. Más que en otros que reciben mayor atención.

LA CARTA DE LA SEMANA

Cuatro héroes

Mujer irrepetible mi prima Pilar, con su marido, David, padres de dos hijos con parálisis cerebral. Cincuenta años sobre sus espaldas, llevándolos consigo dondequiera que fuesen. Héroes los cuatro de carne y hueso, siempre felices y risueños. Pilar, en silencio y con decisión, ha ido luchando por atenuar ese tiempo veloz que a todos se fue llevando por delante. primero, papá; luego, mamá; hace muy poquito, su hermano… y, al final, los cuatro solos.

Ya no quedan vacaciones juntos como hasta hace poco, cuando Pilar, con su bonita voz, enhebraba canciones con las que encandilar a sus hijos, fans incondicionales, o distraer a veraneantes enganchados a la fiesta de cualquier hotel, costa o montaña en que estuvieran y escuchar aplausos o risas mientras iba tapando las rendijas por donde, a los cuatro, se les ha ido colando la vida. Pilar, la columna, contempla hoy cómo David, su marido, se ha ido enganchando despacito al alzhéimer, forzándola a llevar a una residencia a sus hijos, que, impacientes, la esperan el fin de semana cuando ella los saca para compartirlo en casa, y los regresa el lunes, hasta que puedan viajar juntos de nuevo a ese lugar donde siempre permanecen los sueños.

Ángel Quiñones (Tarragona)

Por qué la he premiado… Por darle sentido nuevo, rotundo y pleno a ese concepto, el de heroísmo, del que tanto y de manera tan hueca se ha abusado a lo largo de los siglos.


Audio

Ayer recibí un archivo de audio en mi teléfono móvil y lloré al escucharlo. Llevaba un año sin saber nada de aquel muchacho. Hacía un año y medio, mis compañeros de emergencias (enfermera, técnicos, bomberos) y yo nos habíamos esforzado en sacarlo de aquel vehículo estrellado en que se encontraba atrapado. Colocamos su cuerpo inerte e inmovilizado en una camilla, lo intubamos, lo hicimos respirar, lo sondamos, le administramos medicación y lo llevamos a un hospital.

Hace un año mi cabeza bulló pensando que tenía una mínima posibilidad de sobrevivir y que, si no lo hacía, su familia decidiría tal vez donar sus órganos para salvar a otras personas. En el audio, la voz balbuceante de aquel chico de 19 años me comunicaba que estaba vivo, en rehabilitación, y me prometía una visita. Me había encontrado a través de familiares de amigos para darme las gracias por aquella asistencia de hace un año. Hoy le doy las gracias yo a él, pues su agradecimiento nos consuela, anima y alienta a servir lo mejor posible en nuestra dura labor de emergencias.

Samuel García Moreno (Logroño)


La oficina de ‘coworking’ más grande de España

De moda están ahora las oficinas coworking, esas ‘ofis’ que parecen jugueterías para mayores con cafés baratos y tubos por el techo. Fábricas de ideas, juntar sinergias para ser los mejores empresarios.

Haces contactos y el ‘curro’ se supone que sale mejor, más creativo, más genuino. Actualmente y sin saberlo, me he dado cuenta de que hace algunos meses pertenezco a una oficina de trabajo colaborativo. ¡Es el INEM! La oficina de coworking más grande de España. Cada cierto tiempo vas con tu tarjeta a sellar y te dan un abrazo. Coges tique y siempre hay ambiente. Es como un after laboral, pero sin copas. Y ahí sigo. A ver qué pasa.

Javi Burgueño (Zaragoza)


Será

Con escrupuloso cuidado (soy de pulso tembloroso) recorto una foto de un periódico. En ella se ve el abrazo de una hija a su madre. La madre se llama Aminata Soucko. Recorto esa foto para poder enmarcarla cuando halle algo de tiempo. Esa foto supera con creces -en estos momentos y circunstancia- al icónico cuadro de Delacroix La libertad guiando al pueblo. Aminata se ha sublevado contra la ablación.

Aminata no guía pueblos -eso es cosa de bribones-, Aminata guía a sus hijos. Y los guía por el sendero de una libertad que a ella otros le han negado. Eso es una revolución. Digo más aún. eso es, y será, la revolución más satisfactoria de la historia. Esa revolución llegará de manos de las mujeres. Sí. De la mujer musulmana. Será lenta, pero será la más efectiva -y digna- revolución de la historia. Será.

Francisco García Castro (Estepona)


Valores y sentido crítico

El valor democrático no consiste en manifestarse a favor de alguien con el que se está de acuerdo en todo; sino que la gracia del asunto, lo verdaderamente difícil, se encuentra en manifestarse también a favor de que alguien con el que no compartes forma de pensar pueda expresarse libremente, sin que por ello tenga que sufrir ningún atentado o boicot. Cuando nos manifestamos hace unos años con carteles en los que se podía leer «Je suis Charlie», no fue porque todos fuésemos fanáticos de la revista satírica francesa; de hecho, si uno no había vivido en Francia, era poco probable que supiera de la existencia del semanario Charlie Hebdo. Sin embargo, la gente salió a defender a sus dibujantes, muertos y heridos, contra un movimiento terrorista que pretendía aniquilar a todo el que pensara fuera de sus límites enfermos de radicalismo. Por eso mismo siento tanta rabia con las noticias nacionales, todas ellas partidistas, en las que se pide voz en grito el boicot contra tal y cual personaje que ha ofendido a una parte de la población, cada vez más proclive a ello, mientras perdemos el sentido crítico ante los verdaderos problemas que nos afectan a todos por igual. Tal vez, si nos ofendiésemos más con quien nos roba y menos contra quienes nos azuzan, esto tuviese arreglo.
Tal vez.

Eduardo Fernán-López, Villalpando (Zamora)

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Dignidad

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Dignidad

El bloc del cartero

Alguien, antes de que llegue a sembrarse siquiera la sospecha de que puede ser un pelele de otros, fulmina cualquier interpretación en ese sentido declinando el alto nombramiento para el que se le propone. Una insólita lección de dignidad, como pondera uno de nuestros lectores, que pone en su justo sitio unas cuantas cosas. En primer lugar, el empaque y la calidad ética del «guasap senatorial» –ingeniosa combinación verbal– o «guasap a lo bonzo» que precipita los acontecimientos. En segundo lugar, el valor profesional de quien ostenta una posición por su brillantez indiscutida, y no por ser un mero tributario de los untuosos favores del poder. Cuanta más gente sea quien es por lo que ha demostrado que es capaz de hacer y de seguir haciendo, menos pasteleo habrá de quienes solo deshacen.

LA CARTA DE LA SEMANA

La visita al ginecólogo

Los testimonios que leí en XLSemanal impresionan. Pero no son los únicos. Hace tiempo me detectaron una tasa alta de PSA y otra muy baja de PSA relativo. Le comento al urólogo lo de la cifra baja y me responde brutalmente que cuanto más cerca de cero esté esa cifra, más alta es la posibilidad de un cáncer de próstata. Sin darme tiempo a asimilar la noticia, me dice que hay que hacer un tacto rectal para confirmarlo, y me lleva a una sala anexa. Una puerta que da al pasillo está entreabierta. Comienza la exploración y siento que busca la próstata en mi interior de forma brutal. En vez de mirar a otro lado, me mira fijamente a no más de diez centímetros de mi cara. Cuando termina, me dice que hay que hacer una biopsia. Pregunto si se apoyará en alguna máquina para más precisión y casi se ríe. Busqué una segunda opinión con un eminente profesor en Francia. Repitió las pruebas, con respeto absoluto a mi intimidad. Me operaron en Burdeos, con ayuda del robot Da Vinci, y no me ha quedado ninguna cicatriz. La única, el desagradable recuerdo del trato recibido por el médico de la (in)Seguridad Social.

E. P. S. Correo electrónico

Por qué la he premiado…Por la sinceridad, el valor y la conveniencia de contar algo que otros callarían.


Elogio de la dignidad

Un guasap senatorial revela una penosa confirmación, en palabras de quien guasapea, del control «desde atrás» de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (TS), desatando un tsunami judicial. De modo descarnado afloran los peores augurios para la ya maltrecha confianza ciudadana en la Administración de Justicia. La decisión de Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda del TS, autodescartándose como futurible presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del TS, le honra como persona y miembro de la carrera judicial. Ha dado, con su hidalgo comunicado, una majestuosa lección que debiera ser imitada por los publicitados y nonatos vocales destinados a ser parte del CGPJ para, de una vez por todas, decir ‘basta’ a cualquier intento de interferencia política en la configuración del órgano de gobierno del Poder Judicial. La calidad humana, profesional, ética y jurídica de tan brillante y destacado jurista es un ejemplo. Lo grave es que los vergonzosos cambalaches políticos salpican al Supremo y le colocan en una difícil tesitura.

José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona)


A todos por igual

Año 1863, llega a Badajoz, Extremadura, el primer tren internacional desde Elvas, Portugal. La primera línea nacional fue hasta Ciudad Real. Hoy, año 2018, en Extremadura seguimos teniendo trenes de hace casi dos siglos: impresentable que desde Cáceres se tarde seis horas en llegar a Madrid por vía férrea, que tanto los políticos regionales como los estatales no hayan tenido el valor de ponernos un tren de este tiempo: toda capital de provincia debería estar hoy conectada con Madrid por AVE y no solo unas elegidas, porque Toledo está a tiro de piedra en coche y se les dio tren. Como extremeño residente en Zaragoza, pido que de una vez por todas se trate a todos los españoles por igual como a los turolenses y cualquier otra comunidad olvidada por el Gobierno Central.

Luis Ramón Castro Pérez (Zaragoza)


La maternidad con el ‘brexit’

Hace seis meses tuve una nieta, la primera. Su madre, mi hija, de treinta años, está desde entonces dedicada a ella en cuerpo y alma. Las dos, junto con el padre de la criatura, también español, viven cerca de Londres. Llevan trabajando seis años en multinacionales americanas y ambos son ingenieros de Telecomunicaciones. Al dar a luz, mi hija solo tuvo derecho a cuatro semanas de permiso pagadas con un 90 por ciento del sueldo y a un subsidio de 400 libras mensuales durante otros tres meses. El padre tuvo apenas dos semanas libres. A partir de ahí, ella puede estar hasta un año sin trabajar, pero sin cobrar. Llevar a la niña a una guardería normal le costará un mínimo de 1500 euros al mes. Como se ve, todo son facilidades. El caso es que, además, su empresa ha aprovechado la coyuntura para cubrir (casualmente con un hombre) su puesto de trabajo. Cuando deba reincorporarse en enero, no tiene, a priori, puesto al que volver, lo cual le produce cierta incertidumbre y la sensación de que sus posibilidades de promoción se han visto afectadas por su maternidad. Visto lo visto, 1: a lo mejor, en España no estamos tan mal; 2: ¿por qué a las mujeres se nos sigue castigando sutilmente por ser madres a estas alturas del siglo XXI?

Ana Merino, El Sauzal (Santa Cruz de Tenerife)

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Mocos

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Mocos

BLOC DEL CARTERO

Nunca unos mocos -para más inri, fingidos- dieron tanto de sí. La ocurrencia de un cómico de hacer en un gag que se sonaba con una bandera -no una cualquiera, sino la que siente como suya mucha de la gente que lo vio- ha traído cola, crítica y hasta una imputación penal. Lo primero y lo segundo no debe sorprender a nadie, tampoco al cómico ni a quien le escribió el guion. En estas páginas encontrarán otras dos expresiones, con las que coincidirán o no, pero que exponen razones que alguien sensible al parecer ajeno no dejará de considerar. Sin embargo, inquieta constatar que una torpeza humorística pueda considerarse delictiva. Mejor sería que la próxima vez el cómico se preguntara de qué y cómo se ríe por la gracia que hace o deja de hacer, y no por miedo a que lo lleven ante la Justicia.

LA CARTA DE LA SEMANA

Diciembre

Diciembre me trae el recuerdo de familiares amados y de amigos ya desaparecidos. Poco a poco nos vamos quedando solos. Hace unos años podías pasear por el centro de la ciudad y saludar a amigos tenderos de siempre o quedar a desayunar con algún colega de la niñez. ¡Pero ya no! Todo ha cambiado: la forma de vestir, las palabras (los saludos de siempre a extraños han desaparecido o se han quedado, como mucho, en un simple ‘hola’). El cementerio está sembrado de esos seres queridos. Y sabes que dentro de poco ingresarás en sus filas. No hay otro camino, salvo el de intentar ser mejor persona el tiempo que te queda: ser más comprensivo con los demás, seguir saludando (‘buenos días’ o ‘buenas tardes’, aunque no te respondan), intentar comprender por qué el vecino del quinto tiene el carácter tan agriado, si ello es posible; poner tu granito de arena para que este mundo, a veces ruin y despreciable, sea más acogedor, más familiar, más humano.

Paloma Benítez (Málaga)

Por qué la he premiado… Por esa visión conmovida y natural del reemplazo de las generaciones y por su juiciosa y saludable recomendación final


Mocos

Soy un tipo de lo más normal, con mis virtudes y defectos, e intento ser lo más objetivo posible. En momentos críticos busco refuerzo en el recuerdo de un familiar, el comandante Benítez, que justa o injustamente dio su vida en el Rif en 1921 junto con sus hombres (españoles y rifeños) por su bandera y lo que esta representa. Durante cinco días defendieron la posición de Igueriben, a 50 grados, bebiendo tinta y orines, haciendo lo que él y los suyos creían que era su deber y bueno para una España que los ha ido olvidando. El otro día vi cómo un individuo, que se sonó los mocos en una bandera española, declaraba que solo era un payaso haciendo gracias con su bandera. Me temo que no es verdad. Un payaso es respetable y cae bien; no es un odiador odiado. Tampoco es su bandera, con mocos o sin ellos; la repudió como se escupe sobre la foto de una madre. Gracias a muchos que defendieron nuestra bandera, y por extensión nuestro país, individuos como él pueden hacer lo que quieran, como sus sonadas en un símbolo de todos. Hasta para los que les da más o menos igual resulta antipático. No esperarán los demás que respetemos sus banderas si ven que no lo hacemos con la nuestra, muramos o no por ella.

Alejandro Benítez (Madrid)


La bandera

Me indigna el desprecio en el gag del actor Dani Mateo en el que se sonaba los mocos con la bandera española. Lo disfrazan como libertad de expresión, humor, considerando trapo a una bandera, pero lo hicieron menospreciando unos símbolos, me hacen suponer, que no los representa. Así cualquiera. Si de verdad querían mostrar lo fútil de los símbolos, podían haber utilizado uno que sí los representara. ¿No es Dani Mateo catalán? Pues haber utilizado una bandera catalana, u otra de un colectivo más pequeño, la bandera arcoíris, o la de la República española. Quizá querían alegar que requerían una bandera que representara a muchas personas. Pues en ese caso haber mostrado esa valentía con la bandera de la Unión Europea. Qué fácil es simular libertad de expresión menospreciando al colectivo que no te agrada; lo difícil es demostrarlo con los símbolos y personas que sí te representan.

Juan Carlos Galván (Córdoba)


Ciegos

Consumismo voraz, compramos lo que no necesitamos ni nos hará más felices. Solo lo ansiamos porque algo está hueco en nuestro interior y creemos que podemos llenarlo con un nuevo ordenador, un nuevo entretenimiento. Ya no contemplamos los paisajes, viajamos en el tren rodeados de belleza natural y lo único que somos capaces de vislumbrar es la pantalla que tenemos enfrente. la última serie, película o vídeo estúpido, reenviado un millón de veces por otros seres tan vacíos como nosotros. Levantemos las cabezas y miremos las nubes fantásticas y hermosas. No somos capaces de imaginar cuán ciegos estamos, pobres seres mortales que no pueden ni abrir los ojos a la verdadera belleza.

J. G. Burgos


Aboliendo leyes

En la televisión es normal ver a científicos y activistas expli-cando cómo se llegará a prescindir del petróleo y del carbón. De la energía nuclear ni se habla. Pero lo sorprendente sería que un científico dijera: «El coche eléctrico contamina hoy tanto o más que el diésel». Si le diese tiempo suficiente, antes de que el programa fuese censurado, hablaría de los acumuladores o de las leyes de la termodinámica. Seguidamente se depurarían responsabilidades y el ministro de turno anunciaría la abolición de esas leyes tan molestas que siempre han condicionado las máquinas de los humanos. Y es que nadie parece preguntarse de dónde saldrá la energía eléctrica para mover esos vehículos. Todos desearíamos que del viento, del agua o de un huerto… solar. Pero la realidad es que el diésel, desterrado de los motores y de los plásticos, se convertirá en algo muy barato. Y una vez más el petróleo, que siempre ha sido demasiado barato, se quemará para alimentar al coche eléctrico; una contaminación diferida que dejará limpios los centros de las grandes ciudades, epicentro de la humanidad actual. Sin embargo, acabará con los atascos; para ello habrá que abolir otras leyes. Tal vez la de la gravedad.

Juan M. López Vallina (Correo electrónico)

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Valor

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Valor

EL BLOC DEL CARTERO

¿Nos paramos lo suficiente a ponderar el verdadero valor de las cosas? Las cosas que tenemos o no, las que hacemos o no, las que somos o no. Las cartas de esta semana vienen a ponerlo en duda. A menudo atribuimos a los objetos entre los que se nos desliza y disgrega la vida el valor que no tienen, y dejamos, en cambio, que las emociones que tienen que ver con nuestra naturaleza más profunda se vean una y otra vez reprimidas y postergadas. Por el afán de hacer chistes vanos y efímeros frivolizamos realidades amargas y aun terribles. Y, en vez de tratar de interpretar con una mínima consistencia y racionalidad los fenómenos sociales, optamos por respuestas precipitadas y simplificadoras. Y, lo peor de todo, llegamos a descuidar lo que más debería valer e importarnos: nuestra vocación personal.

LA CARTA DE LA SEMANA 

La vocación

Admirando el artículo La rosa de la vocación, de Juan Manuel de Prada, advierto la importancia de hacer clarividente la vocación de cada persona. Para alguien con vocación, el trabajo no es un castigo, ni siquiera un medio para obtener un fin. Es la ilusión de la tarea en sí. Es la labor escrupulosa elegida, que se hace tangible mostrando alma en el producto final. Es el afán alegre de terminar el cometido lentamente, con respeto, detalle y perfección. Con vocación, la prosa de la monotonía del quehacer diario se transforma en verso. Es la brega silenciosa que no escatima esfuerzos. El resultado de un trabajo así realizado es una obra de arte, merece la pena, tiene un valor añadido invisible que marca la diferencia. Sea cual sea la ocupación, la vocación se percibe y el beneficiario ecuánime la valora y recompensa. Sin embargo, asistimos al producto low cost, al fast food, a la marca blanca, al mueble casi de cartón, al paciente cada diez minutos… Sería bueno levantar la cabeza de los jóvenes, embotada en sus tabletas, móviles y redes y ayudarlos a encontrar su talento, su vocación. Que aprendan a amar su misión y envejezcan en ella.

José Salcedo González (Valencia)

Por qué la he premiado… Por recordar con prosa que casi es verso la verdad más elemental y crucial de todas: que, como dijo el griego, hemos de hacernos lo que somos.


Falso valor, falso precio

Leo con asombro que a los clientes de las marcas más comunes empieza a preocuparles cómo pueden valer tan poco las prendas que consumen. Han pasado más de 30 años desde que las empresas asiáticas empezaron a invadir los mercados. España ya tenía entonces una estructura social consolidada: educación gratuita, Seguridad Social, servicios públicos… Ello permitía a las empresas ofrecer salarios, horarios y derechos que garantizaban el progreso de todos. Yo entonces era comerciante, trabajaba mucho con empresas españolas y europeas y vi cómo fueron desapareciendo casi todas no porque no evolucionaran, sino porque los clientes no veían el valor, solo el precio de algo más barato que por su calidad, muchas veces ínfima, era realmente carísimo.

Traté de explicar el valor de mis géneros, pero también tuve que cerrar. Espero que quienes trabajan en las fábricas de Asia consigan cuanto antes esos derechos que nosotros conseguimos, pero también que sean más rápidos en reaccionar cuando sepan que en Occidente ya hay personas que trabajando malviven… ¿como ellos?

Cecilia Soler Lozano (Correo electrónico)


Ganar en las urnas

A los rivales políticos no se los gana en la calle, sino en las urnas. La calle ya habló. ¡Qué vamos a hacerle, así es la democracia! Lo que hay que hacer es crear ilusión en la gente.

Lamentarse de los resultados y descalificar a parte del electorado por no comulgar con su ideario es propio de los regímenes totalitarios. Además, esta manera de actuar, animando a la gente a manifestarse contra los votantes de una de las candidaturas por considerarla antidemocrática, puede producir el efecto boomerang, haciéndole campaña de forma indirecta para las próximas elecciones, que, por cierto, están a la vuelta de la esquina.

Mario Suárez, Pilas (Sevilla)


Chistes para llorar

Estos días proliferan por las redes los chistecitos sobre la inmersión de Vox en las elecciones andaluzas y sus consecuencias, y no me hace ninguna gracia que se utilicen, en clave de humor, los sentimientos del inmigrante, del negro, del temporero del Ejido o del que cree en la Navidad.

Ya lo sé: solo son chistes, pero llevan a que se banalice un tema muy serio originado por la incompetencia y la falta de credibilidad de nuestro arco político, que ha llevado como bandera «haz lo que yo diga, no lo que yo haga» y ha metido mano en las arcas del país. Me considero una persona con humor, pero si me pongo en la piel de ‘los utilizados’ para hacer la gracieta se me borra la sonrisa.

Manuela Jiménez Garrido, Barañáin (Navarra)


Emociones e idiotez

Fantástico el reportaje de Virginia Drake sobre la nueva película del genial José Luis Cuerda. Si disparatadas parecen algunas frases de los actores sobre la vida en 9177, como que los humanos vivirán más de 200 años, que no habrá listos ni tontos porque tendremos la Wikipedia en la cabeza, o que el sexo será con máquinas, lo que más me ha llamado la atención ha sido la entrevista al propio Cuerda, que dice frases antológicas, como que el mundo estará lleno de idiotas milmillonarios que no se podrán gastar lo que acumulen, pero que el cine sobrevivirá porque genera sentimientos y emociones con cosas elementales. Él dice que llora a diario por cosas tan básicas como la luz o la vejez. Me ha emocionado el reportaje por eso. A mis 75 años, me emociono por el simple hecho de vivir y no lloro porque no quiero que los demás descubran mis debilidades. ¡Imbécil de mí!

Enrique Stuyck Romá, Madrid


El ‘tontomóvil’

Llevo media hora en el sofá, sin saber qué hacer, salvo usar el móvil. Esto, que tanto escandaliza a los mayores y es tan normal para los jóvenes, es cada vez más frecuente entre la gente de mi edad. El móvil satisface nuestras necesidades a corto plazo y evita que nos aburramos. Esto provoca que cada vez haya menos iniciativa y que estemos perdiendo las aficiones. Por eso insto a todos a que levantemos la cabeza del móvil para hacer algo productivo con lo que realmente disfrutemos.

Juan Soldevilla Moreno (Correo electrónico)

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Justicia

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Justicia

EL BLOC DEL CARTERO

Ha corrido ya el agua suficiente bajo los puentes como para que nos preguntemos cómo es posible que, 40 años de democracia después, sigamos teniendo una Justicia que es demasiado lenta, que no da respuesta a muchos de los problemas que ante ella se dirimen y que cae con todo el peso sobre unos mientras deja que otros se vayan de rositas –o por la bendita y selectiva prescripción, que casi nunca beneficia al humilde, pero a la que el pudiente se agarra con éxito una y otra vez–. Mantenemos leyes procesales en esencia decimonónicas, unos medios escasos y disfunciones organizativas sobradamente acreditadas. La clave del entuerto no es ningún misterio y nos la expone con claridad y crudeza alguien que lo ha vivido desde dentro. Al poder no le interesa el control. Y el ciudadano lo paga.

LA CARTA DE LA SEMANA

Pierde el ciudadano

Tras leer que expertos juristas piden cambios a fondo en la Justicia para lavar su imagen, escribo para comentar que durante 42 años he sido funcionario judicial y traté con más de treinta magistrados (en especial, en los años del terrorismo etarra). Puedo asegurar que todos ponían, poníamos, interés en que la Justicia funcionara aplicando las leyes, pese a la falta de medios, ya que los gobiernos, primero en la época franquista y luego en la democracia, no eran muy dados a facilitarlos. Ello hacía que tal Justicia no fuera la requerida, en parte injusta por su lentitud y poca eficacia, lo que hoy sigue igual, sean los gobernantes de derechas, izquierdas o populistas. No olvidemos que los políticos, además de legislar, designan cargos. De funcionar correctamente la Justicia, algunos de estos dirigentes y otras personas poderosas podrían verse encausados en procedimientos civiles y penales por sus actuaciones irregulares. Queda claro que esta situación no es nueva y se ha venido denunciando al tiempo que se demandaba un cambio que no llega. Y como siempre el ciudadano, gran desconocedor de qué se cuece, es quien sigue perdiendo.

Ángel Santamaría Castro (Bilbao)

Por qué la he premiado… Por señalar, desde la experiencia y el conocimiento directo, ese mal que no cesa y por qué no cesa ni se le da nunca enmienda.


Desesperanza

Nos hartamos a clasificarnos por generaciones: la X, la Y, la Z… Generaciones que unifican a todos los comprendidos entre equis años. Tengo 23 y disfruto con lo que, para mí, es un aprendizaje en la mentalidad de mi madre. De su deconstrucción. Ella creció con la muerte de Franco. En una época que castigaba cualquier comportamiento o estilo de vida que se saliera de los márgenes de lo establecido y catalogado como ‘normal’. Es difícil, no creáis. Esto no ponía demasiadas facilidades a la hora de creer y pensar diferente. Cuesta cambiar las mentalidades, cuesta hacer entender que el amor es libre, que somos lo que queremos ser y que todo, si hay respeto, es natural y normal. «¿Y tú qué eres?», me pregunta mi madre al terminar una de nuestras charlas. «Yo, por suerte, hoy en día soy lo que quiero ser».

Ella sonríe sin más y yo me alegro por ello. Pero luego llegan las noticias. Y realmente te asustas, te asusta una cifra. Te asusta ver a tanta gente compartiendo ideales que creíamos estar venciendo. Te asusta pensar que en tu entorno hay gente que los defiende y los lleva como bandera. Te asusta. Y te preguntas: ¿qué tendría que contestarle a mi madre en cualquier otra situación? ¿En cualquier otra época? ¿En cuestión de años si esto se va de las manos? «¿Soy lo que me permitan?».

Cristina Blanco Suaña (Zamora)


Le exigen que abandone

Un afortunado 18 de mayo acudí a una fiesta nocturna tras una representación de Tosca, bellísima ópera de Puccini, en el Palau de les Arts de Valencia. Quiso la casualidad que me dirigiera a una joven mujer rusa que me atrajo a primera vista y que resultó ser estudiante de canto lírico. De manera desvergonzada, le pedí que me cantara una canción patriótica rusa que despierta en mí un torrente de emociones. Ella accedió, y esas notas resonarán en mi cabeza para el resto de mis días. Lyuba estudia en Valencia, aquí reside su profesor. Su voz es infrecuente, potente y de amplia tesitura. Aprendió castellano en un año, tiene un comportamiento ejemplar y medios económicos para vivir aquí. Es talentosa, esforzada y ha conseguido que le ofrezcan un buen puesto de trabajo. Después de trámites tan tediosos como angustiosos, a Lyuba le deniegan el visado sin darle una oportunidad de aportar nueva documentación, pues rechazan la aportada. Le exigen que abandone el país. Lyuba brilla como una estrella, pero quieren arrancarla del cielo y arrojarla a la Tierra. Que no se confunda el egoísmo de su novio enamorado, que escribe estas líneas, con un reclamo más justo que los personales: que la dejen formarse y brillar, porque un día también actuará en el Palau de les Arts, se lo facilite España o no.

Francisco Floro Soler (Valencia)


¿Cumpleaños feliz?

El pasado 6 de diciembre, nuestra norma suprema cumplió 40 años. Yo, como el restante 64 por ciento de la población española actual con derecho a voto, no voté la Constitución. En toda su vida, solo se reformó dos veces mediante el procedimiento «menos grave», para adecuar a Europa el artículo 13 y después, en la crisis, el artículo 135. El problema que le veo a la Constitución, desde mi visión de 22 años, es que las Cortes Generales han recibido un poder de constituyente permanente, como vimos en 2015, que el legislativo recortó de alguna manera nuestros derechos más esenciales
–recogidos en ley orgánica–. Además, hay derechos que se han marginado a lo puramente interpretativo, como los derechos económicos y sociales del Título Primero, Capítulo III. Como el famoso artículo 47: «Todos los españoles tienen derecho a […] una vivienda digna y adecuada». La sociedad actual pide cambio, quizá no un cambio abrupto, simplemente ponerla a punto. Hemos heredado una Constitución muy progresista que blinda nuestros derechos como personas y ciudadanos, pero no termina de amparar todos aquellos derechos que se han ido consiguiendo en estos 40 años. Por todo esto y mucho más, los jóvenes no sentimos nuestra la Constitución del 78. Es necesario un cambio en ella que refleje los nuevos tiempos en los que estamos.

Mikel De Aralar Sardón Delgado (Correo electrónico)

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Abuelos

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Abuelos

El bloc del cartero

Las fiestas familiares son ocasión para el reencuentro. Entre otros, con los abuelos, de los que las particulares circunstancias de la vida en este siglo XXI alejan cada vez a más nietos, reduciendo su contacto a unas pocas fechas señaladas que casi siempre pasan demasiado deprisa. En este contexto adquieren un valor especial las experiencias de quienes sí pueden acceder al caudal de memoria y afecto que los abuelos representan, y que ponderan dos lectoras, una aún joven y la otra ya no tanto. Sirvan sus testimonios para que devolvamos a ese patrimonio vital su valor debido, para que procuremos que nuestros hijos no lo pierdan; para que procuren, aquellos que aún están a tiempo, aprovecharlo y atesorarlo en su propia memoria. Aunque implique apartar por un instante la mirada del móvil.

LA CARTA DE LA SEMANA

La Nochebuena de Armandito

Armandito era un enteco, triste y pálido joven de 21 años que tocaba la guitarra cuando podía salir de la cama y andar con muletas. Su ínfima y vacía casa madrileña era la casa de la pena, rodeada de vaquerías y despachos de leche con abundancia de moscas. Padecía un cáncer óseo que lo tenía postrado y había perdido una pierna en una operación. Armandito transmitía su precario repertorio a sus pocos alumnos. Cobraba por sus clases 25 pesetas al mes. Su padre, un músico militar que perdió su carrera en 1939 por ser republicano, daba clases de solfeo para subsistir. Antes había perdido su casa de Cuatro Caminos, bombardeada por los nacionales. Ahogaba en alcohol su sórdida vida sin horizonte. A veces se caía en la calle por algún ataque epiléptico, destrozándose la lengua con los dientes. Yo fui un fugaz alumno de Armandito. Regresando de Londres volví a su casa a finales de diciembre de 1952 para reanudar mis clases. Ya no estaba: había muerto en Nochebuena. Su corta vida no fue sino un largo y sombrío invierno que no conoció primavera.

Juan Antonio Pérez-Bustamante (Cádiz)

Por qué la he premiado… Por el recuerdo de una de esas vidas que nos enseñan a valorar, en días de recogimiento y balance, la que nos ha tocado en suerte.


Maestros

Los maestros ya no nos asustamos de nada. Estamos acostumbrados a que nuestro horario incluya todo lo que no funciona: educación para la salud, igualdad, inclusión (tantas cosas por incluir), ¿ciudadanía?, tolerancia (también sexual) y cualquier cosa que se les ocurra… a ustedes y a sus señorías. Todo es responsabilidad del maestro. Desde 1985 hemos nadado en el oleaje de -y sobrevivido a- las sucesivas leyes orgánicas: LOECE, LODE, LOGSE, LOCE, LOE y LOMCE. Al fin y al cabo solo -y solos- somos los parias de la educación: maestros de primera enseñanza, profesores de EGB, graduados en educación: gente sin nota en selectividad. Y, entre nosotros, alguien se encarga de alimentar las diferencias: funcionarios de la pública, trabajadores de la concertada o profesionales (todos los somos) de la privada. Por fortuna, aún nos une una palabra: magisterio. Enseñar lo que hay que hacer es una forma de docencia. Otra es enseñar lo que no. Eso lo hacen muy bien nuestros gobernantes. Entre ellos hay de todo: diputados con currículum engordado a base de títulos dudosos; imputados o encausados; ganapanes y macarras con vocabulario soez; vividores y listillos; evasores de impuestos. Quizá estos sean la minoría ruidosa. Los maestros somos la mayoría silenciosa, la que acata, cumple, se adapta siempre. Ah, se me olvidaba: la noticia importante es que Fernando Alonso ha dejado la Fórmula 1.

Roberto Á. Glez. Gómez (Valladolid)


 

Ojalá, inmortales

No sé cómo, pero siempre terminamos hablando de lo mismo; de su infancia, de sus ‘batallitas’ y de cómo era su día a día (tan diferente del nuestro). Es por esos momentos por los que desearía que mis abuelos fuesen inmortales, o un poco más longevos. Ojalá. Me parece injusto que precisamente cuando tienes la capacidad y la madurez idóneas para pasarte horas escuchándolos, ellos sean ya muy mayores. Tengo 17 años y doy gracias cada día por tener unos abuelos tan sanos. No puedo negar lo que siento cada vez que los visito. Es un sentimiento indescriptible, pero que la mayoría hemos sentido alguna vez. Por eso jamás rechazaré una historia de las suyas, de esas que te meten en el papel de protagonista como ninguna película o novela pueden. Ojalá. Ojalá, inmortales.

Paula G. O. (Bilbao)


 

Cuánto hemos perdido

Sábado. Era el día de la casa de los abuelos. Siempre. Comida riquísima, conversaciones. Un poco de Heidi, Marco o los Payasos de la Tele; más tarde, películas de cowboys. Único día de la semana de tele. Juegos de cartas interminables; pintura en la mesa todos juntos. No interrupciones, no tabletas, no móviles. No han pasado tantos años de los tiempos ‘egeberos’ y, ahora, esas viejas tardes de sábado, desaparecidas, no existen para nuestros hijos. Todo ha cambiado con los móviles y demás. Cuánto hemos perdido.

Elena Fernández, Argüeso (Santander)


 

El desdén por la cultura

Desdén es indiferencia o desprecio hacia una persona o cosa. ¿Se puede dar con respecto a la cultura? «En España hay desdén por la cultura. Ese desdén está en el epicentro de todos los escombros, de todas las ruinas, de todos los fracasos colectivos». (De un artículo de Manuel Rivas). Un síntoma del desdén por la cultura es el empleo de esa palabra como comodín para todo tipo de significaciones. Por ejemplo, «cultura de la diversión», «cultura del trabajo», «cultura de consumo»… De ese modo, ‘cultura’ acaba por no significar nada, por ser un concepto vacío. Otro síntoma es la devaluación progresiva de los concursos de ‘conocimientos’ en televisión. Hoy ganan grandes sumas de dinero personas que no saben hacer la o con un canuto; nada que ver con los exigentes concursos para personas cultas (algunas sin estudios académicos) de tiempos pasados. Un buen ejemplo es el de Secundino Gallego, bedel de la Universidad de Barcelona, que se hizo famoso cuando concursó en 1970 en el programa Las diez de últimas. El concursante podía proponer el tema de las preguntas. Secundino demostró que lo sabía todo sobre los pájaros, incluido distinguir a todos por su canto.

Pedro García, Sant Feliú de Guíxols (Gerona)


 

 

Un beso, una sonrisa

Espero al tranvía. Viene abarrotado. Me siento, porque alguien me cede cortésmente su plaza. Sin duda, mis 87 años se hacen patentes. Otra parada. Entra un grupo de jóvenes. Entre ellos, una agraciada muchacha levanta la mano y reclama la atención: «Somos el grupo Rasmia de poesía joven de Zaragoza y estamos inundando con nuestra lírica todos los ambientes de la ciudad». Y comienza su recital: es una denuncia de nuestro estúpido consumismo, y las estrofas, arropadas por el estribillo «Compra, gasta, consume», toman como temas la Navidad, el outlet, Black Friday, San Valentín, días del Padre, de la Madre, Enamorados, rebajas… Termina: «¿Esto nos hace felices? ¡No, nos esclaviza! Compra sonrisas, gasta abrazos, consume alegría». Todos aplaudimos. Me levanto y digo a la muchacha: me ha gustado mucho, te voy a dar un beso. Queda sorprendida. Se lo doy y me dirijo a la salida, porque anuncian mi destino. No obstante, vuelvo la cabeza temiendo haber molestado a la muchacha, pero ella me envuelve en una cálida sonrisa. Me apeo. El tranvía se aleja y el tañido de su prosaico timbre me suena a campanas de gloria.

José Osácar Flaquer (Zaragoza)


 

Lo importante es leer

Los eruditos literarios siempre han estado diferenciando la alta literatura (el llamado ‘canon’) de la baja. La que, dicen algunos, pertenece al mundo best seller. Libros consumidos como comida basura y rápidamente olvidados, sin que dejen poso en el lector. Esto no es del todo cierto, pero viendo en las noticias que solo un 40 por ciento de los españoles lee y, en su mayoría, gente mayor, y que los libros de papel tienen fecha de caducidad ante el empuje del libro electrónico, me planteo un debate: lo importante es leer. Sea lo que sea, incluyendo libros que desprestigian el oficio de escritor. No hablo de todos los best sellers, sino de libros escritos por youtubers y estrellas casposas de tele. Para evitar que la literatura desaparezca, hay que ser permisivo con esta otra literatura. O, además de leer, enseñar criterios que fomenten la buena lectura.

 Jorge Palicio Expósito, Gijón (Asturias)


 

Una película para cavilar

Hace unos días vi El insulto, del director libanés Ziad Doueiri, una película que bucea con soltura e inteligencia en las turbias y peligrosas aguas del enfrentamiento, el rencor y el desprecio étnico; un filme que invita a la reflexión sobre los efectos generados por la inducción de sentimientos asentados en el prejuicio y el resentimiento; un filme que habla de la hipocresía y el oportunismo político; que aboga por cerrar la puerta al odio para dar paso a la razón, el entendimiento y la convivencia. En definitiva, una película recomendable para cavilar acerca de los torrentes de animadversión y hostilidad que discurren cada día con más fuerza, poniendo en riesgo el acuerdo en favor de la cohesión y la prosperidad.

Víctor Luri Martín (Correo electrónico)


 

El bogavante

Tuviste la desgracia de nacer en un sitio equivocado. Nadabas por las profundidades del medio marino, a tus anchas, comiendo lo que te gustaba, pero un día unos pescadores, con sus redes, te atraparon, te metieron en una caja, te llevaron a la lonja y, con otros muchos conocidos, te subastaron al mejor postor. No sabías qué pasaba a tu alrededor: jamás habías tenido contacto con seres humanos. A lo sumo, una vez viste a unos buceadores tratando de coger alguna buena foto para ilustrar un libro sobre las bellezas que esconde el mar. Y ahora, en el fragor de la lonja, entre voces y carreras, paletadas de nieve y chorros de agua, esperas tu destino mientras vives angustiado con problemas de respiración fuera del agua. En una furgoneta oscura, entre cajas de plástico apiladas, viajas hasta el supermercado, donde en exposición te pondrán un precio y te venderán a unas personas que, en la cena de fin de año, habrán presumido de menú entre sus invitados. Y mientras llega el momento de tu venta, peso y envasado, te han situado en un mostrador sobre una gruesa capa de hielo que estremece tu cuerpo y lo congela. Para más inri, te han atado con una vulgar cinta de plástico, tus apéndices, para que no comas de otros peces muertos y estropees una mercancía que no podrá ser vendida. ¡No naciste para tanta desdicha, bogavante!

Cayetano Peláez, La Manga del Mar Menor (Murcia)

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‘Ispansi’

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‘Ispansi’

El bloc del cartero

La palabra, rusa, es también el título de una película española dirigida por Carlos Iglesias. Significa ‘españoles’ y, entre otras cosas, nos recuerda un lector, tiene una escena donde un grupo de miembros de la División Azul salva de unos SS alemanes a unos republicanos españoles. Enemigos ideológicos acérrimos que, pese a ello, se reconocen de una misma sangre y se dan amparo frente a la adversidad. Sirve para llamar la atención sobre el buen cine que se hace entre nosotros y que, a menudo, no se valora. quien cita la película admite no ver cine español a menudo y haberla encontrado «en el gran portal de vídeos de Internet». Sirve también para poner en contexto cainismos actuales. Ojalá fuéramos más al cine: a ver el nuestro y sostenerlo con el pago de la entrada; a recordar de dónde venimos.

LA CARTA DE LA SEMANA

Crisis existenciales

En el pasado, algunos sufrimos la crisis de los 40. frustración por no haber conseguido los sueños -o habiéndolos conseguido, ¿y ahora qué?-, nula expectativa de cambio de vida, responsabilidades familiares… Ahora, a las puertas de los 80, nos enfrentamos a otra crisis: la del atardecer de la vida. Que con la muerte de allegados y amigos tomemos conciencia de que también estamos al final del camino y, ante las expectativas de deterioro físico, enfermedades y negros pensamientos sobre pérdidas de seres queridos y poder adquisitivo, pasemos las siguientes fases: a) Cólera: maldita sea, mi tiempo se acaba. b) Negación: no puede ser. Por qué tan pronto. Si no he realizado mis sueños. ¿Cómo quedará mi familia? c) Pacto y negociación: y si hago más envejecimiento activo? d) Depresión: desesperanza, angustia, ansiedad, tristeza. e) Aceptación. sí, pero con resiliencia, vivir el aquí y ahora, dar y servir a los demás para que nos recuerden, avivar rescoldos religiosos. Y, cuando llegue la hora, recibir a la ‘dama del alba’ con dignidad y valor.

Fernando Serrano Echeverria, Eibar (Guipúzcoa)

Por qué la he premiado… Por la meditación, que a todo humano incumbe; por la moral alta, para dar la batalla que siempre y en cada momento puede darse


‘Ispansi’

Confesaré que no veo mucho cine español. Encontré de manera fortuita, en el gran portal de vídeos de Internet, una escena de la película Ispansi, de Carlos Iglesias. Escena que procedo a describir y que creo que ahora más que nunca haría reflexionar a muchos. Carlos Iglesias da vida a un partisano comunista español que lucha con el Ejército Rojo durante el sitio de Leningrado. Él, junto con sus hombres, permanece arrodillado en la nieve mientras un oficial de las SS los ejecuta. Uno por uno, de un tiro en la nuca. Cuando ya se ha cobrado su tercera víctima, aparece un pelotón de divisionarios, con el escudo de La Falange en sus cascos y uniformes alemanes que, al percatarse de que son también españoles los hombres que están siendo ejecutados, no dudan en apuntar con sus armas a los alemanes. Obligan a estos a marcharse sin dejar de encañonarlos mientras ofrecen coñac a los españoles y, finalmente, les permiten marcharse. Y yo me pregunto: si fueron ciertos este tipo de hechos en aquella época tan desmedida y atroz, dentro de una guerra y a miles de kilómetros del hogar, con un odio imperativo entre ambas partes, ¿qué demonios estamos haciendo ahora? ¿Acaso no hemos aprendido nada de nuestro propio pasado?

Carlos Marqués Calvo (Zaragoza)


El misterio mejor guardado

Cumplía seis años y esa noche iba con mi padre a ver la cabalgata de Reyes. El recuerdo de mi padre revelándome el misterio mejor guardado y abrumado, supongo, por la carta interminable recibida de mi mano es algo que conservo junto con la imagen desdibujada de mi primera cabalgata real. Aquel hecho no hizo que perdiera la ilusión por recibir regalos, aún la mantengo, y me hizo valorar más el esfuerzo y el amor que se esconde en cada uno de ellos.

“Dediquemos un minuto a explicar a los niños el valor de cada cosa que se obtiene con esfuerzo”

No infravaloremos a nuestros niños y niñas, no les hagamos creer que son merecedores de un montón de cosas materiales «porque se han portado muy bien» o «porque son los mejores», y dediquemos un momento a explicarles el valor que hay en cada cosa que se consigue con el esfuerzo, a hablarles de los sacrificios que a veces hay que hacer para sustentar una economía familiar. Lo entenderán si nosotros lo creemos. Desde aquel día, me sentí más unida a mi padre.

Manuela García Ramos, Galdakao (Vizcaya)


Nos la jugamos

Me llamo Carmen y me levanto temprano para ir a mi trabajo. Es de noche e ir a por el coche se parece a una película de terror. Cada vez que llego, mando un wasap para que mi familia lea: «He llegado». Se llama Ana y sale del turno del hospital de madrugada. Para aparcar, pasa miedo y cuenta los pasos que la separan del portal. Se la juega. Ya en casa, Ana manda el SMS a la compañera: «He llegado». Julia va a por sus hijos al ‘poli’ y pasa por el barucho donde siempre le dicen algo y a veces uno hace como que la sigue. Llega a recogerlos y da un rodeo para no pasar de nuevo por allí. Han llegado. Manda el wasap a su marido, camionero: «Ya en casa». Se llama Elvira y ha salido de fiesta con sus amigas. Es el cumpleaños de una. Está guapísima con su vestido y es la primera vez que se pinta. Tiene 14 años. Es la una y regresa. Su madre lleva en el balcón desde las 00:30. «Ya ha llegado». Mandan el wasap al padre, que le toca turno de noche. Se llamaba Laura. Tenía 26 años y la ilusión de una sustitución en un trabajo por el que tanto había luchado. Salió. No llegó. No pudo mandar el wasap. Esta es la sociedad en la que vivimos… o en la que nos la jugamos.

María del Carmen Moreno Torres, Almendralejo (Badajoz)

·¿Tú también has sentido miedo? Cuéntanoslo en nuestro foro


Nuestros verdugos

Ya casi no me queda esperanza tras la Cumbre de Katowice. Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia han frenado la lucha contra el CO2. Todo podría cambiar con un tsunami de amor distributivo generalizado que acabara con actitudes como la de Trump, Salvini y otros antihumanos. No será así. Los ricos tendrán que dedicar con prisas actividad y dinero a energías sostenibles. Me temo que no despertarán a tiempo. Un huracán que arruine la finca de Trump en Miami o un descenso del uso del petróleo podrían poner en marcha a nuestros verdugos.

Pablo Osés Azcona (Fuengirola)


Alguien que escuche

Mi calle tiene siete números y siete bares. El del número 5 lo atiende un joven que un día me saludó al pasar. «Hola, hermana». Me hizo gracia que a alguien así le interesara una persona con hábito. Me preguntó mi nombre; y yo, el suyo. «William». «Ah, como Shakespeare». Había leído el artículo de XLSemanal sobre los negros de algunos escritores y empezamos a hablar. Hoy, cuando he salido a tirar la basura y he pasado por su bar, no me ha saludado. William estaba de pie en la barra escuchando a un cliente. ¡Qué suerte encontrar alguien que escuche! Ese joven da más de lo que le pagamos: su atención, su estar presente. Buscamos regalos de Navidad y el más grande es una persona dispuesta a escucharte mientras te sirve un café o una caña. En mi calle, tan pequeña, no hay luces de Navidad pero hay siete bares.

María Garmendia (Correo electrónico)


La otra voz

Hablo en mi nombre y en el de miles de personas, imagino, cuya voz no se oye: aquellas que con un sueldo hacen frente a los impagos de un inquilino moroso, cuya vivienda con desahucio exprés tardan dos años en recuperar. Y de la deuda, mejor ni hablar; que tienen algún piso, bien por su propio ahorro, bien porque lo han recibido en herencia del trabajo de toda una vida de sus padres, que en muchos casos tienen aún una hipoteca que afrontar y que pensaban que con el alquiler podrían vivir un poco mejor. Esas personas, cuando tras muchas batallas recuperan su vivienda, no desean volver a alquilar. Esta es mi voz, también merece ser oída, no tengamos una visión parcial de los hechos.

Carmen Romero Fuentes (Madrid)


La bestia no podrá con todos

Los pájaros no matan escopetas; las ovejas no matan carniceros; y las mujeres no violan y asesinan hombres; es al revés. Bernardo Montoya ha confesado el crimen de Laura Luelmo. Su perfil delictivo es inquietante. Ha pasado 20 años entre rejas por varios delitos; entre ellos, el de asesinato. Salvajadas como esta son frecuentes. Montoya, lejos de corregirse, se ha deshumanizado más. Algo va mal en nuestro sistema si programas de reinserción y reeducación centuplican la hostilidad y la revancha. Ciertas declaraciones irresponsables y buscavotos de algunos políticos y tertulianos incendian más que ayudan. Que una mujer no pueda caminar a la hora que quiera, vestir, moverse o arbitrar escapa a cualquier raciocinio. Taxistas protectores o autobuses que dejan a la usuaria lo más cerca posible del domicilio contribuyen al efecto disuasorio. La Policía, además de a amistades o parejas, es a quien se debe acudir. Es inaceptable que en pleno siglo XXI no existan políticas eficaces contra semejante lacra. La bestia no podrá mordernos a todos.

Alberto Fdez. Araújo, Barakaldo (Vizcaya)


Una mirada a los migrantes

La natalidad en nuestro país es de las más bajas del mundo. ¿Cómo será nuestro futuro de seguir así? ¿El mestizaje con ayuda de los migrantes? En este caso, lo estamos haciendo mal. Con mucho esfuerzo hemos educado a nuestros hijos para ser hombres y mujeres de bien. ¿Hacemos lo propio con los que vienen? El futuro es incierto. Una vez acogidos, deberíamos hacerlo como unos padres acogen a sus retoños, como una nación acoge a sus hijos: preparándolos para un futuro que es el nuestro… y el suyo. La dignidad no admite otro comportamiento. Deberíamos responsabilizarnos individualmente de su formación para hacer de ellos mujeres y hombres de bien. Un mundo más justo clama por ello.

Roberto Sola Castaño (Bilbao)


Partes especiales

Seguramente, todos hemos visto una película o serie con nuestros padres y, de repente, aparece una ‘parte especial’, es decir, una escena sexual. En mi caso, es un problema y una molestia porque soy menor. Y estas escenas no solo salen en películas o series para mayores, también para menores. Asimismo, me quejo de las pelis para menores con muchas connotaciones sexuales, porque así puede que nos estén pervirtiendo, y eso es malo para la sociedad. Que las escenas sexuales se queden en las películas para mayores o que solo estén en contenidos para adultos. Dejadnos vivir nuestra infancia y adolescencia de forma sana y agradable.

Ignacio Z. E. (Correo electrónico)

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Hijos

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Hijos

El bloc del cartero

Cada vez tenemos menos hijos; cada vez son más quienes, por diversas razones, ya sea por propia voluntad o apremiados por las circunstancias, ignoran los desvelos y también las satisfacciones de la paternidad. Nos escriben esta semana padres que afrontan la experiencia con las dificultades particulares de su siglo. Padres que ven cómo los hijos se les van a vivir al otro lado del océano, allí donde pueden labrarse una carrera y construirse el camino personal que aquí se les niega. Los llaman los ‘hijos visitantes’: una vez al año, y el resto del tiempo a través de Skype. Padres que saltan a la aventura pasados los 40, tras haber vivido y bebido, según propia confesión, y que asumen ahora la responsabilidad. Sea como fuere, no cabe permitir que se convierta en rareza, lujo o anacronismo tener hijos.

LA CARTA DE LA SEMANA 

Padres cuarentones

A mis 41 años voy a ser padre. Afronto esta etapa con mucha ilusión y algo de miedo. A menudo pienso en lo interesados y egoístas que nos hemos vuelto. Tenemos hijos cada vez más tarde, tras haberlo vivido y bebido todo. Ahora que el mundo de la noche ya no es el mío, que en los bares desentono, ahora que casi todos mis amigos se han casado o se han vuelto runners, yo decido cambiar de vida. Por eso, por escrito, quiero decirte que no permitiré que mi edad sea excusa para no ser paciente contigo. A cambio de estos años de mi juventud que no te he permitido disfrutar, te compensaré poniendo a tu alcance mis vivencias, mis conocimientos y las pasiones que he acumulado. Lucharé por no ser un padre-abuelo que todo lo consienta y, por último, cuando empieces a despegar en la vida, cuando ningún muro se te ponga por delante, si mi salud flaquea y surge en mí ese egoísmo que parece que aflora en la vejez, que mis achaques no te impidan seguir tu camino y perseguir tus sueños. Yo decidí ser padre cuarentón para lo bueno y lo malo.

David Tuero Rodríguez, Bétera (Valencia)

Por qué la he premiado…Por expresar con franqueza un sentimiento cada vez más frecuente y afrontarlo a la vez con coherencia y generosidad.


José María Aguirre

Hace unos años quedé en la plaza José María Aguirre con una pareja británica para enseñarles Bilbao. Pocos sabrán a qué plaza me refiero, pero si digo que es la plaza donde está Puppy a la entrada del museo norteamericano todos la conocerán. Cuesta bastante encontrar la placa de José María Aguirre, ertzaina asesinado en la inauguración del Guggenheim; está escondida en una esquina. Me avergonzó que estuviera tan escondida y los ingleses no comprendieron por qué no tenía un lugar más privilegiado. Parece que molesta y que se le puso el nombre por cumplir. En el último homenaje celebrado en la plaza, el 13 de octubre de 2018, al cumplirse 21 años del suceso, fueron los sindicatos Erne y Esan quienes depositaron un ramo de flores. No hubo representación oficial del Gobierno vasco ni estuvo la consejera de Seguridad. Nunca es tarde para enmendar errores y aún es tiempo de colocar la placa en un lugar bien visible, para que todo el mundo sepa que la plaza del perro de flores lleva el nombre de un agente asesinado de un tiro por la espalda cumpliendo con su deber.

Roberto Rodríguez Vesga (Bilbao)


Pensiones, ¿dónde está el problema?

El Banco de España alerta de que vincular las pensiones al IPC tendría un coste en 2030 de 1,9 puntos del PIB, escalando a 3,4 en 2050. No lo niego, pero, si ese es el problema, como la Constitución nos obliga a ‘actualizarlas’ -poner al día, RAE dixit-, hallemos el remedio: dado que España recauda 7 puntos menos del PIB que la media de la UE, 13 menos que Francia, hay que lograr ingresar -usando una fiscalidad justa sin tocar las rentas de trabajo ni a las clases media y baja- esos 7 puntos que nos sitúen en la media y ­­hacer que grandes empresas y fortunas contribuyan a sostener el Estado. Con lo recaudado, además de cubrir el gasto en pensiones, sobrará dinero para hacer una España mucho más justa y solidaria revirtiendo los recortes de la era Rajoy.

Miguel Fernández-Palacios (Madrid)


Hijos visitantes

La maleta ha vuelto a ocupar su habitación, él ha vuelto para Navidad. Pocos días pero intensos haciendo todo aquello que le gusta. sus platos favoritos, visitar los lugares de su niñez-adolescencia, recuerdos de otro tiempo que con su vuelta se ven de otra manera. Todo es poco para atrapar cada día, cada hora que pasa con nosotros. Pero sé que pronto se volverá a ir, que su maleta ya no estará en esa habitación en la que tantas horas estudió y, ahora, solo la ocupa por Navidad. ¡Cuánto esfuerzo, sacrificio y dedicación para sacar sus estudios adelante y cumplir su sueño de realizar un máster fuera! Y allí encontró su primer trabajo, las posibilidades de promoción, de desarrollo profesional que aquí no encuentra. Nieto de inmigrante que vino a esta tierra en busca de una vida mejor y que ahora se despide de su nieto pensando que quizá ya no lo vuelva ver. Somos, muchos de nosotros, la generación de padres e hijos inmigrantes. Nuestros hijos son jóvenes formados con el esfuerzo de un país que los ve marchar, incapaz de retenerlos. Pronto él y su maleta volverán a cruzar el océano; su habitación, vacía; nuestro corazón, roto; y solo nos queda esperar a la próxima Navidad y al Skype de los domingos. Se acabó el tiempo en que vivían con nosotros, ahora son nuestros hijos visitantes.

M. A. C. Getxo (Vizcaya)


Contestación

Deseo contestar a la carta de Paula G. O., de Bilbao, del número 1628. Querida Paula: si tuviera ocasión, te daría un cachete, pero con todo el amor de un abuelo. Casi me has hecho echar unas lágrimas por el cariño que tu carta desprende hacia tu abuelo. Qué cosas más bonitas dices y cuánto cariño tienes en tu reserva para disfrute de quienes necesitamos ese combustible para seguir nuestro camino, intentando disfrutar de nuestros nietos, dándoles el cariño que a veces no hemos dado a sus padres. Que Dios te conserve ese manantial de cariño, te lo dice este chaval de 76 años, a esa chica que será una joya cuando pase de sus 17 a sus 71 y más. Disfruta y sigue haciendo disfrutar a tus abuelos, en representación de todos los yayos. Recibe un fuerte abrazo de este yayo.

Julio Pérez Magaña (Logroño)

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Juzgadas

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Juzgadas

El bloc del cartero

Varias de las cartas de esta semana se refieren a la exposición de las mujeres al juicio social, y la valoración y las consecuencias que de este resultan. Una espía del KGB que recibe, consciente o inconscientemente, una reprobación superior, a partir de pruebas someras o dudosas, a la que a un espía varón le tocaría. La zozobra que el miedo, entre otras cosas, a cómo será juzgada por su entorno provoca a la mujer que sufre maltrato y duda si denunciarlo, hasta el punto de quedar atrapada en una red de vejaciones y humillación. La sistemática infravaloración salarial de la mujer trabajadora, aún hoy menos retribuida que el hombre e infrarrepresentada en los niveles jerárquicos donde se toman las decisiones en las organizaciones. Llevan estas cartas firma femenina. La interpelación, empero, es para todos.

LA CARTA DE LA SEMANA

Las mujeres nunca sacan sobresaliente

La verdad es que veo las noticias, y cada vez me indigno más con el asunto de que, según la media española, a las mujeres se les paga casi un 20 por ciento menos que a los hombres realizando el mismo trabajo. Y no estoy hablando de diferentes cargos y responsabilidades, que sería otro tema en el que prefiero no entrar, sino de realizar la misma labor con similar estatus en la empresa. Hay muchos hombres que no acaban de entender esta situación y no son conscientes de lo profundamente injusta que es. Creo que la entenderían mejor con un ejemplo adaptado a mi situación actual como estudiante de cuarto de la ESO. Imaginad que los chicos de mi curso, simplemente por ser chicos, obtuviesen siempre un 20 por ciento menos en las notas de sus trabajos y exámenes, de tal manera que necesitasen un 7 para obtener un aprobado y que sacando un 10 jamás les pondrían una nota superior a 8. Creo que esta es la situación actual de las mujeres, los sobresalientes solo son notables, y los notables solo llegan a aprobados.

Por qué la he premiado… Por regalarnos una gráfica analogía que invitará a reflexionar también a la generación que tendrá la responsabilidad inaplazable de cambiarlo.


El cordón de los miedos

¿Por qué hay tantas mujeres que no denuncian los malos tratos que sufren o han sufrido? Un miedo profundo y la duda en los que opinan y a veces las juzgan. Es un miedo inevitable, un miedo desgarrador, a veces insuperable, que paraliza, hace una lisis de la autoestima, destruye las ilusiones y vuelve inútil pensar en el esfuerzo de contrarrestar tanta agresión. Es el cordón atenazando la garganta de una mujer, cordón que la acobarda y acelera, pensando que «no importa nada de lo que es tu vida, al que te mata, y menos tus lágrimas, así que no debes permitirte derramar ni una sola». Y así sigue viviendo hasta que pasa. Hay que luchar y saber que hay muchas formas de matar; una es utilizando armas físicas y otra, empleando el arma del comportamiento, la actitud, la humillación o la palabra. Creo que no es suficiente con salir a la plaza de cada ciudad a mantener un minuto de silencio cada vez que sucede una desgracia irreversible. ¿Quién está dispuesto a enseñar los principios y el respeto? Quien es capaz de reconocer que el consumo de sustancias tóxicas y el alcohol pueden hacer ‘volar la cabeza’ de muchos, como sucede en tantos casos. ¿Qué hacen los políticos y sus leyes?

Aurora Sánchez Sousa (Madrid)


Una prisión social

Tantas veces que nos dicen que dejemos el móvil cuando bajamos a cenar, tantas veces que nos dicen: «Deja el móvil y estudia». Estamos en una sociedad que no puede vivir sin móvil; tanto adultos como jóvenes estamos en una prisión social, de la que creemos que somos libres. Se supone que la tecnología es un avance. ¿Acaso es bueno? Es verdad que sirve para muchas cosas útiles y nos facilita ciertas actividades, pero muchas de las veces un smartphone se utiliza con fines maliciosos. Vivimos en una sociedad en la que nos dejamos influir por personas, ¿debemos dejar a un lado nuestra única personalidad y cambiarla por la de influencers y así ser todos iguales? A los famosos influencers no los conocemos de nada, solamente sabemos lo que quieren que sepamos; queremos ser como ellos sin tener en cuenta nuestra personalidad porque, claro, como ellos son famosos… ¿Estamos seguros de que queremos seguir a alguien que conocemos solo digitalmente?

Andrea Alonso San Miguel (Santander)


Una imagen desde el fondo del mar

Escribo en referencia al artículo publicado en el número 1626 de XLSemanal, Una española, coronel del temible KGB, como sobrino de esa española: África de las Heras. El autor del artículo describe en un espacio muy limitado las actividades de mi tía. La limitación tiene inconvenientes como es el de establecer juicios posiblemente tópicos sobre una persona cuya actividad, en un servicio como el KGB, ha sido compleja. África de las Heras participó como experta de radio en la guerrilla del coronel Dimitri Mevdev en Ucrania desde junio de 1942 hasta abril de 1944. En la novela de Raúl Vallarino Mi nombre es Patria se cuenta que ejecutó personalmente a otro miembro de la guerrilla. Pero esa novela es ficción. Para ejecutar a un confidente, la guerrilla de Mevdev, que llegó a los 700 combatientes, no necesitaba recurrir a una de las operadoras de radio. Con respecto a la muerte de su segundo marido, Valentino Marchetti, cuyo verdadero nombre era Giovanni Antonio Bertoni, también agente del KGB, se debió a un ataque cardiaco. La Policía de Uruguay investigó ese fallecimiento, sin resultados positivos. Siento no haberla conocido. Creo que a algunas personas solo se las puede contemplar como una imagen desde el fondo del mar. Al mirar hacia arriba, los contornos de la luz dibujan en el agua los perfiles que deseamos y provocan sentimientos contradictorios. En el caso de la familia, los dolorosos se superponen a los del orgullo y la curiosidad. Mientras África de las Heras combatía en la estepa ucraniana durante 1942, otro miembro de la familia, encuadrado en la división 250, conocida como División Azul, moría por un disparo de artillería en el frente de Leningrado.

Jesús Maroto de las Heras (Boadilla del Monte)

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Inmigrantes

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Inmigrantes

El bloc del cartero

Ahora que la inmigración, además de ser una cuestión trascendental de nuestro tiempo y nuestro lugar –con aristas notorias pero también un potencial positivo–, se convierte en arma arrojadiza de populismos y extremismos varios, quizá no esté de más hacer aproximaciones racionales a la cuestión. Lo es la de una lectora que desde la convivencia diaria con un inmigrante que se ha insertado en la sociedad de acogida demanda un juicio individual y justo para quienes vienen de fuera. Lo es también la de quien, teniendo a alguien próximo en situación de necesidad y sin apoyo, plantea la paradoja de que ser forastero pueda ser ventaja a esos efectos. La xenofobia, como muchas reacciones airadas, tiene su mejor caldo de cultivo en el desamparo de los que salen mal parados. Ahí está, aún hoy, el fallo.

LA CARTA DE LA SEMANA

El secreto de los ‘chalecos’

La clave de que los ‘chalecos amarillos’ franceses repitan cada fin de semana su lucha, pese a la claudicación de Macron, reside en algo que por suerte no se echa de menos en España. Los franceses han necesitado sacar una prenda del maletero para recuperar cierta vida social. Miembros de los equipos de boicot dicen haber recuperado la fraternidad al combatir las inclemencias. Viviendo juntos la tensión, sienten haberse dotado de un sentido. Aquello que las visitas a los centros comerciales no les aportan ni quemando la tarjeta de crédito. Me lo ha hecho ver una amiga francesa, que ha vuelto a su país tras años de sufrir nuestras crisis, nuestra informalidad, nuestra alergia al descanso, pero de admirarnos pese o gracias a ello. El sueldo mínimo en Francia casi dobla el nuestro, las coberturas sociales son excelentes, pero no se abarrotan sus cafés cada mañana ni los bares de noche. Escasean los locales con prensa compartida, sobran las pantallas y los desplazamientos entre parkings. La lumbre de un bidón en un piquete calienta más que un descontento político y reaviva el sentido de comunidad que aquí, con nuestros defectos, parece que conservamos.

Emma Infante (Badalona)

Por qué la he premiado… Por la mirada a un pliegue poco contado de esta historia y que, sin embargo, tanto nos cuenta sobre lo que en estos tiempos falta.


Un poso de tristeza

Las librerías desempeñan un papel importante como referentes culturales. No se trata sin más de establecimientos comerciales, sino de verdaderos escaparates de la cultura, eso sí, castigados por la crisis y la imparable pujanza de Amazon. No se conforman con ser tiendas en las que se venden libros: muchas quieren ir más allá y apuestan por ser relevantes en nuestra vida cultural. El cliente obtiene –además de su estricta compra– un valor añadido al hacerse con una lectura adecuada a sus intereses; recibe a su vez datos precisos de una obra, de las últimas novedades, de presentaciones de libros y actividades diversas organizadas por la librería. Por eso llevan razón los ilustres Castro, periodista, y Pons, librero, al decir que deja un gran poso de tristeza el cierre de la prestigiosa librería Los Portadores de Sueños: «Nuestra ciudad estará más cerca del desierto cultural que seriamente nos amenaza».

Miguel Sánchez, Trasobares (Zaragoza)


Ribadelago

Hasta hace poco creía que no había nada peor que una tragedia que se lleva por delante, en minutos, a algo más del veinticinco por ciento de tu población, dejando heridos de dolor a los supervivientes. Pero he llegado a la conclusión de que hay algo peor: la falta de memoria sobre el hecho. El olvido. La segunda tragedia. El pasado 9 de enero se cumplieron sesenta años de que la presa de Vega de Tera, en la comarca zamorana de Sanabria, reventara llevándose por delante el pueblo de Ribadelago. La causa, evitable, se debió a las deficiencias en los materiales usados en su construcción: a la avaricia de sus constructores, que, además y para más escarnio, fueron indultados por el Gobierno franquista. Nadie nunca más levantó la voz pidiendo justicia, ni siquiera exigiendo que se rescataran los ciento dieciséis cuerpos arrastrados por el agua de la presa, y que descansan aún en el fondo del lago de Sanabria. ¿Por qué? Por miedo, por los recuerdos cercanos de lo que podía ocurrirte si levantabas la voz, si te atrevías a señalar al culpable de tu ruina vital. El recuerdo comenzó a difuminarse ese mismo año, hasta perderse en el tiempo y en el recuerdo. Sirvan estas palabras para recordar la memoria de mis paisanos, esos eternos olvidados.

Eduardo Fernán-López, Villalpando (Zamora)


Un inmigrante en casa

Soy española de origen y tengo un inmigrante en casa. Desde hace seis años está legal e incluso tiene la nacionalidad española tras tres eternos años de lucha. No obstante, se le nota a la legua que no es de aquí por el color de su piel, su estatura, sus rasgos faciales y, sobre todo, su amplia sonrisa y su mirada chispeante, tan propias de aquellas tierras a las que emigraron nuestros ancestros con armas y cruces. Es una persona rebelde, con carácter, no es brillante pero sí muy determinada y constante, y muy amiga de sus amigos, que tiene muchos, de todos los colores y procedencias, incluso blancos españoles de clase trabajadora en precario y monoparental como yo, su madre adoptiva. Pero cuando se la ve, nadie lo sabe, salvo nuestros familiares, amigos y algún que otro vecino curioso. Así que, cuando te encuentres con un inmigrante, respétale como si no lo fuera y no le hagas ningún mal por el hecho de serlo. Piensa en mi hija y, como mínimo, si hace algo malo, actúese por lo que hace, no por lo que es o aparenta, y de igual modo que con cualquier otro español-de-España. Necesito saber ya que queda en buenas manos cuando yo falte. Muchas gracias.

Cintia Palenzuela Múgica, Urrugne (Francia)


Inmigrantes y españoles

El problema de la inmigración es muy complejo y todos estamos de acuerdo en que se ha de apoyar a los que huyen de condiciones infrahumanas. Sin embargo, lo que está haciendo nuestro Gobierno con ellos es demasiado. Mi madre lleva más de cinco años en el paro sin recibir un solo euro del dinero público. Estos inmigrantes, solo por tener un carné de residencia, ya reciben comida, alojamiento y, en algunos casos, hasta mil euros al mes. Creo que habría que dar prioridad de ayuda a los ciudadanos o, por lo menos, conseguir un equilibrio entre estos y los inmigrantes.

Guillermo Canosa Rabadán (Madrid)

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Derechos

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Derechos

Bloc del cartero

Pone una lectora el dedo en una de las llagas de nuestro tiempo, de la que diríase que no somos lo bastante conscientes: en esos nuevos espacios de convivencia e interacción que ha abierto la tecnología digital no se están tomando precauciones ni se están adoptando las salvaguardias necesarias para preservar los derechos que hemos establecido como irrenunciables y dignos de protegerse a lo largo de siglos de civilización. Esos espacios se expanden de forma exponencial, por lo que los derechos serán cada vez más ficticios e irrelevantes si no se asume la necesidad de afirmarlos en su dimensión digitalizada. La educación es siempre el primer paso, pero la experiencia nos dice que no todos se dejan educar. Los Estados tienen una misión, por cuenta de la ciudadanía, de la que no pueden desentenderse.

LA CARTA DE LA SEMANA

Esta vez no he firmado

Aún con los ojos enrojecidos y musitando una plegaria por el alma de Julen comienzo esta carta. He recibido en el móvil una petición de Change.org, promovida por la que, dice, es la nieta de un minero asturiano que recoge firmas para solicitar a la comisión del Premio Princesa de Asturias la concesión de dicho galardón a los ocho mineros que han participado en el operativo. Sin duda, esos abnegados y valientes mineros se merecen eso y muchísimo más, pero sería un demérito y una falta de reconocimiento hacia esos guardias civiles, bomberos, sanitarios, miembros de Protección Civil, ingenieros, en especial a ese ángel llamado Ángel García, responsable del operativo, hacia los operarios de camiones, excavadoras y grúas, a los herreros que construyeron la cápsula de rescate, a los que fabricaron los tubos contra reloj, a todos los voluntarios… Perdón por los que olvido; sin duda, son muchos más. A todos, a los trescientos que han estado días sin casi dormir, sería justo entregarles el citado galardón con todos los honores.

Joseba Andoni Ballesteros Pradera (Bilbao)

Por qué la he premiado…Por resaltar con firmeza lo evidente: feo está racionar el reconocimiento a aquellos que se entregaron sin medir lo que entregaban.


Educación digital

Nací en el año 82, en plena democracia, y he tardado más de lo que debería en entender lo que representa nuestra Constitución. No me la enseñaron en el colegio ni en la universidad, pero ahora que la conozco estoy convencida de que me he convertido en mejor ciudadana y, por ende, en mejor persona. He comprendido lo que significa ceder una parte de nuestra libertad individual al Estado para recibir los beneficios de una sociedad civilizada llevando consigo una serie de responsabilidades. Me dedico al mundo digital y me entristece ver que en la nueva ‘sociedad digital’ cada día se transgreden muchos de los derechos que llevaban tiempo instalados en la sociedad tradicional, convirtiendo la Red en un campo de batalla donde las faltas de respeto, el acoso o el machismo son habituales. Cambiar de medio no significa cambiar de valores, donde el todo vale parece reinar y se pierde el respeto a la mínima ocasión. El gran reto al que nos enfrentamos como sociedad es educar para hacer comprender que todos los derechos y obligaciones que nuestra Constitución engloba son independientes del medio que se utilice y que esconderse tras una pantalla no significa olvidarse de que seguimos siendo ciudadanos, tradicionales o digitales, pero al fin y al cabo ciudadanos, con todo lo que ello implica.

María Bermejo Rubio (Correo electrónico)


Las apariencias se disipan

A estas alturas del partido ya resulta imposible camuflar lo que es más que evidente. Tras una primera parte dominada por el bullicio de la joven insolencia, llega ahora el descanso, la reflexión y volver a salir al campo con la experiencia de los errores cometidos durante los primeros 45 minutos. Comienza la segunda parte y hay cambios importantes en la alineación. Quien parecía tomar ventaja en la carrera no estaba tan en forma como aparentaba, algunos se han lesionado y otros se encuentran extenuados en el banquillo. Otros, simplemente, no tienen más fútbol que ofrecer y no podrán afrontar el resto del partido. Los había muy diestros y con un amplio repertorio de filigranas con el balón en su repertorio, pero los flashes de las cámaras del público los han dejado ciegos. Se acusa la falta de entrenamiento y salta a la vista quién no ha hecho una buena pretemporada. Las apariencias se disipan, la falta de energía calma las aguas revueltas y ya se puede ver a través de ellas. La realidad sale a la superficie. Algunos asumen que jugarán el resto de la temporada en segunda división y allí podrán seguir destacando en el país de los tuertos. El resto del partido ya únicamente lo disputarán los más preparados.

Miguel Álvarez Conde (Santiago de Compostela)


Un diablillo en Segovia

De niño me contaron la leyenda de la campesina que engañó al Diablo para que construyera el acueducto que ahorró mucho trabajo a las pobres aguadoras de Segovia. Hasta recuerdo la ilustración que la acompañaba en uno de los libros de lectura de la escuela. Una historia ejemplar en la que el Diablo aparece como tonto, pues lo engaña una simple labradora; como incapaz, pues no termina la obra en una noche y deja sin poner la última piedra; y como derrotado, pues en el hueco que dejó incompleto veneramos hoy a la Virgen María. Un cuento que nos da muchos ánimos al saber que el enemigo fue vencido en su astucia por una mujer humilde y trabajadora. Y así, como tontito y haciéndose una foto ante el acueducto donde fracasó en su intento de robarle el alma a la doncella, lo ha representado un escultor, para que no nos tomemos muy en serio su poder. Para que lo venzamos con el buen humor, como nos han enseñado los grandes místicos. Pues, si la alegría solo nos la puede dar Dios, el enredarnos en los escrúpulos exagerando el mal hasta entristecernos es su obra preferida. Y por eso el puritanismo, el integrismo… con su rasgarse las vestiduras, que tanto asoman en esta polémica, están entre sus obras más perfectas; entre aquellas que engañan con la apariencia de estar defendiendo la fe, cuando en realidad se la pone en ridículo.

José Ramón Peláez Sanz, Párroco de Olmedo (Valladolid)

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Mejores

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Mejores

El bloc del cartero

¿Somos mejores de lo que nos creemos, mejores de lo que parecemos, mejores de lo que quienes no nos aprecian quieren hacer creer que somos? La pregunta, si la respondemos de uno en uno, obtendrá la respuesta que nuestra personal autoestima, nuestra arrogancia o nuestra modestia determinen. Si la respondemos en conjunto, y dado el éxito que tienden a tener hoy las reducciones denigrantes, es muy posible que, como sugieren dos de nuestros lectores, la respuesta tienda a ser afirmativa. Somos un país mejor de lo que quieren sus enemigos, que últimamente andan hiperactivos y ligeros en la descalificación. Y tenemos jóvenes mejores de lo que tiende a asumirse, quizá por efecto de una peligrosa y deplorable desconexión intergeneracional. Tampoco es cosa de confiarse: empeorar es fácil.

LA CARTA DE LA SEMANA

Qué nos pasa

Hace unas semanas, por motivos culturales y académicos, comencé a buscar las publicaciones del gran naturalista castellano Félix Rodríguez de la Fuente; en concreto, una selección de sus cuadernos de campo. Cuál fue mi sorpresa cuando, al ponerme en contacto con mi librería de confianza, me comentan que, desde hace mucho tiempo, no se publican nuevas ediciones y que debería recurrir a algún portal de compraventa de libros de segunda mano. ¿Cómo es posible que uno de los científicos españoles más importantes y uno de los precursores del estudio de la fauna a nivel mundial no tenga todos sus libros a disposición de sus lectores? ¿Publicaciones, además, que deberían tener sitio fijo en las escuelas del país? Pienso en Jacques Cousteau y en sir David Attenborough, ambos venerados en sus países de origen, y no llego a comprender qué nos pasa en este país con nuestros grandes compatriotas a lo largo de la historia. Bueno, supongo que pocos españoles son profetas en su tierra.

C. Baeza, Vallelado (Segovia)

Por qué la he premiado… Por recordar una figura y una obra que a los más jóvenes les queda ya lejana y por la denuncia de cómo descuidamos nuestro patrimonio intelectual.


Un país mejor

Estos son unos días importantes para ver una cara que no siempre se hace visible en este país. Cómo un grupo de personas, mineros, policías, guardias civiles o ingenieros, se han visto obligadas, y con orgullo, a dejar a sus familias y sus tierras por luchar en un caso insólito de repercusión casi mundial como el de Julen. Porque este grupo reducido es tan solo una pequeña proporción de una gran multitud que trabaja por hacer de este país un país mejor. Donde miles de personas se dejan la piel hasta el final por ayudar a los demás, muchas veces a cambio de nada, tan solo de satisfacción personal. Porque, quieran o no, no solo somos políticos, estafadores y sinvergüenzas, como muchos creen o intentan convencerse. Porque, quieran o no reconocerlo, eso también es España. Dentro de dos días volveremos a la realidad, donde dichos ‘héroes’ pasarán al olvido, dando lugar a la misma historia de siempre, corrupción política, nacionalismo y mil problemas que solo representan la cara más visible de este país, una pequeña parte, agrandada por todos aquellos que buscan una ruptura que jamás obtendrán.

Jorge M. R. (Correo electrónico)


Sellar el paro

El otro día un familiar me comentó, con entre furia y resignación, que había salido de las listas del desempleo por acudir con retraso a ‘sellar el paro’. En ese momento, mi imaginación evocó un funcionario detrás de un mostrador advirtiendo la llegada del siguiente turno. Un ciudadano (también llamado ‘parado’) con un gesto mecánico extendiendo la mano para entregar un papel arrugado con ciertas marcas de desgaste. Un «buenos días» y el sonido de teclas de ordenador entre murmullos de gente, teléfonos y pasos inquietos. Y ya está el paro sellado. Una tarea de tanto valor que al no hacerla en el día marcado le supuso pasar al mundo de los trabajadores.  Bueno, lo que pasó es que ya no estaba en la lista. Intento desde entonces encontrar un sentido a este acto de comparecencia que tiempos atrás podía tener su defensa, pero que hoy no deja de ser inútil por definición: vengo a comunicarles algo que ustedes deben saber. Más inútil aun, cuando muchos parados no reciben prestaciones ni se sienten apoyados en la búsqueda de empleo. Me gustaría pedir que ‘sellar el paro’ no fuera ya un acto para penalizar al desempleado, que, según la RAE, es «quien se halla en situación de paro forzoso», es decir, involuntariamente.

Mayte Guisa (Correo electrónico)


Ante la agresión, educación

Las agresiones sexuales perpetradas por menores y la violencia en parejas adolescentes son dos fenómenos extremadamente preocupantes de un más amplio problema gravísimo que nos genera gran alarma. A la vista está que, como sociedad, estamos dando una respuesta inadecuada e ineficaz, por incompleta, ante estas barbaridades. Hecho probado: la protesta y las medidas penales son insuficientes como reacción a este tipo de atentados contra la libertad y la integridad de las mujeres. Es necesario que todos aquellos agentes que intervenimos en el proceso educativo creemos una alianza familia-escuela y nos pongamos las pilas para brindar una adecuada educación sexual y garantizar una efectiva transmisión de valores. Si pretendemos obtener diferentes resultados, debemos actuar de inmediato de otro modo. Ante la agresión, educación.

Ibon Usandizaga Elizegi (Bilbao)


El brillo de lo ordinario

En ocasiones, se nos llena la boca con la mediocridad de nuestra juventud. Esta semana me han vuelto a sorprender mis alumnos. El lunes una alumna de 15 años me preguntó si le recomendaba Padre rico, padre pobre, de Kiyosaki. Ayer uno de 13 años nos deleitó en clase haciendo un repaso de la mitología nórdica. El plato fuerte llegó en el recreo de hoy. Observo a lo lejos a un alumno meditabundo, 16 años, perdido en su lectura. Me acerco, lee, absorto, Dublineses, de Joyce. No doy crédito. Además, lo hace en inglés. Después, me espeta, sorpren-dido, ante mi cara: «Si no pensamos, ¿quiénes somos?». Quizá la ciénaga que nos rodea nos impide ver el brillo de lo ordinario.

Matías Méndez Pérez (Correo electrónico)

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Discapacitados

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Discapacitados

El bloc del cartero

Todos hemos sido discapacitados. Todos, si vivimos lo suficiente, tenemos muchas probabilidades de volver a serlo. Todos, en algún aspecto, y si nos miramos de frente y sin engañarnos, padecemos –en presente– alguna clase de discapacidad frente a las exigencias que nos pone delante la vida. Mayor o  menor, perceptible o encubierta. Ese es el mensaje que nos transmiten, pertinentemente, dos de nuestras lectoras –una de ellas, en la carta de la semana–, y mostrar esa realidad es tal vez la gran virtud de la película que se alzó con el premio máximo en la ceremonia anual de los galardones del cine español. Tiende a enfocarse la atención a aquel que tiene capacidades diversas como un ejercicio de filantropía o una dádiva. No lo es. Y no solo se trata de justicia; también es la única opción inteligente.

LA CARTA DE LA SEMANA

Necesidades iguales

Tengo cuatro hijos maravillosos. Las dos pequeñas, gemelas, nacieron con un síndrome raro y aprenden más despacio que las niñas de su edad. ¿Problema? No encuentro colegio para ellas. No son de colegio especial ni de colegio normal. Estamos en un limbo. En el especial les ponen un techo que no tienen y en el normal no se atreven a cogerlas. Dicen que no tienen recursos y me lo creo a medias: querer es poder y las gemelas me lo demuestran a diario. La integración, parece, exige operaciones complicadas, pero bastaría con educar bien a los profesores y compañeros. Se habla de menores con ‘necesidades especiales’. Falso. Todos necesitan lo mismo: comer, dormir, sentirse queridos, querer, jugar, tener amigos. Mis hijas, aun con dificultades, son más trabajadoras y felices que el resto de los niños. Son inspiradoras, buenas, alegres, simpáticas, sociables… Se beneficiarían de tener amigos ‘normales’ en clase, pero más aprenderían sus compañeros: el valor del esfuerzo, la empatía y la superación. Olvidamos que somos personas, no cocientes intelectuales.

María O’Donnell Armada (Correo electrónico)

Por qué la he premiado…Por poner sobre la mesa una de esas cosas que importan, más de lo que a estas alturas –los hechos lo acreditan– hemos sido capaces de entender.


Discapacitados

Celebro que el jurado de los Goya eligiera Campeones como mejor película. Hay una frase con la que me quedé: la de cuando el exjugador de baloncesto profesional habla con otra persona y le dice que el entrenador ha mejorado mucho porque le están tratando su discapacidad. Me llamó la atención, porque en nuestra sociedad tendemos a etiquetar y a movernos entre el blanco o el negro: los jugadores de baloncesto de la película son los discapacitados y el entrenador, en teoría, no. De hecho, establecemos dicha contraposición, sin darnos cuenta de que todos tenemos capacidades limitadas. ¿Quién soy yo para denominar ‘discapacitada’ a otra persona, cuando yo misma encuentro mis capacidades limitadas a diario por factores endógenos o exógenos? Me gusta más decir que nos hallamos ante personas con otras capacidades: para ver, por ejemplo, nuestras limitaciones, traumas. Aunque no lo creamos, todos tenemos nuestras discapacidades. Lo intenté explicar en una cena, pero no sé si se me entendió o se me quiso entender. Espero que alguien aquí entienda a qué me refiero.

A. E. Labayen (Correo electrónico)


El poder de las palabras

He pasado varios días en el hospital con mi padre, ingresado por una neumonía. Cada mañana el médico me informaba de la evolución de la enfermedad, tratamiento, cambios en la medicación… En todas estas conversaciones se repetía una frase que se me quedó grabada: «A su edad… ya se sabe». Quise imaginar que mi padre, aunque lo oyese diariamente, no le había dado importancia. Pero, mientras lo acompañaba, me entristecía pensar que quizá durante las aburridas y largas horas hospitalarias su cabeza (como la mía) estaba dando vueltas a esa frase. Quizá en esos momentos que permanecía adormilado estuviese pensando: «¿Qué habrá querido decir el médico? ¿Que con mis años no funciona el tratamiento? ¿Que a mi edad no merece la pena buscar alternativas? ¿Que no…?». Temo el día en que siendo yo el ingresado llegue a oírla. Espero que, con un poco de suerte, dejen de usarla.

Jesús María Perosanz, Éibar (Guipúzcoa)


Discriminado

Leyendo la entrevista con Carmen Maura, me gustó su sinceridad sobre la situación de las mujeres y otros temas. Dijo cosas que, dichas por un hombre, sonarían machistas. Parto de que las mujeres han estado discriminadas laboralmente y en otros campos muchos años, pero creo que esta discriminación ha ido a menos, y no solo afecta a mujeres, sino a hombres también. Los hay que no pudieron hacer sus prácticas en Magisterio, en Educación Infantil, porque maestras-tutoras no creían que un hombre pudiera realizar esa labor como una mujer. Hay maestros que no pudieron entrar en un equipo directivo porque, por la paridad, debía haber hombres y mujeres, cuando esos maestros han trabajado en centros dirigidos solo por mujeres, dejando la paridad en esos casos olvidada. Hay maestros que han sufrido el recelo de madres que no veían bien que un hombre entrara en un aula de infantil por el simple hecho de no ser mujer. Injusticias y desigualdades hubo, hay y habrá. Y yo, que he sido ese maestro a veces discriminado, sigo ejerciendo mi profesión con ilusión y ganas de hacer bien las cosas.

Miguel Villar Colmenero (Jaén)


Antidepredador

Con todo respeto hacia Carmen Maura, creo que sus declaraciones sobre los abusos sexuales en el cine –«la mitad de ellas no me las creo»– y el movimiento #MeToo –«vamos a acabar con los tíos»– son desafortunadas, aun más teniendo en cuenta la brutal violación que ella sufrió y de la que ya no quiere hablar. Las víctimas de abusos suelen citar el miedo a «nadie me va a creer» como motivo para callar. No extraña ese temor cuando las propias mujeres, incluso víctimas de violencia machista, certifican que no creen a otras mujeres. Es un gran problema. El silencio, el encubrimiento del agresor y el no creer vienen de una sociedad con el lastre de antiguas pautas de conducta sexista, y que mantiene un doble estándar sexual, a pesar de todos los avances y la educación. ¿Hay gente que miente? Por supuesto. ¿Son la mitad? Muy improbable. No es una cuestión de ser antihombre, sino antidepredador.

N. F. La Coruña

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Autocrítica

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Autocrítica

El bloc del cartero

Es vicio comúnmente extendido entre las personas maduras de todo tiempo y lugar la condescendencia, incluso el recelo, hacia las nuevas generaciones. Enseña sin embargo la experiencia que pueden aprenderse lecciones de todo el mundo, incluso de quienes tienen menos experiencia. Una buena muestra la tenemos esta semana con las cartas de dos jóvenes que practican, sin concesiones, un ejercicio que a los mayores nos cuesta, que a menudo se echa en falta en nuestro discurso público y privado y que resulta altamente saludable: la autocrítica. Miran a sus pares, a su propia generación, y se plantan ante algunas de sus tendencias más extendidas, con plena conciencia de que lo que sostienen no gustará a muchos. Quizá deberíamos hacerlo más, todos: exponernos a no resultar simpáticos a los nuestros.

LA CARTA DE LA SEMANA

Nuestras ciudades, nuestras tiendas

Cada vez que paseo por mi ciudad y veo abrir una nueva tienda pienso: «Qué valientes (o qué inconscientes)». Hay que serlo para abrir un comercio hoy, cuando es mucho más fructífero ser rentista que comerciante (además de más cómodo). Un tiempo en el que preferimos comprar desde casa dando a un botón que ir a ojear tiendas, tocar género, abrir libros, compartir un rato con tenderos, dependientes, compradores.

Un tiempo en el que todos tenemos los mismos gustos y solo triunfan las franquicias –cada vez más las on-line– y en el que queremos pagar cada vez menos por todo. Este tiempo y sus características, que todos fomentamos, harán que un día salgamos a las calles de nuestra ciudad y echemos de menos esas tiendas, esos nuevos negocios que nos sorprendían y despertaban la curiosidad. Finalmente, irán matando nuestras ciudades, no habrá cines ni librerías, y solo quedarán los cascarones vacíos de las grandes corporaciones que usarán los escaparates para enseñar sus productos, que compraremos desde el ordenador en nuestra casa, porque para qué vamos a salir a esa fría ciudad.

Arancha Ruiz (Santander)

Por qué la he premiado… Porque algún día a lo peor nos acabamos dando cuenta de que esto importaba, de que no daba igual dejarlo desaparecer.


John Deacon

En el interesante artículo de Carlos Herrera sobre Bohemian Rhapsody y Queen, se hace un trato desacertado hacia su bajista, John Deacon. Se habla del talento de Mercury, May y Taylor y se añade: «bueno, y también de Deacon». John Deacon ha demostrado ser con diferencia el más consecuente de los miembros de Queen. Cuando Mercury murió, él comunicó que no seguía en Queen, sin Freddie no tenía sentido, algo que May y Taylor no han hecho, contratando nuevos y pésimos vocalistas para giras y discos recopilatorios. ¿Se puede dudar del talento de Deacon? Solo basta recordar que ha compuesto los éxitos I Want To Break Free, Another One Bites The Dust, You’re My Best Friend, Friends Will Be Friends, Spread Your Wings o One Year Of Love. Deacon era tímido, tranquilo, el perfecto equilibrio para que la banda funcionara, el George Harrison de Queen. Me duele que se dude de su talento: estoy convencido de que, sin él, Queen no hubiera sido el mejor grupo de la historia.

Fernando Sarrato Balaguer (Correo electrónico)


Invadida por la indignación

He meditado mucho si escribir o no estas líneas, pero la rabia me invade con la última carta premiada… Es un tema muy delicado el que nos llevó por desgracia a Totalán, pero necesito dar mi opinión. En el fatídico rescate, estoy de acuerdo, participaron muchas personas para mover y remover toneladas de tierra y llegar al pequeño Julen, operarios en las excavadoras, expertos fabricando tubos a contrarreloj, cientos de personas pendientes del pequeño, pero ocho, solo ocho, arriesgaron su vida, sabiendo que había muy pocas opciones de traer al niño todavía vivo y aun así bajaron. Olé ellos. Cualquier fallo, cualquier error de cálculo habría sepultado a todos. Es muy injusta esa comparación de tareas. Reconocimiento para esos ocho héroes, por favor. Yo sí firmé y lo volvería a hacer.

Elena Rivero Peláez (Valladolid)


¿A qué huele Madrid?

No hace falta estar muy atento: el olor, nauseabundo, mareante, llega quizás varias veces en cualquier paseo que uno dé por la capital. ¿Y en el resto de España? ¿De Europa? Hablo del olor a porro, la droga más preocupante que afecta a mi generación (tengo 21 años) y la más aceptada. El consumo es tan común que ya nadie lo oculta y se ve como «algo bueno», casi «indispensable» al salir de fiesta; pero nunca es solo «para salir de fiesta»; no acaba ahí. Adolescentes que con solo 16 años, quizás menos, rechazan mirar a la vida, afrontarla, para iniciar un camino sin retorno. ¿Conoce a alguien que los lleve consumiendo algunos años? Sabrá lo que es sentir el paso del tiempo. Y recuerde: cada mirada, cada risa, cada gesto cómplice que tenga con una persona que consume porros es un paso más para que acabe esquizofrénica o su vida en la nada.

Javier Villalba Alonso (Madrid)


Rollo una carta

Desconozco si los más avezados se han percatado de la increíble revolución que encabezamos los jóvenes. Progresivamente, aumenta nuestra destreza de decir más con menos palabras. Y mejor. Ponemos de manifiesto que saber mucho vocabulario no tiene función. Constituimos el paradigma de la economización del lenguaje. Además, en una exposición de cualquier tipo, un joven, en general, aunque siempre hay alguna oveja descarriada, repetirá las expresiones: «rollo», «en plan» y «del palo» (esta reservada a los más audaces). La suma de escasez léxica y empleo de muletillas comodín nos ha permitido sintetizar nuestro discurso al máximo. Directo y al pie. En este fenómeno subyace la clara evidencia de que la lectura de libros, tan anticuada y tediosa, es perfectamente sustituible por una ojeada de tuits, comentarios de Facebook o pies de fotos de Instagram. Este cambio no sólo no empeora la capacidad comunicativa, sino que la asciende. Por ello, reclamo: pese a que alguno caiga en la tentación de leer algún libro, rectifiquen, desistan y regresen a sus pantallas, como mucho recurran a un vademécum de un youtuber o similar para superar la tentación. Les ruego que no se aparten del buen camino de la simplicidad. Sus beneficiosos frutos ya los padecemos.

Daniel Pérez González, Trobajo del Camino (León)

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Enseñanzas

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Enseñanzas

BLOC DEL CARTERO

Protesta con su parte de razón una profesora jubilada, tras cuatro décadas de servicio en la enseñanza pública, por la interpretación que una carta aquí premiada podría propiciar, en el sentido de minusvalorar los esfuerzos que se hacen, desde hace años, para atender a la diversidad y las necesidades especiales de los alumnos. Esos esfuerzos existen, puede dar fe quien conozca de cerca la peripecia escolar de alumnos con esas características, y también que es en la enseñanza pública donde se desarrollan con mayor intensidad. Sin embargo, quien denuncia una situación no suele hacerlo por capricho, y conviene recordar la disparidad que en este momento existe entre nuestros sistemas de enseñanza pública, que son 17 y no uno. Casos de trato insatisfactorio los hay, y más cuanto más atípica es la diversidad.

LA CARTA DE LA SEMANA

Bondades

Hasta que no escuché a mi padre agradecer cuanto la naturaleza regala, no fui consciente de ello. Miraba atrás y recordaba nubarrones de mal presagio que terminaron aún peor. Cielos enfurecidos que en plenas fiestas patronales arrasaron con la cosecha. No olvidaré aquella vuelta al pueblo en vísperas de recolección. Supe de la triste realidad que algunas tormentas acarrean.

Dos días después, todo lo que oía eran ideas y soluciones futuras sin mención a la derrota aleatoria. Pese a un escozor que las tiritas amortiguan, la ilusión perseveraba. Creo que era, en parte, cuestión de ‘no tenerse lástima’. Desde hace unos años, he anclado mis botas sobre aquella tierra de frutas; la misma que el rocío camufla o resbala por el barro. Cada madrugada me enseña cosas. A techo descubierto, siempre distinto del que precede, una se tranquiliza, deja los clamores y se dispone a venerar cuando alza los ojos: de ahí proviene el sabor a verano de las cerezas. Gracias a la sonrisa que el sol esboza casi a diario, al suelo que trabaja incesante; al lingote fluido que supone la lluvia.

Ana Fdez. de Heredia Langarita, Calatorao (Zaragoza)

Por qué la he premiado…Por devolvernos la conexión con esa parte de nosotros que está unida a la naturaleza y de la que, para nuestro mal, nos olvidamos a veces.


Orgullosa de la enseñanza pública

Soy una maestra jubilada de la enseñanza pública después de trabajar cuarenta años y tutora de mi hermana con síndrome de Down, con la que he vivido toda la vida, por lo que estoy muy sensibilizada con todos los temas relacionados con la discapacidad. Mi marido también es maestro y logopeda y ha trabajado toda su vida con niños con todos los tipos de discapacidad. El motivo de mi carta es mostrar mi indignación por la carta de la semana [del número 1635 de XLSemanal, del pasado 24 de febrero] en la que una madre cuenta que sus dos hijas pequeñas, con un síndrome raro, no reciben atención en ningún centro educativo. Para empezar, ¿qué es eso de un síndrome raro? Todos los síndromes tienen nombre. Por otra parte, cualquiera que conozca un poco nuestro sistema educativo sabe que la enseñanza pública da respuesta a todo tipo de discapacidad, tanto física como intelectual, con los profesionales que necesita y con las adaptaciones curriculares que precisan. ¿De qué colegios habla esta madre? ¿De los concertados? ¿No conoce los públicos? ¿Quién la asesora? Cualquier trabajador social se lo puede indicar. Creo que su carta, que me ha hecho sentir muy mal, difama la enseñanza pública, de la que estoy muy orgullosa.

Icíar García-Ergüín Hernando (Bilbao)


Campaña electoral

Estamos a prácticamente dos meses de las elecciones y ya estamos en campaña electoral. Para saber de un partido político en particular, hay que escuchar a los otros partidos. Cada uno habla de los demás, claro está, que poniendo de manifiesto los aspectos negativos. Además, todos los líderes se expresan a gritos, con violencia verbal y sin educación ni consideración algunas hacia los adversarios. Deben saber los políticos que para muchos ciudadanos este comportamiento es totalmente contraproducente. Hasta ahora, ninguno nos ha enseñado aspectos de su futuro programa. Creo que la campaña electoral debe ser respetuosa con cualquiera de las demás opciones. Debería transcurrir en un tono sosegado, sin acritud, con respeto a los demás y, más o menos, en estos términos: «En sanidad, queremos implantar estas medidas: …; en educación, estas: …; en política fiscal, estas otras: …; respecto a la revolución tecnológica: …; en investigación: …; en empleo: …; en ecología y transición energética: … Respetamos las medidas que contemplan otras formaciones. Las nuestras son las citadas. Si creen que son las que mejor se ajustan a mejorar la vida de los ciudadanos, les rogamos que confíen en nosotros y nos den su confianza». Muchas personas se lo agradeceríamos. De verdad.

Francisco Iriarte Cortés (Zaragoza)


Natsuko y Rossini

Entre aria y aria ha cogido la escoba y el recogedor y se ha puesto a barrer. Invito al lector a que intente imaginar de quién se pueda tratar; con tan pocos datos no dudaremos en concluir que es alguien dedicado al bel canto, pero si tratamos de inferir su sexo, el heurístico de representatividad nos conducirá a pensar que pueda tratarse de una mujer; quizá las del heteropatriarcado se enojen, pero en esta ocasión este atajo mental nos permite acertar plenamente. Tras ser captada por las cámaras de seguridad barriendo la calle motu proprio y en un acto de generosidad extrema, el alcalde de Pésaro, Italia, decidió buscar a tan ejemplar vecina al objeto de ser homenajeada. Finalmente, gracias a las redes sociales, la mujer ha sido identificada: se llama Natsuko Takase, pertenece al noble pueblo japonés y es una soprano que desde hace veinte años vive en la cuna de Rossini.

Una paradoja más de la vida, en la que una persona extranjera da toda una lección de civismo en una ciudad llena de papeles y colillas, la misma ciudad que vio nacer al compositor de El barbero de Sevilla, quien, dicho sea de paso, era un vago de solemnidad a quien no le importaba copiarse por no componer de nuevo y procrastinaba sin parar. De cada uno depende tomar el ejemplo de Natsuko o de Rossini. Yo de momento, voy a empezar por mi casa.

Juan Fernando Ramón Sánchez, Torremayor (Badajoz)

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