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Channel: Cartas de los Lectores – XLSemanal
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Necesidad

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Necesidad

EL BLOC DEL CARTERO

La mejor manera de asignar nuestros recursos es establecer antes el catálogo real de nuestras necesidades. Sin hacer ese elemental y saludable ejercicio, no podemos invertir con criterio y, si nos lo saltamos, nos exponemos al despilfarro y, de rebote, a la escasez. Las generaciones que nos precedieron, acuciadas por una insuficiencia crónica de recursos, se doctoraron en el arte de la administración. Aquellas que se han forjado al calor de la prosperidad y de la proliferación masiva de bienes de consumo han perdido, hemos perdido, el fino instinto para no dilapidar allí donde es interés de otro, y no de uno, poner lo poco o mucho que se tiene. Advierte un lector contra el peligro de confundir lo que se quiere con lo que se necesita. Es la trampa perfecta que se nos tiende: querer, y de ahí necesitar, lo superfluo.

LA CARTA DE LA SEMANA

Siempre me quedará Jardiel

Hacía tiempo que no iba en el metro de Madrid. Fue un trayecto del aeropuerto al centro. Me senté y me vi reflejado en el cristal de enfrente. Me costó reconocer a aquel estudiante que, en los ochenta, devoraba las obras completas de Enrique Jardiel Poncela. El libro del convaleciente, La tournée de Dios, Eloísa está debajo de un almendro… aquellas páginas sacaron mil sonrisas de aquel esbozo de arquitecto que se desplazaba de Malasaña a Pueblo Nuevo para dar clases de Matemáticas. Miré a izquierda y derecha y me costó reconocer el vagón y la actitud de sus ocupantes. Prácticamente todo el mundo atendía su móvil. Incluso las parejas. Nadie leía nada sobre un papel. Ni libros ni periódicos. Los tiempos cambian y cada uno es libre de decidir a qué dedica ese tiempo de trayecto, pero me pregunté: en unos años, si todas esas personas se enfrentan a su reflejo y evocan ese tiempo pasado en el metro, ¿qué poso les habrá quedado en su memoria? A mí, por más años que pasen, siempre me quedará Jardiel.

Iñaki Gómez Díaz, Logroño (La Rioja)

Por qué la he premiado… Porque, en efecto, es de leer y leernos, y no de picotear alpiste digital, de donde nace la memoria que al cabo nos habrá de sostener.


Perseguidos

Releo y paladeo el último artículo de Isabel Coixet ( No soy fan de Isabel Coixet, pero…). Emociona su talante de superviviente, curtida desde la infancia en la experiencia de las víctimas de acoso. Tendemos a creer que los considerados por la masa menos sanos, inteligentes, ricos o blancos son los habitualmente perseguidos, olvidando a los que destacan porque piensan por sí mismos y huyen de adoctrinar y ser adoctrinados. Puede que los más vulnerables sean el plato fuerte del banquete del acosador, pero el individuo sano y autónomo es el alimento favorito del líder mediocre y su corte de palmeros. Coixet pertenece a esa estirpe de humanos admirables que buscan la verdad caiga quien caiga, conscientes de que las masas, con sus eslóganes políticamente correctos, solo los aplaudirán si el azar quiere que, por efímeros instantes, lo auténtico esté de moda.

Isabel P. Ferrer (Correo electrónico)


Y, a pesar de todo, leen

Tenemos dos hijos adolescentes y buenos lectores. No hemos hecho nada especial para lograrlo. El de 15 años está encantado porque ha encontrado una biblioteca pública especializada en literatura juvenil, y a la de 12 le tengo que decir una veintena de veces que deje el libro y desayune. Yo soy de las que disfrutan de un buen libro, por lo que se me cae la baba cuando los veo casi pasarse la parada del tranvía atrapados por los personajes. Pero sé que llegará septiembre y esto cambiará.

Cuando al mayor le diga, ¿pero es que no tienes un buen libro que leer?, me contestará: «¡Sí, mamá, pero no me gusta leer a cachos un libro! O hago los deberes o leo», con un tono de voz que delatará su edad. Y a la chica le diré: ¿pero hace cuánto que no lees? «¿Para qué, mamá? ¡Para que luego la profe me haga hacer una ficha! Para eso no leo». No echaré arena sobre la labor de los maestros que han tenido porque sería injusto. Recuerdo a una profesora, ya jubilada, que le dejaba libros a mi hijo en vez de mandarle más deberes de Matemáticas o Lengua, y luego siempre buscaba un rato para preguntarle si le había gustado. Pero, cuando los miro leer, algo se enfada dentro de mí y grita: ¡mis hijos leen a pesar del sistema educativo! ¡Algo no funciona!

Irene Guíu (Zaragoza)


Con una amable sonrisa

El verano ha llegado con todo su esplendor. Este año decidí acudir al gimnasio. Mi sorpresa fue mayúscula al preguntar por el precio de la cuota mensual. Según la señorita que me atendió, tienen dos: la normal y la de jubilados. Yo, por tener 63 años y ser lo segundo, accedo a ella. Sale más económica y las prestaciones son las mismas. El gimnasio abre puertas a las 6:30 de la mañana y cierra a las 23.00. Como decía, mi asombro fue que al estar fuera del sistema y, supuestamente, de una clase más débil corporalmente y, por respeto a la clase considerada joven y saludable, solo te permiten acceder al interior en horario de 11:35 a 12:00 de la mañana, de lunes a viernes… y nada más y, si sales no puedes volver al interior del recinto. A todo esto, si por azar de la vida te entretienes cinco minutos más, tienes las puertas cerradas hasta el día siguiente. La señorita que me informaba con toda naturalidad lo hacía con una amable sonrisa de oreja a oreja, me hizo comprender que, como especie, poco o nada hemos evolucionado en educación, valores, respeto a los mayores y, además, cargarse de un plumazo el tan apreciado antaño sentido común.

Albert Joan Maria Alà (Lleida)


Necesito vs. quiero

Son dos conceptos diferentes entre sí. Querer algo o a alguien no es lo mismo que necesitarlo. En edades infantiles queremos mucho por desconocimiento, por experimentar cómo son las cosas, verlas, tocarlas, probarlas. Necesitar es distinto, se necesita algo para cubrir una carencia, por ejemplo, una bicicleta para desplazarse, pero si no existe esa carencia, no hay necesidad. Es decir, si no necesito desplazarme, no necesito la bicicleta por mucho que me guste y quiera una. Circula desde hace poco un anuncio de un coche que dice «lo quiero tanto que lo necesito» y es un error de los publicistas mezclar estos dos conceptos que son totalmente diferentes. No es lo mismo querer que necesitar.

Romualdo Ignacio María Lull, Benimeli (Alicante)


Bien escaso

No es ninguna novedad, el agua es un bien escaso. Se nos alerta de posibles restricciones y se nos demanda un consumo responsable. Hay que hacerlo, no queda más remedio y es nuestra obligación, al tiempo que reciclamos vidrio, plástico y papel. Pero si nos preguntamos: dónde se emplea el 80 por ciento del agua que se consume y si ese consumo es racional, la respuesta, según información oficial, está en la agricultura y el regadío que, además, pierde entre el 50 y el 70 por ciento del agua que emplea, por mala utilización. ¿Y los gestores públicos no hacen nada? Se consiente perforar cada vez más profundamente en los acuíferos y, en beneficio de unos pocos, convertir en regadío fincas incultas. Que, a pesar del riego serán subvencionadas, para entrar en competencia con productores de otros países. ¿Para cuándo una política de recuperación de zonas roturadas donde hubo bosques? Es fácil observar cómo, en cuanto se inicia la campaña de riego en las mesetas, los arroyos disminuyen drásticamente su caudal, si no se secan, y los manantiales dejan de brotar. Mientras tanto, podemos estar tranquilos. Vamos con nuestra bolsa de papel recuperada a comprar al súper para llenarla de envoltorios de plástico, nos ducharemos días alternos y emplearemos el agua de aclarar los platos para el inodoro.
Fernando Estévez Carretero, Valoria la Buena (Valladolid) 

Jornada a la carta

Actualmente, los trabajadores tienen derecho a solicitar la jornada a la carta. Es decir, adaptar la duración y distribución de la jornada laboral para posibilitar la conciliación familiar y laboral. Estadísticamente, los empleados más jóvenes priorizan la conciliación y el llamado ‘salario emocional’. Es decir, anteponen los beneficios no monetarios a la consecución de un trabajo que les llene.

 “Se da un clamor para que los políticos depongan su ambición y sitúen a la ciudadanía por encima de sus intereses partidistas” 

La caída de la natalidad nos sitúa en una crisis demográfica que requiere medidas que garanticen esa conciliación. La productividad ya no se mide por la cantidad de horas dedicadas a la empresa, sino por la motivación emocional. Es un cambio de paradigma en la relación empresario- trabajador y, a buen seguro, contribuirá a paliar o eliminar el absentismo laboral y el rutinario presentismo. En cualquier caso, de surgir discrepancias irreconciliables entre empleador y empleado serán resueltas por la Justicia, lo que puede generar una significada litigiosidad.
José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona) 

Yatrogenia política

En sectores populares y agentes sociales se da un clamor, una exigencia a favor de que los políticos depongan sus ambiciones y sitúen a la ciudadanía por encima de sus intereses sectario-partidistas. Especialmente interesante ha sido la declaración no institucional del colectivo Economistas Frente a la Crisis titulado: Impulsar el cambio. El momento es ahora. La encabezan con un repaso socioeconómico de los últimos diez años que, a los ingenuos que saludamos con un «bienvenida, crisis» la oportunidad para que se dieran cambios y evitar que la siguiente fuese mayor, nos viene a decir que efectivamente se dieron, pero a peor. Y justo en los dos pilares más sensibles y sagrados para el devenir de la humanidad: la educación en los valores y la justicia social, y el uso de los bienes y cuidado del planeta.
Para evidenciar el segundo parámetro, no es necesario destacarlo en la prensa, pues lo venimos sufriendo. Pero del primero, ¡ay, los medios! Cuánto esfuerzo para que se note lo menos posible, desde los suicidios por causas psicosociales de pobreza creciente y progresiva desigualdad causada por la yatrogenia institucional hasta la depresión y desánimo vital producidos en una clase media en extinción y cada vez más decepcionada con gobernantes que, en su mediocridad, son incapaces de evaluar a estos dos grupos sociales como sectores claves para la riqueza del país. «Más de diez años después de iniciada la crisis se constatan las consecuencias de las políticas adoptadas: la renta media real es en España la misma que hace diez años, pero, mientras el 1 por ciento más rico la ha aumentado un 21 por ciento, el 40 por ciento más pobre ha perdido lo que los demás han ganado». Vieja y eterna lucha de clases que hace posible que la siguiente sea aún mayor.
Iulen Lizaso Aldalur, Hernani (Guipúzcoa) 

Puedes mandar tu carta por correo electrónico a xlsemanal@tallerdeeditores o por correo postal a XLSemanal; sección Cartas; Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 1.º (28027) Madrid. La dirección se reserva el derecho a publicar, editar y cortar las cartas por razones de espacio y claridad. No se mantiene correspondencia.

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Investidura

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Investidura

EL BLOC DEL CARTERO

Muchos españoles trabajan. No todos en lo que les gusta, incluso más de uno en algo que aborrece. Muchos españoles no trabajan, aunque quisieran hacerlo. Les falta el empleo, les falta la formación, les falta, ya sea por lo uno o por lo otro, la oportunidad adecuada a sus necesidades. Unos y otros, semanas atrás, han seguido, más o menos de cerca, lo que se debatía en el Parlamento. Al final han visto como quienes allí se reúnen, con un buen puesto retribuido con cargo a sus impuestos, no hacían el trabajo primero que se supone que les incumbe: designar un presidente que pueda nombrar un gobierno. Quizá a alguien le sorprenda, y todo, que no estén contentos. Los españoles. Quizá algunos no hayan entendido para qué se los elige, en qué tiempo y lugar están. Quizá los saquen un día del malentendido.

LA CARTA DE LA SEMANA

La educación del filtro

En educación se habla a diario de ‘innovar’, ya casi un paso al frente vacío, lleno de pantallas y fuegos artificiales que, más que un avance, suponen lo que un filtro a una foto de Instagram. Queremos vender el tejado del edificio descuidando los cimientos, olvidando la calidad del cemento. Es la sociedad de la educación para que los padres estén contentos y los niños, tranquilos. Y si algo rompe esa ficticia armonía, la culpa siempre será del maestro, profesor o libro de texto. Lo importante es que nadie se frustre, para que así los niños crezcan ajenos a la realidad haciéndose selfis ante el espejo, incapaces de tomar un café con alguien sin mirar el móvil y, por supuesto, para que siempre puedan hallar un culpable de sus problemas y publicarlo en las redes. ¿Qué podemos esperar del futuro si en los hogares ya no se educa y en los colegios no se puede enseñar? ¿Adónde queremos llegar fabricando víctimas de la satisfacción inmediata y ajenas al esfuerzo constante? Innovar debería dejar de ser un puente entre la alfabetización tradicional y la alfabetización tecnológica.

Basilio Freán Bernedo (A Coruña)

Por qué la he premiado… Por la llamada a salir de esa dinámica del trampantojo en la que a todos, no solo a los más pequeños, nos sumergen las pantallas.


Año

Durante un año escolar me he dedicado a prepararme y a estudiar para formar parte del cuerpo de maestros. Un año cargado de incertidumbres y de sinsabores que se arreglaban con el trasfondo de una ilusión desmedida. Llegó la fecha y, pese a haber realizado un muy buen examen, suspendí. La desilusión se apoderó de mí, pero supe que la vida es así y que se abría ante mí un proceso de aprendizaje y de nuevas oportunidades. Encontré trabajo en una internacional del mueble como cajero y disfruto de cada día de trabajo. Soy feliz hasta que enciendo la radio de camino al trabajo y me entero de que aquellos que diseñan mi proceso selectivo, mis impuestos y mi vida han decidido que no se van a poner de acuerdo. No jugaré con demagogias baratas, no quiero ser político ni creo que valiera para ello, pero, por favor, sabed que trabajáis para el pueblo que se levanta sábados, domingos y festivos para trabajar. Tened en cuenta que detrás de vuestros sillones y mansiones hay miles de trabajadores que han depositado en las urnas un deseo de estabilidad y de mejora. Legislad y trabajad para que los sueños de los demás se hagan realidad y para que las vidas precarias dejen de serlo, no para que vuestras cuentas sigan aumentando los ceros.

Jaime Gutiérrez Vallejo (Correo electrónico)


No queremos palmeros

Hubo muchos aplausos en el debate de investidura fallido. No hubo orador que no fuera aplaudido por los suyos. Sus señorías aplaudían a rabiar. Aquello parecía más un concurso de la tele que un debate de investidura. Se escuchaban tantos aplausos cuando hablaba Pablo Iglesias, el presidente en funciones, Albert Rivera, el líder de los populares, los nacionalistas… También fue muy aplaudida la diputada canaria que se acordó de las abuelas de las Islas Afortunadas. «Estaban bonitos», decían las abuelas canarias a los niños. Una frase muy bien traída a cuento porque todos los políticos estaban bonitos en el Congreso. No podrán negar en Europa que en España se aplaude bien. Nuestros políticos no son capaces de llegar a acuerdos de investidura ni a ofrecer una abstención por el bien de esa España que Pablo Iglesias llama «Patria» y Albert Rivera dice defender oponiéndose a Sánchez y su banda con una pasión que asusta a algunos cargos de Ciudadanos que se le van. España va bien, como diría José María Aznar. Va bien en aplausos. Yo creo que tendrán como mínimo una semana de dolor de manos. Parece que piensan que les pagamos un sueldo por aplaudir en el Congreso. Vamos a tener que decirles en la próxima convocatoria electoral que no queremos palmeros. Lo que los ciudadanos y ciudadanas de este país queremos son gestores.

María Rey (A Coruña)


Difusión del tabaquismo

En el número 1652 de su revista, con fecha del 28 de julio, se incluye un reportaje sobre el tabaco con el subtítulo ¿Qué hemos hecho mal? Pues bien, el tratamiento fotográfico del reportaje contribuye a la difusión del tabaquismo. Mientras que el texto analiza, parcialmente, los problemas que nos han llevado hasta la situación actual, es decir, una década perdida en la lucha contra el tabaquismo –aunque podría haber profundizado en el fraude sistemático de las terrazas, que deja en muy mal lugar a nuestras administraciones–, las imágenes parecen sacadas de una campaña para promover el uso de dispositivos de vapeo. Choca que, en la misma revista y el mismo número, el tratamiento gráfico de los sintecho sean retratos descarnados que consiguen reflejar la gravedad del problema y, sin embargo, el aumento del tabaquismo entre los adolescentes sea saludado con un tipo de fotos que parecen más bien una marquesina publicitaria. Creo que 55.000 muertos al año merecen otro tipo de retratos.

Ubaldo Cuadrado (Correo electrónico)


La educación del futuro

Mi iPhone va a cumplir seis años, igual que mis alumnos de primero de primaria. Funciona bien, igual que mis alumnos. Dicen que son pequeños ordenadores potentísimos que incluso nos escuchan. Los móviles, digo. El móvil de un profesor podría haberse convertido en un magnífico ejemplar de inteligencia artificial. Todo lo tiene ahí dentro. «Ha visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser (mi aula)». No sé si ha procesado más el aparato o el alumno de seis años. ¿Serán en el futuro más perfectos los robots transhumanos o mis alumnos? Los robots serán listos, cerebrales y eficaces. Nunca harán lo que les dé la gana, cosa habitual en un niño. No se comportarán como irracionales, frecuente en los humanos humanos. Y no se reirán sin motivo. Está claro que inteligencia y competencias son el futuro. Y que los niños libres y emotivos son difíciles de educar. Eso es la educación.

Adrianey Arana Pérez (A Coruña)


Reflexión del ‘jubilata’

Con la jubilación se pasa a la zona de sombra, donde se vive relegado, apartado, ignorado. De júbilo que se dice, poco o nada. Aguantar la soledad y los achaques, mal que bien ir tirando. Quiérase o no, el jubilado se ve arrastrado en un crescendo hacia la desaparición. En el entretanto sigue siendo el que fue ante todo en el recuerdo, pero la memoria le flaquea, se vuelve muy frágil a esa edad. Como decía de la vida un lector en este mismo espacio, ha completado la presentación y el nudo, y ya solo le queda el desenlace. La realidad, sea cual sea la parte de la misma que se acepte, se achica en la vejez y, aun y todo, cuesta lo suyo aceptarla. El ‘jubilata’ cuerdo no busca razones para morir ni para vivir y amar. Y está claro que si algo busca es la comprensión, no la compasión, tan peligrosamente cercana al desprecio.

Carmelo Carrascal (San Sebastián)


El poder de los pobres

Decía Mandela que «mientras que la pobreza, la injusticia y la desigualdad existan en nuestro mundo, ninguno de nosotros podrá realmente descansar». Esto lo pude comprobar en primera persona cuando viajé de voluntariado a Gambia junto con varios amigos el pasado mes de junio para construir una escuela infantil. Sin embargo, aquello que aportamos es ridículo en relación con lo que hemos recibido. Las partes aparentemente más inhumanas del mundo me han enseñado los comportamientos más humanos de las personas: la escucha paciente, la sonrisa permanente, la ausencia de quejas, el servicio a los demás… Los principales beneficiarios del voluntariado hemos sido nosotros. África ha sido un despertador de nuestras conciencias que nos ha ayudado –por qué no decirlo así– a replantearnos la existencia, a reordenar las prioridades vitales y a tomar conciencia de que hay gente igual que nosotros que sufre de verdad. A África solo le podemos estar agradecidos. Los pobres nos han transformado con su poder: el poder de la sonrisa, de la sencillez y de la serenidad.

Julio Llop Tordera (Valencia)


Del Grand Tour al selfi

La mayoría de los viajeros de este Tour eran jóvenes de clase media-alta, que se extasiaban con el luminoso sur de Europa, en contraste con atmósferas más oscuras del norte. Italia, Francia, España, Grecia… deslumbraron a jóvenes poetas, escritores y pintores que luego nos dejaron su asombro en obras que se disfrutan desde el siglo XVII. Hoy, se consumen circuitos acelerados. Se mandan con rapidez selfis para decir que has estado allí, pero nadie incluye en su mochila a aquellos viajeros pasados, ni van a ‘ver’, en sus breves estancias por cada ciudad, a Goethe, Gautier, Bacon, Lord Byron, Keats, poeta que encontró en la verdad belleza, cuyo nombre se escribió en el agua y que descansa bajo el cielo italiano. Leo apenada el artículo de Donna Leon sobre Venecia. Ella se ha marchado de allí porque ama la Laguna y el mercado de Rialto al que tan penosamente podía acudir ya. Mi lista de lugares por visitar, que hice con tanta ilusión de joven, está sin tocar. Circunstancias, pero sé que no quiero ser turista, quiero viajar con mi pareja y detenernos tiempo en un banco para captar la esencia del lugar o sentarnos un largo rato ante cuadros de un museo, sin comernos el tiempo, sin correr, sin prisas. Los turistas hoy consumen helados y pizzas en una Venecia que se muere, a la vez que sacan su móvil para dejar huella en redes de que han estado allí, pero nadie recuerda al culto inspector Brunetti, personaje de Leon, que seguro levanta una copa de Chianti, por su amada y moribunda Venecia, mirando uno de sus canales, mientras suena en su casa el Réquiem de Mozart.

Pilar Lasheras Asensio (Alicante)


Puedes mandar tu carta por correo electrónico a xlsemanal@tallerdeeditores o por correo postal a XLSemanal; sección Cartas; Juan Ignacio Luca de Tena, 7, 1.º (28027) Madrid. La dirección se reserva el derecho a publicar, editar y cortar las cartas por razones de espacio y claridad. No se mantiene correspondencia.

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Excesos

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Excesos

EL BLOC DEL CARTERO

Uno de los argumentos que nos persuaden desde hace milenios de la conveniencia de contar con unas leyes y garantías de su acatamiento o, dicho de otro modo, con un sistema ordenado sobre bases racionales, es que con ello se evita la alternativa peor de ir a parar a una jungla donde las normas las impone sin más argumento que la fuerza el rey león de turno. Más vale una ley defectuosa, a la postre todas lo son, que vivir expuesto al albur de los excesos del felino dominante. Este razonamiento se erosiona, sin embargo, cuando es el sistema el que sostiene y alienta excesos irracionales. Para muestra, los dos que señala uno de nuestros lectores: el consumo desatado de recursos naturales y la subida delirante de los alquileres. No sorprende que crezca, sobre todo entre los jóvenes, el sentimiento antisistema.

LA CARTA DE LA SEMANA

El vino de mi boda

Hace ya casi un año murió mi madre. Enviudó aún joven, cuando, pasada la crianza, debería haber pensado solo en ella. Pero siguió dedicándonos su vida a sus cinco hijos y a lo que fue llegando, hasta que apareció la enfermedad. Si algo agradezco a la vida es haber podido acompañarla hasta el final, en los momentos buenos en los que esa dolencia, que no queremos nombrar, le permitió aún disfrutar de pequeños placeres, y también en los malos, en los que nos escondimos para ocultarle las lágrimas. Pero, al fin, una madrugada del agosto pasado se fue para siempre. Y fue entonces, cuando más escuece la partida, cuando nos visitó un amigo con una caja de madera: «Vengo a beber con vosotros el vino de mi boda». Es un hombretón soltero, recio y simpático que recién estrena la cincuentena y que debió de pensar que ese vino, que reservaba para una ocasión especial, corría el peligro de pasarse sin pena ni gloria. Y decidió compartirlo con nosotros para aliviar nuestra pena. Seguramente no pudo darle mejor uso. Si un día él lo necesita, allí estaré también yo para llevarle ‘el vino de su boda’.

Maite Apezteguía Elso (Pamplona)

Por qué la he premiado… Por la sabia invitación a disfrutar lo que tenemos, mientras lo tenemos, del mejor modo en que lo podemos tener: compartiéndolo.


Lógica infantil

Mientras leía el otro día vuestro interesante artículo sobre los robots, mi hijo Emili, de siete años, se acercó y me preguntó qué leía. Se me ocurrió sintetizar la respuesta a grandes trazos y dije que leía un artículo sobre un famoso científico que decía que en el futuro los robots convivirían con nosotros… Me miró con sorpresa y me dijo que cómo sería eso… Le respondí que se imaginara un robot en casa que nos hiciera las tareas que no nos gustan, como limpiar el baño, cocinar… Así yo podría ir cada día al gimnasio, a clases de pintura, etcétera, y el robot cuidaría de él. «¿Y también recogería los juguetes y arreglaría mi habitación, mami?». «Eso mismo», respondí. Él replicó: «Pues ¿por qué no encargamos un robot de esos ya mismo?». Al cabo de un rato, entró en la cocina y me dijo muy serio: «Mami, me lo he pensado bien. Mejor, no compremos un robot…». «¿Por qué, cariño?». «Pensándolo bien, mami, no creo que te pudiera sustituir. ¿Me daría besitos y cosquillas cuando llegara del cole y tú estuvieras fuera?». «Touchée», pensé. Nada como la lógica infantil, toda sinceridad, que no conoce de filtros y que, como la línea recta, es la distancia más corta –y más acertada– entre dos opiniones…

Silvia Talleda Roig, Arenys de Mar (Barcelona)


Una chispa misteriosa

En respuesta a la carta Y, a pesar de todo, leen. Soy una maestra jubilada y me parece un poco fuerte la expresión: «Mis hijos leen a pesar del sistema educativo». Dentro de ese sistema hay profesionales que intentan cada día despertar la curiosidad y el gusto por la lectura de mil formas, y es un reto nada fácil adentrar al alumnado en temas sociales, de actualidad, arte, historia, literatura, consumo, ecología… Además, enseñándoles a pensar. Que vean leer en el ámbito familiar es esencial, aunque no determinante, y conocerá muchos ejemplos. Lo importante es que tengan interés y curiosidad. A veces surge esa chispa, esa pasión, que hace que un niño o adolescente coja un libro por voluntad propia, se interese por un tema y quiera saber más. Pero nunca olvidemos que leer es más que leer un libro. Yo tenía una alumna que me decía: «Me paso todo el día leyendo desde que me han comprado el ordenador», y leía noticias, artículos de biología, devoraba artículos de historia… Algunos años después hablaba de Marguerite Duras, de Machado, del cambio climático o de Felipe II con una pasión que contagiaba.

Enhorabuena si sus hijos son ávidos lectores, yo también estaría orgullosa. Aunque es difícil saber dónde surgió esa chispa. Quizá en la escuela, quizá en la familia, quizá alguien despertó su curiosidad e imaginación para vivir las historias leídas. Durante el curso seguirán leyendo al trabajar, investigar y descubrir muchos temas. Lo importante es leer. Primero aprendemos a leer y luego aprendemos leyendo.

Asun P. (Zaragoza)


Las fotos

La fotografía es un buen parámetro para valorar el cambio de hábitos de la sociedad en que vivimos. Ha sentido el paso de lo analógico a lo digital de manera íntegra. De la espera impuesta por el revelado, lo que le daba una emoción especial con la duda de cómo habrían salido las tomas, se ha pasado a la contemplación instantánea, pero también efímera de las mismas.

El recuerdo de lo vivido es consumido con la avidez de un vistazo y, como mucho, entra a formar parte de un archivo digital, sin título, perdido en la multitud, que solo ocupa un espacio, pendiente de eliminación. Antes quedaba el recuerdo del recuerdo, plasmado en papel, ‘la foto’. Ese instante captado de una realidad que fue verdad en un momento de nuestras vidas y que por extraordinaria o peculiar quisimos que tuviera constancia, enmarcándola, pegándola en un álbum o simplemente, guardándola en un cajón…

Francisco Javier Sánchez González (Sevilla)


Salvación y posmodernidad

Últimamente las redes parecen estar volcándose más que nunca a la cooperación hacia los más desvalidos. Sorprende ver cómo estos mecanismos de interacción y comunicación de las masas posibilitan, en los días próximos a tu cumpleaños, lanzar campañas de recaudación de fondos para engrosar y dejar plasmado en los ojos de los demás nuestro supuesto carácter caritativo.

Quedan ahí, en el olvido, como lo que pudo ser y no fue, pero a la vista de unos amigos virtuales cuya prioridad es mostrarnos las viandas, resorts y paradisíacos parajes de los que disfrutan en estos días estivales. Mientras tanto, muchos esperan una solidaridad que, de esta forma, nunca llegará. ¿Es esta la forma en la que la sociedad posmoderna pretende responder a sus asimetrías y fallas? Parece ser que, si cuentas en tu muro con una de estas publicaciones, por tu parte, ya has logrado la salvación.

Azucena García Martínez, Cúllar Baza (Granada)


Puntos negros

He sido embajador de Bilbao en medio mundo. He cantado nuestras glorias en la faena y el ocio, alabado nuestro talante cercano esculpido en hierro, piedra y mar. Hubo un tiempo en que era la ciudad más segura de Europa. Y el aeropuerto era el punto de retorno más alegre. Hoy, asisto con desesperación e impotencia a la enésima violación grupal (me da igual cómo la llamen, yo he registrado el sometimiento de una mujer a manos de seis prescindibles, y en mi casa eso es violación). Y leo, perplejo, que se ha llevado a cabo en un ‘punto negro’. A los puntos negros no hay que bautizarlos, hay que tratarlos. Digo yo que, ahora que no hay terrorismo, la Policía Local y la Ertzaintza podrían patrullar a pie y con perros e ir acortando la lista de puntos negros y engordando la de blancos. A lo mejor, podemos recuperar así ese ranking honroso y volver a pasear a cualquier hora sin tener que volver la cabeza. A quien corresponda.

Luis Bañeres Lull (Bilbao)


Exceso e individualismo

El pasado 29 de julio, casi todos los medios informaban de que la humanidad había agotado los recursos naturales del planeta correspondientes a 2019: la sobrexplotación global agotaba en siete meses los frutos disponibles para un año. Un déficit ecológico que, hace tres décadas, ocurría a mediados de octubre, y cuya factura repercutirá mucho en las próximas generaciones. Y en relación con los excesos, qué decir de la asfixia económica a la que están sometidos cada vez más ciudadanos en nuestro país como consecuencia del elevado precio de la vivienda en alquiler, con un incremento del 50 por ciento en los últimos cinco años. Un problema destacable de las sociedades instaladas en la cultura del consumo desaforado y el ‘sálvese quien pueda’ es que el interés general queda relegado a un segundo o tercer plano.

Alejandro Prieto Orviz, Gijón (Asturias)


El periodismo universal

He leído en el XLSemanal del 28 de julio la carta de la semana. Hablaba del poder del periodismo, se me encendieron las bombillas y anoto que el periodista hoy está atado de pies y manos, porque es un reflejo de la sociedad. Soy español de origen sirio y desde la lejanía de mi tierra natal escucho las noticias de las distintas agencias que transmiten desde distintos países. Estas emisoras dan la misma noticia según les place: bombardeados y muertos son para unos civiles y para otros malditos milicianos terroristas. Foto de niño sangrando o muerto y en otra, posterior, el mismo niño vivo y coleando el día siguiente a su muerte. Unos apelan a los derechos humanos en lugar de pedir deponer las armas y acabar con las guerras. Anhelo al periodismo universal que transmite la verdad para el mundo entero y señala al culpable de llevarnos a este caos, aunque denuncie a su propio Gobierno.

Lian Rabahieh Khazaam, Plasencia (Cáceres)


Ráfagas asesinas

Que un individuo, en su delirium tremens, decida matar a quemarropa, bajo ráfagas de plomo y odio, a clientes de un supermercado parece ser otro escenario más en las guerras particulares que hoy suceden. El estratega (en este caso, el asesino) elige a sus enemigos, el campo de batalla –supermercados, iglesias, colegios, universidades–, el arma y la hora para matar por puro placer. Intenta justificarse, enviando mensajes previos a través de las redes, para comenzar así su particular venganza. Eso sí, los motivos personales (al margen de su trastorno) vienen dados (según parece) por tendencias xenófobas, manipuladas desde algunas cúpulas del poder político, sin rubor, por todo el mundo, con un trasfondo económico y materialista que apesta.

Jesús Sanchez-Ajofrín Reverte (Albacete)

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EL BLOC DEL CARTERO

Aunque mucha gente no lo entienda, el servicio al otro es muchas veces el mejor servicio a uno mismo. Aunque mucha gente no sepa darle el valor que tiene, el servicio que otro nos presta, remunerado o no, perfecto o mejorable, es un regalo de la existencia que conviene valorar; así sea solo por las muchas personas que no lo reciben de nadie o lo reciben en peores condiciones que nosotros. Se sabe ante quién se está cuando se lo ve reaccionar ante el servicio del que resulta beneficiario. Se sabe de quién hay que cuidarse cuando se lo descubre incapaz de servir en lo más mínimo al prójimo. Una persona habituada a servir nos traslada su experiencia en la carta de esta semana. Puede ser su mirada un espejo incómodo… o no; de cada cual depende. No está de más mirarse en él.

LA CARTA DE LA SEMANA

Ser camarero

El oficio de camarero implica la mejor disposición y está lleno de revelaciones. Son arduas las horas para atender a los comensales, que se definen por cómo comen, dejan los platos y la mesa. O por la forma en que se comunican con quien los atiende, un rasgo esencial para ver si consideran al camarero persona, sirviente, esclavo o animal. Los comensales casi nunca notan cómo comen o dejan la mesa y las sillas, se limitan a disfrutar de un buen plato sin considerar que detrás hay personas que se esfuerzan para hacer gustosa su comida y estadía. Otro capítulo sería el modelaje a los hijos en la mesa y, más en nuestra era digital, el sentarse toda la familia a ver el móvil y tomar la foto del plato que se degusta… Uno se pregunta: ¿en casa dejan también la mesa sucia, llena de comida, migas, papeles, derrames de aceite, helado, vino o refrescos? Los invito a pensar cómo se comportaron la última vez que comieron fuera y cómo dejaron la mesa y trataron al camarero.

Lyonell Quiroz Rodríguez (A Coruña)

Por qué la he premiado…Por aportarnos esa mirada del que nos mira y a quien no miramos a la que conviene prestar buena atención.


Naturaleza y regalos

Somos animales sociales y, como tales, necesitamos los unos de los otros para sobrevivir y estar bien; también, estar conectados con la naturaleza: caminar descalzos y sentir el poder de la tierra, respirar aire puro, oler las fragancias de los bosques y las plantas, perder nuestra mirada en las alturas, para observar esas maravillosas nubes. En el XLSemanal 1648 se habla de los baños de bosque y de cómo liberan el estrés al que estamos sometidos en nuestro ajetreo diario, programado al minuto. Me gustó el artículo, pero en la columna sobre dar las gracias se hacía alusión a dejar regalos a modo de «recoger algunos objetos… y colocarlos en un lugar que nos llame la atención». A veces, resulta que con el simple hecho de mover una piedra o una rama estamos incidiendo dramáticamente sobre todo un ecosistema de pequeños seres que ven alterado su hábitat y su sustento. Y es que la naturaleza está ahí para disfrutarla, vivirla y sentirla y no necesita de nuestro beneplácito a modo de regalos, y menos cuando estos suponen una alteración en su perfecto engranaje. Consejo: sal a disfrutarla y trátala con respeto.

Nazaret Carrasco Henarejos, San Cristóbal de La Laguna (Tenerife)


Canal de Castilla

Suelo leer XLSemanal y me ha aparecido acertado e ilustrativo lo que publican sobre los ríos navegables que hay en Europa y el turismo fluvial que están generando. Perfecto, pero se han olvidado de nuestro Gran Canal de Castilla, canal navegable en unos 207 kilómetros y que un visionario,  el marqués de la Ensenada, empezó a materializar allá por el siglo XVIII con la idea de comunicar la Meseta con su salida al Cantábrico. Sé que no se explota adecuadamente –mejor dicho, es un desastre de gestión, mantenimiento e inversión–, pero en cualquier país de Europa este sería uno de sus mayores atractivos. Yo soy de Melgar de Fernamental y, aunque viva entre Barcelona y Menorca, me duele comprobar la incapacidad de todas las administraciones para salvar la mayor obra de ingeniería fluvial que se hizo en España. Tomen nota y empiecen por hacer valer lo que tenemos, por lo menos despertarán conciencias, ya que su gestión y engrandecimiento está en manos de incompetentes.

Gerardo González (Bilbao)


Dieta ecológica

Glaciares que se derriten. Julio tórrido con registros caniculares desconocidos. Alaska bate récords de calor. Mares que se convierten en vertederos de plástico. Siberia es pasto de las llamas. Las máscaras antipolución irrumpen en el paisaje urbano. Aumento del asma infantil. Incesante contaminación en las grandes metrópolis. Calentamiento global. Tala especulativa de masa arbórea. Deforestación amazónica. Debe erradicarse la ceguera e indiferencia ante una gravísima amenaza destructiva que, de no afrontarse pronto, con radicalidad y determinación, mediante políticas activas y comprometidas, resultará irreversible para el futuro de la humanidad. Debe priorizarse la inversión medioambiental a la carrera espacial y al desarrollo armamentístico. Calar en la conciencia ciudadana la alerta de emergencia. Es menester incentivar la industria ecológica, implementar un modelo de consumo sostenible y responsable. Se impone un drástico cambio de hábitos. Fomentar una dieta climática.

José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona)


El cumpleaños de Julio

Toda la familia quería que el cumpleaños de Julio fuera un acontecimiento especial. Él no entendía muy bien qué ocurría, pero sonreía al ver el ajetreo y los preparativos y, con su pañal recién puesto y vestido para la ocasión, sentía que era un día diferente. Todo el mundo participó en la organización, todos aportaron algo a la decoración o al festín y Julio reía excitado al ver tantas caras sonrientes a su alrededor que lo besaban o le hablaban con dulzura, con palabras que no entendía, pero que sonaban agradables. Luego vinieron los regalos, con aquellos papeles tan bonitos y crujientes, que fueron lo que más le gustó en realidad; y después la tarta, las velas y las canciones que todos entonaban mirándolo y sonriendo. Cuando por fin acostamos a Julio, se durmió enseguida, agotado pero sonriente. Muchos de nuestros rostros le resultaban familiares y otros no tanto, pero entre todos le habíamos transmitido algo maravilloso que, definitivamente, hizo de aquel día el más feliz de su memoria. Al fin y al cabo, todos los días no se cumplen noventa años.

Pedro Sabiote Conesa, Cartagena (Murcia)


El hotel de los líos

El mundo, nuestro planeta Tierra, está siendo testigo de acontecimientos a los que normalmente no les prestamos la debida atención  pensando que no nos afectan, que son algo lejano, cosas de ricos… Craso error. Sin ánimo de ser exhaustivo, cito algunos de ellos; a saber: 1. La lucha incruenta pero de funestas consecuencias para todos entre los dos grandes colosos, Estados Unidos y la República Popular China. Echemos un vistazo a las Bolsas, algo que afecta a todos. 2. El brexit, que, con el premier Boris Johnson, parece abocado a convertirse en un auténtico tsunami. 3. Irán, con el asunto del estrecho de Ormuz, cuyo eventual cierre sería un torpedo en la línea de flotación de infinidad de países. 4. Hong Kong. Todos sabemos cómo se las gastan los mandatarios  chinos (recordemos Tiananmén) cuando se les acaba la paciencia, y la repercusión que la intervención del ejército continental en la isla tendría sobre la estabilidad mundial.

Todo está conectado. Si los poderosos sufren un esguince, los demás, rotura de ligamento

5. El asunto entre Rusia y Ucrania (Rusia y la OTAN), aunque hoy parece algo desactivado con el nuevo presidente ucraniano, el actor cómico Volodímir Zelenski. 6. El inveterado conflicto en Cachemira, que afecta directamente a dos potencias nucleares: la República India y la República Islámica de Pakistán. 7. Corea del Norte y su afición por los ‘fuegos artificiales’. En resumen, un sinfín de serios problemas que nos acechan, pero que no suelen formar parte de las conversaciones de la gente. Prestemos, no obstante, más atención a todo lo que sucede en este ‘hotel de los líos’ que es el mundo que habitamos. Todo está interconectado: cuando los poderosos sufren un esguince, los demás, rotura de ligamento cruzado.

Francisco Javier Sáenz Martínez (Lasarte-Oria)


Huelgas abusivas

Hace tiempo que los organizadores de las huelgas se están saliendo de madre, es decir, de razón. Saltándose todas las reglas del elemental respeto a los demás, utilizan al viajero como instrumento de presión contra sus empresas, conculcando los derechos de otros. No les importa que un gran número de viajeros retrase sus vuelos y sus compromisos. Por eso eligen las fechas en que más se viaja, en las que más personas puedan salir perjudicadas. Cuanto más daño, mejor. Cuantos más damnificados, mejor. Es el espíritu de las huelgas salvajes. Verdad es que los sindicatos desempeñan un papel importante en nuestra sociedad laboral. Pero están pasando las líneas rojas del respeto a los derechos de otros que son, al menos, tan importantes como los suyos. Y los gobiernos, desde un laissez-faire vergonzante, miran para otro lado. Ninguno ha cumplido con su obligación de poner a los sindicatos en su sitio. Ninguno se ha atrevido a aprobar una ley de rendimientos mínimos ni una ley de huelga. Y así, los sindicatos –que para algunos gobiernos son fuente de votos– campean a sus anchas, sin miramientos de ningún tipo. La calle es suya y los viajeros, también. Una vergüenza.

Abel Yebra Faba (Madrid)

 

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Naúfragos

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Naúfragos

EL BLOC DEL CARTERO

Unos náufragos han estado este verano en el ojo del huracán. Iban a bordo de un barco que los recogió en condiciones controvertidas: según el armador, una ONG, porque se los tropezó; según sus detractores, fue a buscarlos ex profeso ignorando las condiciones en que se le había permitido navegar, por su inadecuación como transporte de personas. El tira y afloja lo acabó zanjando esta vez un fiscal italiano, pero el naufragio más grande del que este incidente es testimonio sigue irresuelto. Lo fácil es pensar que solo es cosa de ellos, de los que se echan al agua, los que trafican con ellos o se benefician de cualquier modo de su desdicha. Pero en este mundo a la deriva y en cambio, como sugiere una de nuestras cartas, los náufragos somos todos y el rescate, también el nuestro, no podrá improvisarse.

LA CARTA DE LA SEMANA

Por un minuto

Hace 29 años, mi hermano Alfonso apareció muerto en el parque de los patos. Murió solo, en un banco, cerca de la estatua de Tonetti el payaso (ironías de la vida), sin que nadie reparara en él pese a que, o quizá porque, empezaba la Aste Nagusia. Trece años de adicción a todo que se llevaron lo bueno que tenía. Era muy buena persona, desgarrado. Solo él sabe lo que sufrió, y solo los que lo quisimos sabemos lo que sufrimos. Mientras tanto, los traficantes vivían, viven, a todo tren, arrollando con su maldad las vidas de miles de encadenados a su veneno. Miro al pasado, que siempre está presente, y así hablo. El tiempo posibilita que pueda expresarme hasta con cierta frialdad, narrando con sencillez los hechos. En esto consiste la felicidad, en confiar en que todo sucede, incomprensiblemente quizá, para nuestro bien. La felicidad no está en una vida cómoda, sino en un corazón enamorado, y lo estoy, y mucho, pero poco ante todo lo que se me da. Quien rece que rece por mi hermano, por todos los toxicómanos y sus familias. El resto, que piense aunque sea por un minuto en lo afortunados que son por vivir.

Iñigo Urien Azpitarte, Getxo (Vizcaya)

Por qué la he premiado… Porque todos deberíamos tener de vez en cuando ese minuto.


Nuestros nietos

La otra tarde coincidimos cinco conocidos, ya jubilados, alrededor de unas cañas. Estábamos de vacaciones en el mismo pueblo donde habíamos nacido. Entre otros temas hablamos de hijos, entre los cinco contamos ocho, comprendidos entre los 31 y los 44 años, buenas personas, trabajadores y responsables. De todos ellos solo una tenía dos hijos, algunos que ya tenían pareja se habían manifestado contrarios a tener descendencia y algún otro no pensaba siquiera en la posibilidad de emparejarse. Nos quedamos comentando el hecho no por la frustración de alguno de nosotros por no tener nietos, sino porque si esta casuística se repetía a menudo, y parece que sí, sentíamos que esta sociedad iba a tener un problema. Cuando nos retirábamos, nos encontramos con unas mujeres árabes; eran tres, dos embarazadas y rodeadas de niños de varias edades. Yo saludé a Salma, la conocía por mi trabajo, un encanto de persona, amable y cariñosa. Nos dimos dos besos y me contó que iba a nacer su cuarto hijo; la felicité de corazón y me alegré por ella. No hicieron falta palabras. Esos niños serán nuestros nietos. Hemos creado una burbuja de sociedad capitalista que ha tratado muy mal a este planeta y peor a muchas de las personas que lo habitan y que se ha creído que los que vienen de fuera nos van a usurpar… ¿el qué? Nuestro mundo está cambiando a tal velocidad que requiere que se nos prepare con mensajes realistas, positivos (las redes están llenas de todo lo contrario) y que los que nos gobiernan estén muy preparados. Se necesitan mentes abiertas, generosidad y respeto para que salgamos de esa burbuja y sepamos responder y vivir en un mundo que será muy distinto al que nos habíamos imaginado.

Asunción P. (Zaragoza)


Referéndum migratorio

Sería muy interesante que nuestros gobernantes propusieran un referéndum donde la gente pudiera opinar libremente sobre la política de inmigración de este pseudogobierno. Creo que ese miedo que hay en la calle, a hablar libremente y en voz alta sobre el asunto, se convertiría en un resultado bastante llamativo para buenistas, populistas y otros colectivos, a menudo subvencionados y expertos en hacer del cuero ajeno largas correas. Se ha acusado a algunas ONG de ser cómplices instrumentales de las mafias que trafican con personas, ahora nuestro Gobierno, por razones que no llego a comprender, pone a la Armada, prácticamente, al servicio de esas bandas. Tienen que estar encantadas esas organizaciones criminales, teniendo en cuenta que la publicidad para su negocio se la van a hacer gratis, todas las televisiones del mundo, al dar esta noticia. Por último, una reflexión, África tiene unos 1200 millones de habitantes, de los cuales una mayoría estarían encantados de venir a Europa. ¿Los traemos a todos?

Emilio Alútiz Martínez de Salinas (Vitoria-Gasteiz)


Machismo, una vez más

También en las verbenas. Aún sigo cavilando cómo expresar la experiencia de ‘vuelta al pasado’ que presenciamos, incluidos menores acompañados de sus padres, todos los presentes en la plaza municipal durante la verbena del 15 de agosto. Empezaré por decir que a nuestro pueblo le gusta bailar, enseguida nos dejamos llevar por el ritmo y las coreografías que las orquestas proponen desde el escenario para animar. Pero ese día el DJ solo pinchaba reggaeton a todo volumen. Aquello no tenía visos de cambio hasta que aparecieron dos, llamémoslas ‘gogós’, con un minibañador que tapaba lo justo; de bailar no tenían ni idea: hacían un ‘movimiento soso’, agarradas a la plataforma del DJ para contonearse y de vez en cuando volverse hacia el público amagando a bajarse un tirante del bañador. Nos quedamos un poco desconcertados ante un espectáculo de mal gusto que te transportaba a la época del destape de hace 40 años y que hoy resulta patético y denigrante. Y, para terminar, me pregunto: ¿este espectáculo casposo, pagado con nuestros impuestos, no contribuye a cosificar a las mujeres?

Ana I. Martín Velasco, Cogeces del Monte (Valladolid)


La ‘republiqueta’ de los Pujol

Otros 18 millones de euros se le han encontrado al padre de la patria catalana en Suiza. A nadie se le escapa que las andanzas millonarias de los Pujol están relacionadas con el procés. El prestigioso historiador catalán y doctor por la Universidad de Wisconsin Gabriel Tortella ha explicado con meridiana claridad por qué los dirigentes nacionalistas están tan obsesionados con la independencia: «Se trata de que ellos lo controlen todo, nombrar a los jueces, perpetuarse en el poder y hacer sus negocios como quieran. Con la independencia, nadie habría destapado los trapicheos de Jordi Pujol». Se puede decir más alto, pero no más claro.

Raquel C. Cañellas (Barcelona)


Me atrevo a aventurar…

Leo el titular de la entrevista a la primera mujer que preside la Comisión Europea, publicada en XLSemanal: «Ursula von der Leyen: cómo llegar a jefa de Europa (con siete hijos)». Leo en los contenidos de la misma: «¿Y sus hijos?». Cinco de ellos ya se habían emancipado, contestó. Además, para eso tenía una aplicación de móvil llamada Family Talk. «Tuve que pegarme para tener tiempo para mis hijos. No aceptaba citas al final de la tarde ni en fin de semana». «He hecho todo lo que hacen las madres: quedarme en casa, trabajar a media jornada y volcarme en mi profesión. Pero si estaba en casa sentía que descuidaba el trabajo; y en el trabajo, a los niños». Se publicó hace escasas semanas. Semanas que parecen décadas. Me atrevo a aventurar que no hay entrevista a un político (varón) de más o menos relevancia en la que este tenga que resaltar como mérito la crianza y mantenimiento de su familia. Me atrevo a aventurar que, de ser preguntado por cuestiones de intendencia doméstica, la cuestión habría resultado atípica y fuera de lugar. Me atrevo a aventurar que esta imagen, que pretende servir de ejemplo para las madres trabajadoras que realizan sobreesfuerzos para no verse relegadas de la carrera profesional ni sentirse culpables por no poder dedicarse por completo a su hogar, no hace más que mantener el estereotipo de que tales tareas hogareñas nos son naturales mientras que nuestra incursión en el mercado laboral, a determinados niveles, supone un desequilibrio difícil de justificar. Me atrevo a aventurar que en algún momento podremos proclamar que la igualdad formal es ya igualdad real. Pero puedo decir con seguridad que aún no hemos llegado a ese recodo del camino.

Nuria Galicia Pérez (Valladolid)


Cómplices

Como cada verano, hay decenas de festivales en nuestro país. Cada uno ofrece distintos tipos de música, pero todos tienen un factor en común: un éxito demoledor. Para muchos jóvenes es una opción perfecta para darle algo más de vida a su verano: música, amigos y alcohol. Yo elegí uno de la costa valenciana con gran renombre. Nada más llegar, mucha bandera. Parece como si todos los grupos tuvieran la necesidad de encasillarse en algún colectivo: banderas de comunidades autónomas, la bandera nacional, la de la II República, la del colectivo LGTBI+… Para sustentar un festival tan grande se necesitan cientos de efectivos. Estos, por si su trabajo ya no fuera pesado, soportan a cientos de chavales con alguna copa de más que, aunque con buenas intenciones, pueden resultar muy cargantes. Y aun así los trabajadores no suelen tener ninguna mala palabra con nadie. Es mi caso y el de mi amigo, llamémoslo Sandro, para preservar su intimidad.

“Se nos llena la boca con palabras vacías sobre derechos laborales y somos cómplices de la injusticia”

Nos hicimos amigos un día que volvía de la zona de los conciertos a las cinco de la mañana y empecé a contarle mis desventuras de esa noche. Él hizo lo mismo. Me contó que le estaban pagando 4,5 euros a la hora, que trabajaba 12 horas, de 8 a 20, que en caso de que hubiera una inspección laboral estaba obligado a mentir bajo riesgo de quedarse sin cobrar… y ahí me di cuenta de que los trabajadores de estos eventos se encuentran en una situación de semiesclavitud, algo que, por desgracia, no resulta raro en nuestra sociedad. Hablando con Sandro, descubrí que todos los jóvenes que estábamos en el festival, portáramos la bandera que portáramos, éramos cómplices de su situación y de la de sus compañeros. Le prometí que escribiría una carta denunciando su estatus laboral, ¿qué menos? Si está así es por mi culpa, y por la de tantos adolescentes a los que se nos llena la boca con palabras vacías sobre derechos laborales e injusticias y, a la hora de la verdad, no somos más que cómplices necesarios cuya única queja en estos sitios es la poca cantidad de ron que el camarero ha echado a nuestro cubata.

Ignacio Gómez Vicente (Zaragoza)

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Jueces

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Jueces

El bloc del cartero

Formula una de nuestras lectoras una pregunta que inquieta y que lleva camino de hacerse recurrente. ¿Para qué sirven los otros poderes de los Estados si al final se acaba poniendo todo en manos de los jueces, cuando no se ven ellos mismos en la tesitura de suplir con decisiones de emergencia la torpeza de los gobernantes en la regulación y la administración ordinaria de los asuntos públicos? La crisis del Open Arms o el menoscabo de los derechos del ciudadano común por avasalladores incontrolados o de las normas de convivencia por aventureros políticos a los que no se les sabe responder en tiempo y forma y con visión para evitar el tumulto, son ejemplos recientes de cómo, a los que cobran por gobernar, los problemas se les van de las manos y tienen que apagar el incendio las togas. ¿Hasta cuándo?

Al casero que no nos dio casa

Me despertó incredulidad al decir que no nos alquilaba la casa porque somos nueve hermanos. Sus miedos: preocupación por cómo vamos a dormir, cómo hacemos con los baños y cómo acabarán las paredes. Seguramente, como en su casa. Dormimos en camas, turnos para los baños y, en cuanto a las paredes, no le puedo asegurar que acaben impolutas, pero tampoco íbamos a dejar una muestra de las cuevas de Altamira; hemos superado esa etapa. Mis padres han invertido mucho en educarnos. Ahora la gran mayoría tenemos un título universitario o a punto, y si no, terminando el colegio. Somos muchos, pero normales en cantidad. No solo ha discriminado a mi familia. Pero mientras usted piensa que de menuda se acaba de librar (unos cuantos porrazos, un picaporte caído, una cisterna rota), le aseguro que acaba de quitarle a su casa lo mejor que habría pasado por ella en mucho tiempo. Pensábamos habitar la casa, no cargárnosla. Le invito a no sumarse a la moda de ponérselo difícil a las familias. Se despide la cuarta de una familia de nueve hermanos.

Itziar Domenech García-Augustín (Correo electrónico)

Por qué la he premiado… Porque empieza a alarmar que lo que más molesta, por doquier, sean las personas.


¿Solo nos queda el poder judicial?

Casi doscientas personas es el ‘botín’ del último rescate del Open Arms. Parece que el sentido común y la humanidad solo han triunfado tras la decisión de tribunales –en este caso italianos– que han ridiculizado al resto de poderes: legislativo y ejecutivo. ¿Cuáles son nuestros tan proclamados y aireados principios? ¿Dónde están nuestros supremos valores? ¿Quién decide qué es lo prioritario? Al grano: familias ‘normales’ disfrutando de sus merecidos descansos con amigos, hijos, padres y madres ya mayores que, de pronto, ven alterada su tranquilidad por un robo de noche en su propia casa. Llamada telefónica a nuestros cuerpos de seguridad y… ¡sorpresa!: «No se preocupen, enviaremos a la patrulla para que dé una vuelta por el barrio –nunca llegaron, son pocos y están ocupados– y, a partir de las seis de la mañana, pueden venir al cuartel a poner la denuncia, les atenderemos encantados». En el mismo lugar, dos días después, a las cinco de la tarde, una mínima colisión entre dos turismos y… ¡sorpresa!, en cinco minutos se personaron –previa llamada– dos fornidos policías, con su buen vehículo y sus buenas cámaras para fotografiar lo sucedido. ¿Qué intereses superiores son los que se protegen con su intervención? Los de las aseguradoras de los vehículos implicados en la ínfima colisión. ¿Solo nos quedan los jueces? ¿Pueden ellos solos hacerse responsables y exclusivos guardadores de nuestros derechos? ¿Es el poder judicial solo el que ha de responder a las necesidades de los ciudadanos, «con o sin papeles», enfrentándose incluso al resto de poderes? Parece que, en cualquiera de los casos enunciados, desde el más grave al más liviano, el ciudadano medio solo puede confiar en los jueces. Esperemos su respuesta, aunque demasiadas veces llegue demasiado tarde…

María Dolores Lozano Serrano (Correo electrónico)


El juicio más importante

Los jueces de la Sala Segunda del Supremo, que se han caracterizado en todo momento por su rigor y una profesionalidad digna de nuestra Justicia, deberán dictaminar si lo que ocurrió en Cataluña fue una serie de meros actos de desobediencia al Tribunal Constitucional y de irresponsabilidad política o si estamos ante un diseño conducente a alterar la arquitectura constitucional y el Estado de derecho. El juicio más importante de nuestra democracia, en medio de un complejo momento político, está visto para sentencia. Será la justicia independiente, y no la política, la que tenga la última palabra. Esperamos que la justicia nos diga que la sentencia está escrita.

Pedro García, Sant Feliu de Guíxols (Girona)


¿Vilassar de… Mar?

Llevo años viviendo en Vilassar de Mar. Todo en ella me cautivó. Su luz, su mar, su tranquilidad, sus gentes. Llegué por casualidad. No me encontraba bien. Los tratamientos del hospital son duros y dejan secuelas. Pero sentí la brisa en el rostro, respiré hondo, la luz del Mediterráneo me hechizó. Me quedé. Al final de la primavera la mar se empezaba a llenar de veleritos y los paseos eran más agradables, si cabe. Un montón de chavales iniciándose y disfrutando de la navegación. Hay buenos vientos constantes. En verano la mar hervía de vida. Una población muy alegre. Hace unos meses pasó por aquí el señor Costas. Estamos en verano, la misma luz, la misma mar, las mismas gentes. Pero la mar llora. Ni rastro de los veleritos. Las gentes ahora vivimos al otro lado de la carretera. La mar está vacía, triste. Algunos días, pocos, cuando Barcelona está limpia, desde aquí se ve el Hotel Vela. Edificio robado al mar hace ya tiempo. Ese que lo permite debe ser otro señor Costas, distinto al que pasó por aquí. Seguro que hay muchas explicaciones legales para ese contraste. No tengo estudios para entenderlas. Pero aquí ya no hay veleritos. Ahora vivimos de espaldas a la mar. ¿Vilassar de Mar? Creo que ya se llama Vilassar de la Carretera. Ahora, al mirar la mar, veo muchos lazos amarillos. Tantos como conformismos. No creo que me quede hasta el final. No quiero acabar en Vilassar de la Carretera. No me gusta. Me lo han cambiado todo. Y sus gentes me dicen que a ellos también.

Juan Gaminde, Vilassar de la Carretera (Barcelona)


No es país para el I+D

Al leer la carta Canal de Castilla de Gerardo González, me vienen a la memoria las magníficas esclusas de Frómista. Hay un libro, Castilla en Canal, en el que el escritor Raúl Guerra Garrido nos narra un viaje a lo largo de este. En un país de orografía tan complicada, con unos caminos de herradura en malas condiciones, se tuvo el sueño de mejorar el transporte de viajeros y mercancías a través de canales, ya desde el siglo XVI, aunque aquel primer proyecto cayó en el olvido. Con los medios de la época y los muy escasos recursos económicos que se destinaron, construyeron una obra increíble que se vio frenada ante la cordillera sin ser capaces de culminar la salida al mar. Pero hay otro canal: el Canal Imperial de Aragón, que sí llegó a ver la luz en los tiempos de Carlos I, aunque los cálculos erróneos de las pendientes hicieron que se colmatara pronto. Siendo ministro de Carlos III el conde de Aranda, le encargó retomar la obra a Ramón Pignatelli. El trazado comienza en el primitivo proyecto, en el Bocal, cerca de Tudela, y tiene obras impresionantes como el salto sobre el Jalón (murallas de Grisén) o el Barranco de la Muerte, ya en la capital. Tampoco se pudo terminar, y acaba convertido en una acequia después de las esclusas de Valdegurriana, a la salida de Zaragoza. Tan poca fe tenían en la época de que el proyecto fuera viable que su artífice, al llegar a la ciudad las obras, construyó una fuente que se llamó De los Incrédulos. Y desde allí se pueden hacer estupendos recorridos por ambos márgenes, pero pocos lo conocen: sufre la misma desidia que el de Castilla, solo sirve para riego. Y es que este no es país para el I+D.

Juana Mary Lecumberri Romea (Zaragoza)


Amor de padre

Mi padre pasaba de Facebook, los nuevos tatuajes de Messi o si ese polo azul era de publicidad cutre y viejo. Heredaba la ropa sin rechistar. Un padre de los que no se fue a por tabaco, un papá de los que ama en todos los tiempos verbales a su familia. Su mamma, mi madre, el amor de tu vida, papá, y nosotros, los cuatro ‘tesoros’. Querías haberte ido de Erasmus como cada uno de tus hijos lo disfrutamos. Te molaba el chocolate negro, leer en inglés, la misa del gallo y el viaje a Nueva York. Contigo he descubierto ciudades y me has defendido de una monja mala haciéndole una llave inglesa imaginaria pero efectiva. Hace un tiempo te regalé una pluma que había ganado en esta revista, y ahora te doy estas líneas con las que siempre tengo presente que también existen los papis que planchan, quieren, tienen errores e intentan mejorar por amar a los suyos. Gracias pechiochín, mi compi de piso.

Javi Burgueño (Zaragoza)


¿Qué ha pasado con la prevención?

Siempre se ha dicho que más vale prevenir que curar. ¿Por qué ya no se aplica en algunos campos de la sanidad pública? Antes del verano fui a la consulta de ginecología para hacerme una revisión. La consulta llegaría a los tres minutos, pero no escribo esta carta por esa razón, sino por lo que vino después. Al finalizar la revisión, le pregunté al médico que cuándo debía pedir cita para la siguiente revisión anual y, para mí sorpresa –y aquí viene el motivo de mi carta–, me contestó que no se hacen revisiones, que si siento alguna anomalía, sangrado, bulto, dolor, etcétera, que entonces pida una cita. Con toda mi ingenuidad, le volví a preguntar: «Y para la revisión del pecho, ¿espero a cumplir cuarenta años?». Y vuelta a lo mismo, que no hacía falta, que si me notara un bulto, entonces pidiese cita. ¡Perdona! ¿En qué momento se ha decidido dejar de lado la prevención? Me gustaría saber si los casos de oncología ginecológica han disminuido, pero después de la consulta mi cabeza no dejó de hacer preguntas: ¿por qué no se aumenta el presupuesto en la prevención para no tener consultas como esta? ¿Por qué tengo que asumir con mi presupuesto una consulta privada para quedarme tranquila si todos los meses cotizo con mi nómina? ¿Por qué la ministra de Sanidad permite que la prevención sea secundaria a la curación? ¿Cuántos pacientes con una prevención adecuada se hubieran salvado de duros tratamientos? ¿En qué punto se encuentra este país cuando priman temas que nada tienen que ver con el bienestar físico, mental y emocional de los ciudadanos?

Adela Lerma Guillem (Zaragoza)

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Repúblicas

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Repúblicas

EL BLOC DEL CARTERO

Aborda un lector, con apoyo en las palabras de un conocido y reputado escritor, el eterno debate entre monarquía y república. Coincidirán más con sus conclusiones los monárquicos que los republicanos, pero en su reflexión asoma una idea que bien puede ser iluminadora para todos. Ser republicano o monárquico no es, en sí mismo y en abstracto, garantía de nada ni deficiencia irreparable. Puede verse la monarquía como un régimen anacrónico y reconocerse que en una coyuntura dada contribuye al progreso; también cabe ser partidario de ella y constatar que un rey en concreto, o uno de sus turiferarios, desempeña un nefasto papel. Lo mismo pasa con la república… o las repúblicas. Tan irracional es la fobia sistemática hacia ellas como ignorar que hay republicanos que son, al final, sus peores enemigo.

LA CARTA DE LA SEMANA

Amor incondicional

A mi hijo lo quiere todo el mundo y él lo sabe. Tuve ocasión de comprobarlo nuevamente uno de estos días en que fui a comer con él, en un local de nuestro pueblo, y me di cuenta antes, durante y después de la comida de cuánto lo quiere la gente menuda, joven y adulta: palmaditas en la espalda, abrazos efusivos, apretones de manos, conversaciones cordiales, saludos desde la otra acera… porque les ha hecho un buen trabajo pagado o gratis, porque es simpático, gracioso y amable, porque trata bien a todos los niños/as hijos de sus amigos o clientes, porque, en definitiva, ha sido y es desde la infancia «el mejor amigo de sus amigos». Y estoy orgullosa, pero también celosa, porque me doy cuenta de que yo también lo quiero, porque sí, simple y sencillamente, aunque no me haya dirigido la palabra en las dos horas que ha durado la comida, aunque no haya sido afable ni complaciente, aunque no me haya dirigido ni una mirada de complicidad. Lo quiero incondicionalmente, sin palmaditas en la espalda. Pero no sé si él lo sabe…

J. L. R. Getxo (Vizcaya)

Por qué la he premiado…Porque bien puede servirnos a todos de advertencia, tan sutil como necesaria.


Más sobre la España vacía

Soy un castellanoleonés, de un pueblo vallisoletano de la comarca de Torozos (Villalba de los Alcores), de los muchos que hemos tenido que abandonar la Comunidad para buscar trabajo, pero que, llegando la época estival, regresamos a pasar unos días donde están nuestras raíces. Siento una pena tremenda al comprobar que año tras año los servicios se van deteriorando sin poner ningún remedio por parte de las autoridades competentes. Comento un ejemplo. Llevamos ya unos años con problemas con la seña  l de televisión. Esto ha supuesto que durante unas horas, y de manera aleatoria a lo largo del día, se interrumpa la señal de todos los canales, haciéndonos retroceder a los años cincuenta del siglo pasado. Pero este año el corte de la señal se ha producido durante casi todo el día, afectando a todos los canales televisivos y prácticamente al pueblo entero. Puesto que es la Diputación Provincial la institución que debe velar y colaborar en el establecimiento y gestión de los servicios básicos en el medio rural, se me ocurrió ponerme en contacto con ella, haciéndolo vía teléfono.

La respuesta que se me dio fue directamente que escribiese una queja al presidente de la Diputación, bien como particular o a través del Ayuntamiento. Mi enfado fue in crescendo cuando, tras hablar con el secretario del Ayuntamiento para intentar poner una queja conjunta, me confirmó las múltiples cartas y quejas ya escritas y enviadas a la Diputación acerca del problema con la señal de televisión y la nula respuesta dada por parte de esta. Por esto es por lo que la gente abandona los pueblos, amén de la nula iniciativa laboral existente. El mundo rural no interesa políticamente a nadie, empezando por la Diputación, y todo lo que se dice de la España vacía es demagogia… y de la barata. Castilla ha tenido un pasado, yo diría que incluso glorioso, pero en la actualidad no tiene presente y peor aún es que no tiene futuro y ningún estamento político hace nada para remediarlo.

José Antonio Heredero (Madrid)


Experimentos con gaseosa

«Uno, a estas alturas, se contenta con ser demócrata, y eso, hoy por hoy, lo garantiza más la monarquía constitucional que la mayoría de los republicanos, instalados muchos en la guerra civil (que tratan de ganar al fin) y el separatismo».  Son palabras de Andrés Trapiello. No se pueden expresar mejor los sentimientos que tenemos la gran mayoría de los españoles, que vemos con honda preocupación el gran deterioro que sufre la sociedad española.

Parece que pululan las manos negras que quieren destruir los logros y las ideas de reconciliación del espíritu del 78 y hacer trizas la unidad y convivencia entre españoles. Hay que conservar y fortalecer las instituciones dentro del marco legislativo de una Constitución, quizá mejorable, pero que ha conseguido instalar una monarquía parlamentaria, que tiene que ser la garantía de la unidad y solidaridad de todas las regiones españolas. Los experimentos, con gaseosa. Se precisan más que nunca las palabras sensatas, como las transcritas de Andrés Trapiello.

José Fuentes Miranda (Badajoz)


Estos días azules

Con la vuelta al colegio de los más pequeños y el verano a punto de expirar se acaban también estos días azules. Días en los que han disfrutado de nuevas amistades, que la vida deparará si serán efímeras o perennes. Han conocido nuevos lugares a los que no volverán nunca o lo harán repetidas veces. Han vivido nuevas experiencias que repetirán o no el año que viene, porque algunas de ellas les parecerán ya demasiado infantiles mientras anhelan las que ya viven los más mayores. Pero verano tras verano los más pequeños seguirán haciendo nuevas amistades, conociendo nuevos lugares y viviendo nuevas experiencias. Los veremos puntuales nadando por primera vez, aprendiendo a andar en bici, haciendo castillos de arena en la playa, conociendo ese primer amor, ese primer beso, ese primer cigarrillo; renegando de la furtiva presencia paterna en muchas ocasiones. Los que ya peinamos canas los seguiremos viendo y añorando este sol de la infancia.

Pablo Barrasa Foncea, Fuenmayor (La Rioja)


La web, en la crisis de los 30

Corría 1969 cuando, en plena Guerra Fría, la inteligencia militar de los Estados Unidos creó Arpanet, una red exclusiva para mantener las comunicaciones desde cualquier punto del país en caso de un ataque ruso. Veinte años después, el ingeniero británico Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web (www): «Un espacio libre, abierto y sin permiso para que toda la humanidad pudiera compartir ideas y conocimientos». Han pasado ya tres décadas desde su aparición y todo parece indicar que la web ha entrado en la crisis de los 30 porque, en palabras de su creador, «ha perdido el rumbo y se detectan muchas cosas que han ido mal».

En efecto, la mitad de la población mundial no dispone de Internet en sus casas y los que están conectados sienten que sus derechos y libertades están desprotegidos debido a las filtraciones de datos, los problemas de privacidad o las fake news. Escándalos como el de Cambridge Analytica, que utilizó los datos de las cuentas de Facebook en favor de la campaña electoral de Donald Trump o el referéndum del brexit, han generado un sentimiento de inseguridad y desconfianza entre los usuarios de Internet. Esta situación ha traído de cabeza a Berners-Lee, quien ha puesto en marcha una campaña para pedir la colaboración conjunta de gobiernos, empresas y ciudadanos que garantice el acceso a Internet a todas las personas, respete la vida privada de los usuarios y evite las malas prácticas que ponen en peligro los derechos humanos. La web, tal como la conocemos, se encuentra bajo amenaza. El reto consiste hoy en educar a los ciudadanos en el uso correcto de Internet y las redes sociales, especialmente a los más pequeños, no en vano los usuarios potenciales del futuro tecnológico que ya es parte de nuestro presente.

Paula Santolaya del Burgo (Correo electrónico)


No se necesitan profesionales

En una ciudad llena de cultura como es Málaga, y que presume de ello, visitada por miles de personas de todo el planeta que hablan mil lenguas y dejan mucho dinero; en una ciudad donde hay más de 200 hoteles e infelizmente se contrata a gente sin formación, sin modales ni conocimiento de idiomas, pero, eso sí, menor de 30 años porque no compensa hacer contratos a gente de más edad, compensa recibir quejas diarias…; en una ciudad como esa no cabe una mujer de 48 años, que habla cuatro idiomas y tiene una formación impecable tras trabajar 19 años en Irlanda y Reino Unido, países en los que alguien de 48 años es considerado un empleado superior y un ejemplo para formar a los jóvenes… En España no se necesitan profesionales. Siento un profundo respeto por mi país, pero me vuelvo al extranjero, donde se buscan profesionales.

Carmen Edita Pérez Bizarro (Málaga)


Clase de humanidad

La clase no la recibo en un aula, sino en los servicios de una playa donde me lavo las manos… De pronto, entra una mujer mayor llevando en silla de ruedas a su marido. Ella quiere saber si va a orinar y él contesta: «No, cacas». Me pregunto cómo esa pobre mujer podrá con el imposibilitado corpachón para transportarlo de la silla a la taza y de la taza a la silla. Ella intenta abrir el WC para discapacitados, pero está cerrado: «Ocupado», se oye. Barrunto que el ocupante no es un discapacitado, sino un caradura que se ha aprovechado del único sitio libre que quedaba, aunque no le perteneciera. Imagino incluso que quienes no deberían estar esperando le abroncarán su falta de civismo y de consideración con el prójimo más débil, y que el intruso se esfumará con las orejas gachas o quizá encima respondón. Y acierto de primeras: el que sale no está impedido. Pero me equivoco en todo lo demás. Los ancianos se mantienen callados y el saliente, en vista de la situación con que se encuentra, pregunta a la endeble porteadora: «¿Quiere que la ayude?». Ella responde: «Bueno… Nos ha traído un hijo, pero ahora se está bañando». Él la tranquiliza con una sonrisa: «No se preocupe… Vamos». Y los tres se meten en el váter. Así pues, aprendo que no hay que pensar mal de antemano (me siento avergonzado) y que el mundo sale ganando si somos tolerantes. Sin duda, es la clase más valiosa de todas las que he tenido.

Alfredo Lope Echazarreta, Plentzia (Vizcaya)

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Montañas

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Montañas

EL BLOC DEL CARTERO

La vida nos va deparando montañas. El reto es acertar a subirlas y luego, no menos importante, saber bajarlas sin despeñarnos. No todas las montañas son fáciles: las hay difíciles y hasta traicioneras. No siempre iniciamos la ascensión o acometemos el descenso en las mejores condiciones. A veces estamos cansados, dispersos o nos fallan el pie o la ilusión. A veces, en suma, caemos, más o menos aparatosamente. Nadie está exento de sufrir un percance. Nadie se basta todo el tiempo a sí mismo. No estaría de más tener eso en cuenta cuando vemos caer a otro. Tal vez nos ayudaría a ser más sensibles, más solidarios, menos frívolos y dañinos. Lo mismo si se trata de alguien ilustre como si es alguien cuyo nombre nunca salió en el periódico. Hasta donde podamos dársela, todos merecen recibir nuestra atención.

LA CARTA DE LA SEMANA

Craso error

¿Cómo creen que se sentirá hoy una persona mayor? ¿Qué creen que piensa cuando intentamos explicarle cómo funcionan los aparatos electrónicos que nos rodean? Yo no lo sé, tengo veintitrés años, pero pienso que quizá se parezca a cuando un niño de seis te dice que ya va a ir a la escuela de mayores, y tú le sonríes con indulgencia. En esta era, a veces puede parecer que su desconocimiento no puede compensarse con su experiencia. Craso error. Alguien que ha vivido una vida, con todas sus caídas, y sigue aquí, más aun teniendo en cuenta la historia de este país, sabe mucho más de este mundo que yo, por muy acostumbrada que esté a la tecnología. Porque sobre lo realmente importante –tomar decisiones y aprender de tus errores– solo se aprende practicando, y ellos llevan ya mucho andado como para que lleguemos a mirarlos por encima del hombro porque no saben entrar en YouTube. Más nos valdría escucharlos e integrarlos en el cambio. Quizá, si lo hubiéramos hecho antes, todo tendría el enfoque humano que apenas se percibe ya entre nosotros.

Luisa María López de la Casa-Huertas (Granada)

Por qué la he premiado… Por poner en su lugar saberes y competencias, que nunca está de más.


Que cunda el ejemplo

Después de una intensa búsqueda de 12 días y unas 400 personas, entre voluntarios y cuerpos de seguridad, han encontrado sin vida el cuerpo de Blanca Fernández Ochoa. Ante todo, mi más sentido pésame a sus familiares y amigos. Después de este fatal desenlace, espero que cunda el ejemplo y se movilice la misma cantidad de gente y con los mismos medios para tratar de encontrar a las próximas personas que (por desgracia) desaparezcan en España; que no quede en saco roto y que, por ser anónimos a ojos del resto del país, no merezcan el mismo trato que la familia de Blanca. Aunque no sean famosos ni hayan conquistado ningún título o medalla, merecen la misma oportunidad de ser encontrados.

Luis Ramón Castro Pérez (Zaragoza)


El monte, Blanca

Subir al monte, ascender al pico, caminar por la colina, acampar en la falda, ver el cielo desde la sierra, esquiar por las laderas, oír el trino de los pájaros en la espesura, vivaquear viendo las estrellas y contemplando la luna, saciar la sed en un manantial, empaparte de lluvia durante la travesía, observar y aprender de los animales, rasguñarte la piel apartando un zarzal, tropezar con alguna piedra, caer y volverte a levantar, animar al compañero que flaquea, sentirte pequeña y grande a la vez en medio de la naturaleza, oír el eco de tu voz, soñar que vuelas junto al águila, no estar sola en medio de la inmensidad, sino acompañada por ti misma; olfatear la hierba mojada, las flores silvestres, las heces de la fauna, compartir el bocadillo, saludar a otros caminantes, ver al agricultor trabajar la tierra y comprender su labor cuando comemos los productos que recolecta impregnados de su sudor; perderte y experimentar unos momentos de zozobra e inquietud; encontrarte con algún animal más rápido y fuerte que tú al que has invadido su hábitat y buscar al instante un lugar donde guarecerte; salir al amanecer de la tienda de campaña, mojarte con el rocío, con la escarcha; rellenar la cantimplora siendo consciente de que el agua es el mayor tesoro que puedes encontrar; rebañar la fiambrera y chuparte los dedos; ver tu aliento y oírte respirar; escuchar el estruendoso ruido del más profundo de los silencios; ensuciarte de barro, sentir el látigo del viento en tu cara, rezar genuflexa en una recóndita y solitaria ermita; no sentir los dedos ni de pies ni de manos, flagelados por el frío; sentarte en la loma mientras comes fruta; levantar la mano cuando has caído y sentir alivio cuando otra mano la coge y tira de ti; hacer tus más íntimas necesidades detrás de un matorral, pendiente de que nadie te vea; tirarte a la reparadora sombra; volver a casa exhausta, pero preñada de felicidad y satisfacción, con la mente limpia y las pilas cargadas. La magia de la montaña nos proporciona todo esto y mucho más, imposible de plasmar aquí. La montaña es un sentimiento, una adicción, la más bella de las tumbas. Querida Blanca, a buen seguro experimentaste en vida todo esto y más; has fallecido en tu querida, respetada, amiga y también traicionera montaña, que te ha arropado hasta el final. Tu vida fue un apasionante eslalon que ha quedado corto. Fuiste pionera y un ejemplo en el deporte femenino español, además de una bella persona; ahora, desde las alturas del más allá, pasarás la eternidad viendo y admirando todas las cordilleras y montañas en compañía de tu hermano Paquito. Llamarte Blanca fue una profecía.

Francisco Javier Sáenz Martínez (Lasarte-Oria)


Las piedras no saben nadar…

Esa era la canción con la que un grupo portugués logró salvar los petroglifos hallados por arqueólogos en Foz de Cô, donde iban a construir un pantano que Portugal decidió parar. Ahora son Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, como los de Siega Verde, en España. ¡Qué sería Mérida sin su teatro, Egipto sin sus pirámides, Altamira sin sus cuevas, Granada sin su Alhambra, Córdoba sin su mezquita! Hubo una época en la que, en invierno, se hicieron hogueras con las puertas de la Alhambra. La cultura de un pueblo es proporcional a la protección que dan a su patrimonio. Ya están debajo del agua joyas arqueológicas como las de Cheles y Alconchel en Badajoz. ¿Salvar los dólmenes de Guadalperal? ¿Aún hay dudas?

M. Carmen Ruiz Millán (Correo electrónico)


La mala educación

Aparcamiento exterior de una conocida superficie comercial. Al estacionar mi vehículo a la sombra de una estructura metálica, observé que el coche aparcado más cercano estaba ocupado por un hombre corpulento de mediana edad que miraba su teléfono móvil. En el asiento posterior, un niño de unos diez años hacía lo mismo. Quizá su madre empujaba un carro con la compra en el interior del establecimiento mientras el padre ‘cuidaba’ del menor. Hace poco leí una frase muy cierta que decía que la tecnología de hoy nos acercaba a los que están lejos, pero nos alejaba de los que están cerca. Pero esta situación es más grave. Es la educación del hijo la que va a estar limitada por el nivel de educación que le llega, en este caso, de su padre. Se está convirtiendo en una situación normal que, en una reunión familiar, o de amigos, los mayores conversen mientras los hijos están ‘aparcados’ frente a un móvil.  Triste perspectiva para estos menores y, por extensión, para todos.

J. M. Gálvez, Armilla (Granada)


Banca, ‘quo vadis?’

Cierre incesante de sucursales. Paulatina supresión de cajeros automáticos. Nulo rendimiento de los depósitos de ahorro e imposiciones. Limitación horaria de apertura de caja. Clientes de avanzada edad desatendidos en oficinas en las que no les entregan el dinero que precisan para sus gastos cotidianos por llegar fuera del restringido horario y que los obliga a salir, apoyándose en su bastón, con andar quebradizo, indignados y refunfuñando, en busca de otra oficina, no siempre cercana. Abandono de la banca en los municipios rurales. Desaprensivos que, apostados en las oficinas que dispensan efectivo a los pensionistas, los asaltan, limpiándoles en la puerta, con el método de la mancha, cuando no empleando miserable violencia. Trato cada vez más distante, frío e impersonal del personal al cliente con rotación de empleados. Percibo incorrecto de inusitadas comisiones con creatividad literaria yuxtapositiva, incluso por ingresar numerario en la propia cuenta. Déficits de control de las estafas on-line, phishing. Emisión pródiga de tarjetas revolving con intereses desorbitados y usurarios, con nula información y general desconocimiento que se publicitan y comercializan en supermercados y grandes superficies comerciales con el señuelo de la flexibilidad y facilidad de pago, sin mención al coste que puede abocar a una deuda perpetua. Cláusulas abusivas: suelo, redondeo, gastos hipotecarios… Cabe preguntarse si, ante el despliegue de Amazon, Google, Facebook en el ámbito financiero, la banca española, con su actual modelo, está herida de muerte.

José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona)


Bastidas contra la despoblación

Hemos deambulado centenares de horas, con el bloc y el lápiz en la mano, por sus todavía silenciosas calles, a través de las plazas y bajo la sombra de los soportales, percibiendo sobre nosotros las miradas temerosas de lo suyo, como si, como intrusos, fuésemos a robarles algo que les pertenece; sin embargo, una vez tratados, los habitantes de las bastidas del sudoeste de Francia son personas bondadosas y cordiales que aman la ciudad que las vio nacer. Hemos admirado las artísticas fachadas, iluminadas con rayos laterales que proporcionan un mayor relieve. Y mientras escuchábamos el rumor del agua salpicando en las fuentes y el ruido metalizado de los cubos de zinc que descendían por el cuello del pozo, desde el brocal, no hemos podido evitar embriagarnos por ese perfume de leyenda y, al mismo tiempo, realidad que flota en el aire. El hombre medieval de las bastidas debía sentirse feliz en su ciudad, donde se establecían los principios lógicos de perfecta convivencia. Aún hoy, setecientos años después, ese ambiente perdura y la armonía de un concepto que rebasa los límites de lo urbanístico se impone sin dificultad. Ciudades que permanecen inalterables al correr del tiempo, que han logrado salvarse de la avalancha impersonal de la arquitectura moderna, y su viejo casco urbano se manifiesta desafiante a todas las corrientes artísticas del momento. Los arquitectos que diseñaron las bastidas supieron crear un arte de perfecto equilibrio estético, sin dejar de ser funcional. Ante todo esto, nos preguntamos: ¿no estaría en el concepto de esas ‘ciudades nuevas’ la clave para evitar la alarmante despoblación que padece nuestra España rural?

Jesús Ávila Granados, Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona)

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Papel

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Papel

EL BLOC DEL CARTERO

Lo único que puede hacerse con un libro de papel es leerlo. Si acaso, pararse a pensar sobre lo que se está leyendo. En último extremo, anotar en un margen o en las páginas finales de cortesía algo de lo que se ha pensado. Es a la postre una limitación, pero a veces no es mejor tener margen de maniobra. Nos lo advierte una lectora sobre la experiencia de sus nietos con una tableta, que inexorablemente los lleva a probar sus otras posibilidades, desde combatir con marcianos hechos de píxeles a ver algún vídeo. La lectura deja así de ser un ejercicio relajante y expansivo de la mente para verse desplazada por un frenesí que sobreexcita al usuario y le cierra la rendija mental. A veces, la vida consiste en no tener todas las opciones, sino solo la más valiosa. En leer sin más.

LA CARTA DE LA SEMANA

Sentada ante el piano

En el atril, la polonesa Opus 40, n.º 2, de Chopin, en do menor con su carácter lúgubre. La luz primera define mi silueta sobre el piano. Pero sé que no estoy aquí. Hace tiempo que no me reconozco. Tal vez en el silencio pueda reencontrarme y quizá en el regazo de la música, donde aún creo existir. He sufrido la violencia del hombre y, así, he perdido la ‘violencia de vivir’: no he sabido proteger mi dignidad como persona, aun contando con cierta preparación. No se trata de los conocimientos de los libros; tampoco de los de la experiencia. Estos individuos medran como la hiedra y al final hacen de ti tierra de nadie. Nadie está a salvo de la crueldad. Ahora, su ausencia me alivia, pero aún no puedo reposar: no sé quién soy. ¿Acaso una prolongación de sus excesos, ya sin voluntad propia? No lo sé. Empiezo a tocar y me reconforta. Quizá este devoto amigo me redescubra el paraíso de estar viva y, en un futuro, me devuelva la esperanza en el hombre.

M.A Eugenia Motilla Serrano (Madrid)

Por qué la he premiado… Porque hay historias que iluminan, en todos los sentidos, y esta es una de ellas.

Seguimos siendo corderos

Cada día estamos viendo cómo el mundo que hemos conocido en los últimos años se está desmoronando. Hace unos días, Macron comentó que estamos asistiendo a los últimos instantes del siglo XVIII. La sensación general es que somos corderos temerosos del lobo, sin saber qué hacer. Falta liderazgo, voluntad de coger el ‘toro por los cuernos’ en Europa y, en particular, en España. Tenemos materia prima de alta calidad en la generación juvenil, la mejor preparada de la historia. Lo que les ofrecemos son empleos y salarios precarios. Seguimos siendo corderos, que no entendemos que el mundo ha cambiado, que tenemos la obligación de realizar las reformas sociales y laborales necesarias para tener un futuro de calidad. No son tiempos de ideologías, vienen tiempos tecnológicos que van a marcar el devenir de nuestros jóvenes. Aprendamos del Plan Marshall, que sacó a Europa de sus ruinas para convertirla en una sociedad del estado de bienestar, envidia del resto del mundo. Es cuestión de voluntad de nuestros dirigentes que España tenga futuro para las nuevas generaciones.

Pedro Marín Usón (Zaragoza)


Homenaje a los libros infantiles de papel

Hace tiempo que leo investigaciones que tratan sobre las ventajas que tiene el libro de papel sobre el digital, pero este verano, como abuela, puedo ofrecer una experiencia en directo. Desgraciadamente disfruto poco de mis dos nietos, de cuatro y siete años, porque viven en Londres debido al trabajo de sus padres, así que en vacaciones me intento volcar y vivir maravillosas experiencias que solo los niños pueden ofrecer. Una de ellas es leerles un libro cuando ya están acostados, antes de que se duerman. Es un momento mágico en el que podemos vivir desde viajes en busca de tesoros hasta acompañar a un pajarito que inicia su gran aventura de volar. Sin embargo, lo que voy a contar es que alguna noche, por cansancio, les he dejado que leyeran u oyeran el cuento en una tableta. La diferencia ha sido gigantesca, la situación relajada que invita al sueño se convirtió en excitación y continuo cambio de pantallas para buscar juegos de marcianos, carreras e incluso cacerías. Lo peor fue, y pasó lo mismo la segunda vez que repetí la experiencia del cuento digital, cuando les quité las tabletas para que se durmieran, se enfadaron, lloraron e intentaban por todos los medios quitármelas. Visto lo visto, no hubo una tercera lectura digital y, aunque alguna vez me volvieron a pedir las tabletas, no lo hicieron con insistencia y siempre disfrutaron de la lectura con los libros de papel. No niego que los libros digitales tienen muchas ventajas, pero creo que hay que tener cuidado con los niños. Leí en un artículo que los que trabajan en Silicon Valley no dejan que sus hijos usen dispositivos electrónicos hasta que tienen 14 años. Yo puedo aportar lo que he vivido este verano: el placer de buscar un buen libro que interese al niño y disfrutar de los expresivos ojos del niño y del cálido ambiente que creamos mientras leemos un libro de papel.

Isabel Carril Martínez (Madrid)


Saber asimilar la derrota

Más de cinco horas y cinco sets. Nadal, en su línea: concentración, pundonor y gran expresividad. Su oponente, Medvédev, es un ruso estoico, imperturbable, de rostro hierático y mirada lánguida. Solo abre la boca para tomar aire. Viéndolo, uno empieza a pensar que tiene el carácter de esos resistentes que aceptan la fatalidad sin pestañear y sin que en su rostro aparezca el menor atisbo de amargura. Nadal acaba tumbándose en la pista. Por fin ha vencido y llora. Dos minutos después, al recibir su trofeo, el mallorquín felicitará a Medvédev y agradecerá el apoyo que le ha prestado todo el mundo. Antes, cuando le ha tocado el turno al ruso, este ha esbozado una sonrisa y –oh, maravilla–, además de haberse mostrado un poquito locuaz, también ha improvisado, ha estado ocurrente y agradecido, ha tirado de humor y ha hecho reír al público. Entre los espectadores hay una joven que debe de ser su pareja. Ella tampoco ha pestañeado durante el partido y supongo que en cuanto termine la ceremonia se juntará con él para decirle lo justo, lo que corresponde a una situación que los dos parecen asimilar con gran naturalidad. Qué importante es saber mantener el tipo ante las derrotas.

Jesús Herrero Zubiaur (Zaragoza)


Pequeño homenaje

Mi abuelo falleció hace pocos meses, y en las primeras semanas me asaltó el terrible temor de olvidar tantos buenos momentos compartidos. El paso del tiempo ha traído sosiego, pero no el olvido y tengo la fortuna de esbozar una sonrisa al recordarlo. El hombre que me enseñó a montar en bicicleta, a patinar, a valorar la pintura de Velázquez, quien repasaba conmigo las capitales de Europa mientras disfrutábamos de un helado y un paseo por la ciudad sigue presente. Aún me parece escucharlo diciéndome «arrojo y valor» para afrontar cualquier reto en la vida. Querido Pepe, gracias por quererme tanto y por la familia de la que formo parte.

Graciela F. Arrojo (A Coruña)


Los libros de texto

Hace mucho que los profesionales de la educación venimos denunciando el mal estado de nuestro sistema educativo y demandando la necesidad urgente de un pacto al respecto. En este contexto mostrábamos nuestro malestar por la gran dispersión de contenidos que, para una misma asignatura, se daba en las diferentes comunidades autónomas. No es de recibo que un alumno, según dónde resida, estudie contenidos totalmente diferentes, tergiversados y falseados por la necesidad de recoger en ellos la realidad o ficción identitaria de la autonomía correspondiente. No me extraña, pues, que los editores de libros de texto de nuestro país den la voz de alarma, acusando a los gobiernos autonómicos de utilizar «mecanismos bastardos» para incluir contenidos regionales en los manuales educativos. Según la patronal de los editores de texto, hay 33.222 libros de texto diferentes, para ajustarse a las exigencias de cada comunidad. De una materia tan aséptica como Matemáticas hay hasta 17 versiones de un mismo libro. Alguien debe poner cordura. Se está haciendo demasiado daño a la educación como para seguir permitiéndolo.

José Vaquero Sánchez, Atarfe (Granada)


En las trincheras de la vida

Últimamente uno anda despistado con temas hoy habituales en la vida de un joven: trabajo, amores incertidumbres… Entonces, un fin de semana paseando por su ciudad, de repente le viene una bofetada de realidad que le hace reírse de sí y sus contratiempos. Empieza a descubrir algo que en otros tiempos sus ojos no eran capaces de vislumbrar. Te percatas de cómo una señora bien entrada en años disfruta de un paseo por la orilla en la playa. Reparas en una camarera, de las de 800 euros y 10 horas de trabajo, que mantiene la sonrisa mientras sirve un café ya acabando su jornada. Encuentras al profesor que tanto te marcó y que aún te recuerda y que era capaz de emocionar a sus alumnos de ingeniería más allá de los números y las fórmulas, porque entre medias enseñaba que la vida iba de algo más. Y todo eso descubres en un sencillo paseo por tu ciudad, personas maravillosas acostumbradas a pasar desapercibidas, en las trincheras de la vida.

David González Castillo, Astillero (Cantabria)

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‘Hobbies’

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‘Hobbies’

EL BLOC DEL CARTERO

Deplora un lector el hecho de que quienes optan en España por la creación deban resignarse, mayoritariamente, a convertir en una especie de hobby lo que en otras latitudes se considera una profesión con todas las de la ley. Salvo excepciones, al artista y al creador español, incluso habiendo alcanzado un grado de excelencia reconocido, se lo coloca en la tesitura de tener que conformarse con obtener una remuneración simbólica con la que no podrá cubrir ni los gastos de mera subsistencia. Lo arrojan a esa indigencia la escasa percepción del valor de su trabajo por parte del grueso de la población –instruida para ponderar otras cosas–, que la cultura no sea apuesta estratégica de ningún Gobierno o la falta de músculo industrial comparable al de las industrias culturales de otros países. Sigamos, pues, con los hobbies.

LA CARTA DE LA SEMANA

No me tienen despacio

Recuerdo el olor de las rosas silvestres que él cogía mientras caminábamos. Ese pequeño ramo era un trofeo que mi abuela ponía en un vaso con agua al llegar a casa. Recuerdo ir de su mano, sin prisas. El reloj no existía para nosotros. Simplemente paseábamos y veíamos la vida. Y era feliz solo con eso. Entonces observo las vidas de mis hijos. No me tienen despacio. El tiempo apremia. Hay deberes, compromisos; un móvil nos interrumpe, hay que entregar, urgente, una presentación… Me miran sorprendidos. No entienden por qué no pueden detenerse a mirar ese insecto tan raro que camina por la acera. No entienden que yo les diga que llegamos tarde a tal o cual sitio. Que siempre haya algo que hacer, siempre alguien esperándonos en otro lugar. Que no sea capaz de ver esas rosas silvestres que dejamos atrás corriendo. Las mismas que cuando yo era niña representaban el éxito del paseo. A veces, el mayor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos somos nosotros mismos. Nosotros tranquilos y dispuestos a no perder detalle. Con tiempo y con calma. Ese es el trofeo que ellos atesoran en su corazón y que quizá desenvuelvan cuando formen su propia familia.

María Blázquez Sánchez, Getxo (Vizcaya)

Por qué la he premiado… Porque hará pensar un momento, seguro, a más de un padre y más de una madre


Porque lo que digan los demás da igual

Hace ya diez años que dejé de tener diez años, pero las cicatrices de tiempos pasados aún se pueden divisar en mi personalidad. Solo tengo que echar la vista atrás unos pocos años para verme triste y desalmado en una esquina del patio de mi colegio pensando que nada bueno pasaría porque no hacían más que reírse de mí. Como muchos, yo era un niño que leía mucho e intentaba ser bien hablado, pero mis compañeros me apartaban por ello, «es que habla raro, maestra», «es que a veces no entendemos lo que dice». Aún recuerdo a mi profesora diciendo que tenía que intentar ser más sociable con los demás y hacer lo que un niño «normal» debía hacer. Unos cuantos años después me encuentro en el metro, de camino a la universidad, y estoy viendo la misma situación en un niño de unos doce años. Solo el tiempo es sabio y coloca a todo el mundo donde le toca y premia a los que han trabajado duro sin excepción. Es muy importante cumplir las metas y nunca tirar la toalla, porque el éxito solo es para aquellos que se lo crean y solo para aquellos que nunca han abandonado.

Josep Rodríguez Ortega (Girona)


Un país dormido

En un país en el que solo se habla de política y deporte, algo falla. Es un país culturalmente dormido. Entiendo que la cultura en este país sea algo difícil de entender. Seguimos viviendo de nuestros artistas muertos y sus obras. Y mientras otros países saben explotar su cultura para que les genere una gran fuente de ingresos, en España artistas y creativos están obligados a convertir su talento en un hobby. Espero que algún día las generaciones que vienen detrás la sepan utilizar y disfrutar del gran talento que existe en España. No es tristeza lo que siento, es algo más parecido a la indignación: ver como no somos capaces de explotar lo que tiene este país me lleva a pensar que somos un país retrasado o poco listo.

David Creus Carrasco (Barcelona)


El tercer vértice

Paseando por una playa encontré un libro de poemas. Quien lo perdió había profundizado en su lectura –lápiz en mano– contando las sílabas para anotarlas al final de cada verso, rodeando las figuras literarias para nombrarlas tras una pequeña flecha, comparando los adjetivos del autor con otros sinónimos en búsqueda de su propia voz, para acabar escribiendo, a pie de página, aquello que emanaba de su lectura, en simbiosis entre lo racional y lo emocional. Como lectora accidental que he sido de ambos textos –el poemario en sí y su análisis lingüístico y la emoción que despierta en otro lector–, me reconozco como el tercer vértice de este triángulo amoroso: una privilegiada que al leer este libro ha encontrado un auténtico tesoro.

Helena García Arnau (Barcelona)


Discriminación rural positiva

Ya tenemos convocadas unas nuevas elecciones generales para el 10 de noviembre y seguro que nuestros políticos volverán sus miradas hacia el mundo rural, prometiendo soluciones al despoblamiento. En periodos preelectorales, se les llena la boca prometiendo una mejor conexión a Internet en el mundo rural, pero no se dan cuentan de que solo con eso en los pueblos no hacemos nada. Necesitamos que se nos discrimine positivamente, con medidas que favorezcan la vida en el campo. Desde medidas fiscales hasta ayudas al transporte, pasando por la reducción de las tarifas eléctricas, el apoyo a los emprendedores, la mejora de las infraestructuras, el mantenimiento de las escuelas y de los centros de salud, etcétera. No puede ser, por ejemplo, que para ver el fútbol en la tele del bar de un pueblo de menos de 300 habitantes –ancianos en su mayoría– se tengan que pagar los mismos 300 euros que paga un bar en Madrid. Las empresas deberían aplicar tarifas diferentes para el mundo rural, que discriminen positivamente a las poblaciones alejadas; y nuestros políticos, a las puertas de unas nuevas elecciones generales, deberían proponer una batería de medidas para favorecer la vida en los pueblos que vayan más allá de la conexión a Internet.

Ataúlfo Sanz, Canalejas de Peñafiel (Valladolid)


El poder de transformar tu vida

Un jueves cualquiera. Sentada en una terraza, observo a niños somnolientos remolcados con decisión por sus padres, adultos trajeados gritando al teléfono y con semblante preocupado, adolescentes vestidos a la última moda con sus carpetas bajo el brazo. Sonrío sin querer. Son las 8:30 de la mañana. Bebo un sorbito de café, mastico lentamente el pan tostado. No tengo que llegar a la oficina, nadie me espera para firmar autorizaciones de pago a proveedores, ningún cliente enfadado reclama un correo electrónico repleto de explicaciones… Estoy viviendo una reconversión profesional, un parón en el camino, un periodo de reflexión, un break. Ese estado de gracia que todo el mundo alaba cuando les dices que has decidido luchar por tus sueños y convertirlos en realidad. Para ello hay que ser valiente y lidiar con el miedo al fracaso, la inseguridad, el arrepentimiento y la frustración que a veces supone un año sabático. Valentía y resiliencia que mantengan a flote la confianza en uno mismo. Estos doce meses me han regalado algo que perdurará para siempre en mí: el poder de transformarme cuando lo necesite. Sonrío de nuevo.

Judith Diaz Taibo, Meara (Oleiros, A Coruña)


Resaltar los avances

He leído el artículo El muro verde, en XLSemanal. Me parece que es un avance extraordinario el proyecto de plantar masivamente una línea de árboles para revertir la desertización y ayudar, además, a desarrollar una zona que no tiene otros medios de subsistencia. Pero lo que más me ha llamado la atención es que este proyecto lleva en funcionamiento varios años –ya incluso empiezan a verse los frutos– y que hasta hoy nadie se ha hecho eco de ello. Mucho nos quejamos de la desertización, de la sequía, de la pobreza, de las hambrunas… y cuando surge un proyecto para revertir esos graves problemas, nadie, excepto ustedes, se ha molestado en dar a conocer un movimiento que lucha contra tales males. Es decir, como siempre, se hace hincapié en los problemas y se olvidan las acciones positivas. Estamos muy preocupados en difundir todos los desastres y no tenemos tiempo para resaltar los avances. Y con el añadido de que es un proyecto llevado a cabo por africanos. Mi opinión es que esa noticia debería salir en portada y dar seguimiento de su desarrollo y alcance. Seguramente, con ese muro no se va a acabar con el cambio climático, pero ya sabemos que un largo viaje se empieza con un primer paso, y si esto tiene éxito en África, se puede intentar también en otros lugares donde el desierto avanza.

Pilar Alastrué (Majadahonda)


Que los que abrazáis los abracéis

Soy estudiante de Enfermería de primer año, de esas canijas a las que les van a pedir el DNI hasta que cumplan por lo menos veinticinco. El otro día vino a la facultad un premio Nobel de Química a dar una conferencia y me di cuenta de que las personas que logran grandes cosas, cuando tenían mi edad ya hacían cosas. Y como, a pesar de ser bien canija, tengo una ambición bien rechoncha, el agobio me sacudió con el pensamiento de que, en vez de pensar a qué gimnasio me quiero apuntar, debería estar haciendo cosas. Unos días más tarde, me invitaron unos amigos de la parroquia a ir a una charla del Proyecto Grégoire [fundado por Gregoire Ahongbonon]. Grégoire libera, acoge y sana a las personas con enfermedades mentales que la población africana, por falta de conocimiento y de comprensión, abandonan, rechazan y encarcelan. Y he comprendido que este señor no deja que las lágrimas del sufrimiento corran por sus mejillas, este señor hace cosas. Os digo entonces que no dejéis que se editen fotos que corran por las redes, que no dejéis que se organicen manifestaciones que corran por las ciudades, no dejéis que dejar que estas cosas corran os haga sentir parte activa de un movimiento. Ojalá los arquitectos construyáis hospitales para Grégoire, los médicos curéis a sus enfermos, los que reís riais con ellos y que los que abrazáis los abracéis. Y digo ‘ojalá’ porque la entrega y el amor surgen en libertad. No voy a dejar que las lágrimas del sufrimiento corran por mis mejillas, voy a hacer cosas. Y, mientras las hacemos, voy a dejar que vuestras correcciones, vuestra ayuda y vuestro amor corran dentro de mí.

Marina Ezquerra, Tres Cantos (Madrid)

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Vidas

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Vidas

EL BLOC DEL CARTERO

Cada vida es una aventura. Cada vida humana, una forma del mundo: la que a este le dan los ojos de quien la vive. Es complicado encontrar una razón por la que una vida que aún alienta pueda o deba ser interrumpida. Más complicado aún cuando la vida es humana y acabar con ella equivale, por ello, a cegar una visión del mundo. Nos habla un lector de una vida breve y dura que, sin embargo, mereció la pena de principio a fin; singularmente, cuando se acercaba a su término. Otro, de una vida larga y dichosa que a su protagonista, no obstante, ha dejado de compensarle. Para todos es sencillo y reconfortante leer acerca de quien supo disfrutar de estar vivo incluso cuando lo cercaban la enfermedad y el dolor. A todos nos incomoda saber que alguien ha perdido ese disfrute. Ambos merecen nuestro respeto.

LA CARTA DE LA SEMANA

Cumbres bochornosas

Hace años que los políticos del mundo acumulan en sus organismos más cumbres que Reinhold Messner y Juan Oyarzábal juntos: la última en la que se han congregado ha sido en Nueva York; y en menos de tres meses tienen otra en Chile, desde la que podrán oler aún el humo de los incendios amazónicos. Porque, como muy a menudo sucede con el alpinismo, ha devenido en una disciplina a la que suele concurrirse con mucho gasto, poco provecho y ningún fin. Así que desde allí, sentados en privilegiadas posiciones en las altas cumbres, contemplarán el ocaso del común de los mortales que hemos depositado en sus egregias figuras nuestras esperanzas de un futuro climático viable.

Para mejorar el deplorable espectáculo que ofrecen, no dudarán en dejar que participen figurantes de toda índole, incluso aunque traten de sonrojarlos afeándoles su falta de compromiso, su ineptitud o su pasividad: y es que nada abochorna a un buen profesional. Porque, al fin y al cabo, de lo que se tratará es de decidir, simple y llanamente, cuánto nos van a subir los oligarcas del planeta el termostato en los próximos meses a los millones de amantes de este deporte de riesgo y masas que es la vida.

Damián Porto Rico, A estrada (Pontevedra)

Por qué la he premiado… Por encontrar una metáfora ingeniosa y pertinente para poner en evidencia a quienes de foto en foto siguen sin enmendar nada.


Nada como la nostalgia de antes

Hace unos días, tomando un vermú en la terraza de un bar, y mientras yo leía un periódico deportivo, mi mujer estaba viendo algo en YouTube. Lo abrió por curiosidad y de repente empezó a ver tráileres de series de los 70, 80 y 90 –La casa de la pradera, Friends, Los ángeles de Charlie, El Equipo A y un larguísimo etcétera–, aparte de lo que jugábamos por la calle: canicas, comba, pilla-pilla, escondite. Me hizo pensar que ya soy mayor (qué gracia me hace, si ‘solo’ tengo 46), pero que tengo cosas que recordar y contar a mis sobrinos cuando sean mayores, ya que no tengo hijos.

Como dice la gente de Yo fui a EGB, no hay nada como la nostalgia y más la nostalgia de antes; porque, si he de ser sincero, ¿qué recuerdos pueden tener los jóvenes menores de 25 años si se pasan todo el día mirando el móvil? Yo, por suerte, hice la mili, fueron nueve meses de hacer amigos, pasar buenos y malos ratos, pero, sobre todo, recuerdos, al igual que con las series. Recuerdos que solo tendrá la generación de los 60 y 70 porque, a partir de ahí, la vida cambia y da pena pensar que cuando nuestros hijos sean abuelos les contarán a sus nietos que ellos veían un canal de Internet o jugaban a Pokémon Go o se hablaban entre ellos por WhatsApp.

Luis Ramón Castro Pérez (Zaragoza)


Vivir era otra cosa

Antonio, nombre ficticio, tiene 84 años muy bien llevados. Vive solo desde que la Luisa decidió dejarle viudo, hace ya cinco veranos. Al principio, le costó adaptarse, toda la vida juntos, pero no se acostumbra, pesa demasiado la ausencia. No necesita a nadie, aunque sus hijos y nietos le insisten en que coja a alguna persona que lo ayude en casa, ya que ellos viven lejos de Zaragoza. Él se apaña bien, compra, cocina, lee el periódico, lava, plancha, limpia, pasea y no falta a la tertulia con los amigos todas las tardes en el bar de la plaza. Tiene tiempo para todo y, si le sobra, ya busca algo con que rellenar. El año pasado sufrió un pequeño ictus, nada grave, unos pocos días ingresado y para casa.

La secuela fue una pequeña deformación en la boca que le dificultó el habla una temporada, hasta que lo corrigió con la ayuda de un logopeda. Pero hace mes y medio le volvió a repetir; en esta ocasión no salió tan bien librado; paralizado completamente del lado izquierdo, graves problemas de visión y la facultad de hablar perdida. Al salir del hospital, la familia lo ingresa en una residencia: «Es donde mejor atendido vas a estar, papá». Antonio, nombre ficticio, siente que se acabó, que ya no quiere seguir. Se niega a abrir los ojos, se niega a comer, se niega a vivir. Pero no le dejan. Le colocan una sonda nasogástrica para alimentarle: se la arranca; le atan las manos a las barandillas de la cama y hablan de colocarle una sonda intestinal, que tiene menos riesgo. Todo, lo que sea, para que siga viviendo. Antonio piensa, es ya lo único que puede hacer, que vivir era otra cosa, algo que tenía bastante que ver con la dignidad; pero no se lo puede decir a nadie.

Leonardo Martínez Expósito (Zaragoza)


Cada vida, un regalo

Ayer me contaron el proceso de los últimos años de la vida de Pedro. Un estudiante universitario de veinte años que falleció debido a un cáncer de huesos. Estuvo tres años entre tubos, quimioterapias experimentales, en quirófanos, hospitales, unidades termi-nales y del dolor… Cuando le pusieron el último tratamiento, se le saltaron las lágrimas del consuelo, pues llevaba años siempre dolorido. Un amigo lo visitó unos días antes de su fallecimiento y le preguntó si era feliz. Pedro le dijo que nunca había sido tan feliz en su vida. Paradoja. ¿Cómo es posible? Chesterton dice: «Cada uno tendría que creer que su vida y su personalidad tienen una razón de ser.

Cada uno debería creer que tiene algo que ofrecer al mundo que no le podrá ser entregado de ninguna otra manera». Pedro lo creía profun-damente y nos enseñó a vivirlo hasta darlo todo, hasta la cumbre del calvario. Y con alegría. ¡Qué importante es enseñar esa realidad de que cada vida es un regalo al mundo y que tiene hasta el final un valor incalculable, imprevisible, insustituible!

Ernesto López-Barajas González (Santiago de Compostela)


¿Modelo para todo?

A mis hijos les gusta el fútbol. Ven fútbol, juegan al fútbol y hablan de fútbol. Está bien. Hacer deporte es sano y favorece su desarrollo físico y su bienestar social. Todo correcto hasta que, después de comer, cambiamos de canal y un entrenador de Primera División repite hasta la saciedad la expresión «estamos jodidos» después de perder un partido que, presumiblemente, esperaban ganar. ¿De verdad es necesario utilizar este término tan poco apropiado para referirse a su estado de ánimo y al de su equipo? ¿No hay, acaso, montones de adjetivos calificativos equivalentes que se puedan utilizar en ese contexto? Fastidiados, descontentos, disgustados… Se me ocurren un sinfín de sinónimos mucho más adecuados que esta persona podría haber utilizado en esa rueda de prensa multitudinaria. Por favor, sed un modelo deportivo al que poder seguir, pero, sobre todo, sed el modelo de persona al que poder seguir. Sois el espejo en el que muchos niños y jóvenes se miran. Todos lo agradeceremos cuando veamos que vuestros labios pronuncian palabras con connotaciones positivas y no términos malsonantes que interfieren en la educación de nuestros hijos.

Lara Odriozola Garmendia (Guipúzcoa)


¿Reciclamos?

Tras años de lucha en la mar por rescatar a personas, ya que era lo prioritario en mi trabajo, me he dado cuenta de que nos hemos cargado el mundo. Ya no recojo náufragos, solo hago remolques a embarcaciones que día tras día sufren averías con los plásticos que hemos fabricado y que a su vez hemos desechado donde no tocaba. ¿Reciclamos? Tú y yo seguramente que sí, pero ¿qué está haciendo el Gobierno por nosotros?

En 2030 deberíamos haber adquirido ya un compromiso con el tema de las energías renovables y el ser humano debería haber tomado conciencia individual y colectivamente a nivel mundial. Lo triste de todo esto es que, cuando vamos a bucear mi familia y yo, nos damos cuenta de que parecemos un embutido envasado al vacío en un mundo que no es el nuestro.

María José Molina Cartes (Ciutadella de Menorca)


Derecho a no tener perro

Si miramos a nuestro alrededor, podemos darnos cuenta de que el número de perros en nuestras ciudades ha aumentado considerablemente. La familia actual se compone de un perro y cuatro miembros, o bien un perro y la pareja, y cómo no nombrar a la persona que vive sola con su perro. Hablamos de un perro con su nombre y bien asentado en el barrio. Se lo habla como si esperáramos una respuesta. «¡Nora, déjalos, no molestes!», le decía a su perro un atrevido dueño que llevaba al animal sin atar.

Dejamos paso al perro antes que a las personas, las conversaciones entre el vecindario son sobre sus perros, la prensa nacional se hace eco de artículos tales como: Ventajas de dormir con tu perro; Masajes para tu mascota. Sacar al perro se ha convertido en el principal motivo para salir de casa, y el intercambio de ladridos en la calle, lo que más se oye. Resulta hasta glamuroso sacar la bolsita y agallarse un poquito. Por lo que ¿no nos estaremos pasando un poco? Y me pregunto: ¿solo un animal de compañía? ¿Qué necesidad está cubriendo tu perro? ¿Te has preguntado por qué tienes un perro? Yo sí sé por qué no lo tengo.

Eva María Fernández Gómez, Armilla (Granada)


Prisa y tiempo

Sin aprovechar estos dos condicionantes, el ser humano está abocado a perecer de éxito evolutivo, contradicción… Buscamos un planeta similar al nuestro a millones de años luz, planeamos extraer minerales de la Luna, agua, enviar sondas al espacio, telescopios, naves… y sin disponer, al menos todavía, de la tecnología necesaria. Y todo por reconocernos incapaces de frenar este expolio al que sometemos a nuestro hábitat natural. Pero sí disponemos de la suficiente tecnología para arruinar este mundo nuestro en tres o cuatro décadas o en un fatídico minuto, dos o tres veces. Tiene razón la juventud en sus, todavía, tímidas protestas: o nos damos tiempo y prisa o no podremos llegar a soluciones al autodestruirnos antes y con tiempo. Se habla, ahora, de la prevención del suicidio… ¿Y el colectivo?

Juan Carlos García de la Cruz Rodríguez (Badajoz)

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Ultras

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Ultras

EL BLOC DEL CARTERO

Se rebela un lector ante la idea de que cualquiera que manifieste ideas que no nos convienen quede descartado y hasta ridiculizado bajo la etiqueta de ‘ultra’. Se refiere a un caso concreto, pero el fenómeno se observa en todas las ideologías y direcciones. El prefijo, antepuesto a cualquier sustantivo que indique una posición ante la vida o una visión política, degrada a quien así se ve aludido a la categoría de detrito social, inútil para la toma de decisiones o la formación de mayorías legítimas. Sería deseable mayor contención al despachar estas descalificaciones; pero también sería preferible que sus destinatarios, a diestra y a siniestra, no se deslizaran tan fácilmente por ciertos toboganes. Lo advierte la carta de la semana: nos pierde el fugaz destacar, nos falta amor a la sabiduría.

LA CARTA DE LA SEMANA

Con un solo remo

Tengo treinta años y soy profesora de Latín y de Filosofía. Cada día me levanto saltando de la cama: me hace feliz encontrarme con mis compañeros y alumnos; tengo mejores y peores días, claro, y es en estos últimos cuando me levanta del suelo el abrazo de un alumno o un «me ha encantado tu clase de hoy, profe». Hay días que contemplo con tristeza cómo muchos de mis alumnos admiran a influencers, ‘tronistas’, ‘opinionistas’ y demás jóvenes que han saltado a los medios pregonando una vida fácil, todo ostentación, fiestas sin hora de regreso, ingresos inconmensurables a golpe de bolo, rumor de haberse encamado con tal o cual y otras formas de ascenso a la fama. Encuentro serias dificultades en dar clases de Historia de la Filosofía o Literatura intentando defender que la cultura es el bien intangible que más nos engrandece y dignifica. ¿Cómo transmitir mi amor a la sabiduría y la idea de ganarse la vida con la vocación y el esfuerzo si en los medios se pregona el dinero fácil sin necesidad de exámenes, lecturas ‘obsoletas’, títulos, oposiciones y noches en vela? Yo seguiré trabajando, haciéndolo lo mejor que sé, aunque mi sueldo no sea estratosférico. Se puede llegar a puerto con un solo remo.

Elena Mahave Ayala, Logroño (La Rioja)

Por qué la he premiado…Porque su pregunta es la que todos deberíamos hacernos, y en su respuesta alienta tal vez la única, la más sólida y valiente de las esperanzas.


Los ultras

Vivimos tiempos en donde a quien defiende una idea, una convicción o una ideología, si no es ‘afín’ con lo que piensa la mayoría social, se le etiqueta de ‘ultra’ seguido del adjetivo o sustantivo que proceda. Si se defiende la vida en todas sus facetas o el matrimonio entre hombre y mujer, se es ‘ultraconservador’. Quienes van  contra el laicismo y profesan su fe sujeta a los Evangelios son ‘ultracatólicos’. Los que preservan la unidad de España y el ordenamiento constitucional sin dar concesiones a interpretaciones torticeras son ‘ultraderechistas’. Todo ciudadano que va contra el relativismo y el pensamiento único es tildado de ‘ultra-no sé qué’, con la consecuente estigmatización y caricaturización por el mero hecho de vivir conforme a sus creencias y la coherencia de sus valores. Estos ‘ultras’ resultan incómodos para los órganos de poder que se empeñan en atesorar una masa social acrítica y pusilánime, fácil de manipular. Este contexto puede provocar un ictus en las democracias modernas al estrechar la arteria de la libertad. Disolver las ideas que comprometen con trivialidades y apetencias según la situación no es razón suficiente para catalogar de ultras a quienes, yendo a contracorriente, merecen el mismo respeto que los demás.

Vicente Franco Gil (Zaragoza)


El plagio de las tesis doctorales

Durante más de siete años he sido profesora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y el Instituto Europeo de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela, de la que tengo muy buenos recuerdos. El primer día de clase siempre he defendido la tesis en la que creo: en primer lugar, ejercer la enseñanza es un gran privilegio, ya que al estar en minoría en relación con el número de alumnos, ‘egoístamente’ adquirimos un mayor número de conocimientos, transmitidos por ellos al ser mayoría; y, en segundo lugar, que nuestra docencia subjetiva deben valorarla en un 50 por ciento, ya que el otro 50 de objetividad lo tienen que aportar ellos mismos. El estudio tiene que ser un esfuerzo compartido entre el profesor y el alumnado. Estoy muy indignada con las recientes informaciones de las tesis doctorales  plagiadas. No se puede generalizar. El título de doctor, máximo reconocimiento académico, requiere años de esfuerzo y estudio, con un único objetivo de gran responsabilidad: formar a los hombres del futuro. Quiero elogiar a la exdirectora general de educación concertada, becas y ayudas al estudio de la Comunidad de Ma-drid Concepción Canoyra por presentar su dimisión tras desvelarse que se doctoró con una tesis que contiene copia de párrafos enteros. Pero no son de recibo sus declaraciones de que «hay alguna frase copiada, como en todas las tesis» ni su contundente afirmación «como en el 99 por ciento de las tesis de este país». Tendríamos que recordarle que «cree el ladrón que todos son de su condición…».

Ana Lucrecia Baschwitz Gómez de las Bárcenas (Madrid)


Los árboles buscan un rey

Entre los varios géneros literarios que componen la Biblia –histórico, poético, sapiencial, epistolar, mítico, apocalíptico–, solo existe una fábula. Narra cuando los árboles quisieron elegir un rey. Primero buscaron al olivo, que se excusó diciendo que no era bueno dejar de dar aceite a dioses y hombres para ir a «mecerse sobre los árboles». Fueron después a la higuera y también rechazó lo de «mecerse sobre los árboles». Quería seguir ofreciendo su dulce fruto. Se llegaron entonces a la vid, que respondió que no dejaría de producir su vino para empeñarse en otros menesteres. Finalmente, dijeron al espino: «Ven tú y reina sobre nosotros». El espino sí estaba dispuesto a reinar, advirtiendo que, de no cobijarse bajo su sombra (eufemismo del sometimiento), saldría un fuego de él que devoraría los cedros del Líbano. Siempre ha habido personas de gran talento. Desafortu-nadamente, es algo tan actual como antiguo que tales personas no se hayan dedicado al gobierno. En cambio, nada nuevo bajo el sol, son habitualmente los mediocres quienes buscan gobernar, y son también quienes conducen a los pueblos a la catástrofe.

Rubén Rodríguez Rubio (Pamplona)


Rebajar la tensión

Desde la perspectiva del presidente norteamericano, la situación, tras los ataques del 14 de septiembre contra dos refinerías en Arabia Saudí, es la inversa: no puede desairar a sus aliados saudíes, pero lo último que le interesa para su reelección es una nueva escalada bélica, cuando justamente llegó al poder con la promesa de reducir la presencia militar americana en Oriente Medio. Arabia Saudí e Irán libran una cruenta guerra en el Yemen, Siria o el Líbano. Washington ha tomado partido. Pero ahora Trump parece empezar a comprender que, después de todo, no estaba tan desenfocada la estrategia de Obama y Europa que llevó al acuerdo nuclear con Teherán. Puestos a asignar roles de buenos y malos, la respuesta no es tan sencilla. Y lo que beneficia tanto a Occidente como a los habitantes de la región es más bien rebajar la tensión.

J. D. Mez Madrid, Olot (Girona)


El ascensor social

Se suele llamar ‘ascensor social’ a la capacidad de las personas de progresar en su vida: mejorar sus condiciones de vida y las de su familia y, a su vez, dar mejores oportunidades a sus hijos. Parece esto un derecho o, al menos, una misión loable y de la que se beneficia el conjunto de la sociedad. Recientemente se ha hablado de que el ascensor está estropeado. Pero yo me pregunto: ¿qué maneras hay de progresar en la vida? ¿No es acaso el trabajo la más honrada? Pienso que cualquiera diría que sí.

“¿Tiene sentido que quienes quieran progresar se enfrenten a unos impuestos abusivos?”

¿Tiene sentido que aquellos que quieran progresar en su vida se enfrenten a unos impuestos abusivos y se los prive de casi la mitad de lo que producen? ¿Tiene sentido que a quien quiera emprender se le pida pagar antes de haber facturado el primer euro? ¿Alguien piensa que se puede progresar individual o colectivamente a base de impuestos y subvenciones? Entonces pienso: ¿está estropeado el ascensor o lo han dejado fuera de servicio?

Víctor Laiz (Madrid)


Longevidad

Cada día que pasa, observamos cómo nuestra sociedad va prolongando sus años de existencia. A ello le llamamos ‘longevidad’. También dentro de esa mayor duración de la vida, cada uno de nosotros tenemos a nuestro alrededor a familiares o amigos que sufren dolencias físicas y mentales, motivadas por el citado alargamiento en la vida. Es el precio que estamos pagando como sociedad, al carecer de experiencia con generaciones precedentes. Es todo un reto solucionar estas dolencias. En particular, la soledad, que se está incrementando notablemente y, en especial, en la llamada ‘España vaciada’. Los poderes públicos deberían reflexionar sobre ello. Hoy disponemos de tecnología de comunicación eficaz, que puede dar solución a este problema. Los políticos, en su afán de dirigir a la sociedad, deberían ponerse manos a la obra para facilitar los medios y la formación a estas personas. De paso, daríamos trabajo a las nuevas generaciones, adecuadamente preparadas en esta materia; incluso podrían tener la oportunidad de volver a llenar estos pueblos vaciados. Tenemos medios y recursos humanos suficientes. Es cuestión de voluntad política.

Pedro Marín Usón (Zaragoza)


Miopía o ceguera

Los niños que inician su escolaridad ahora serán profesionales, crearán sus familias en 2045. La mayoría de plantaciones, inversiones, investigaciones tecno-científicas de hoy empezarán a dar algún resultado en tres, diez o quince años. Las medidas adoptadas sobre medio-ambiente o demografía en 2020 se hacen con el horizonte del 2050. La creación de grandes infraestructuras requiere una década para culminarlas. Ciertamente, vivimos en la inmediatez para satisfacer nuestras ansias e impaciencias, la cultura de lo efímero, lo pasajero. Pero los procesos importantes exigen su ritmo. Así sucede con la Política, con mayúscula, no confundir con el politiqueo. Cuando las metas electorales se suceden en meses, las propuestas políticas no pasan del titular, la soflama y el tuit. Necesitamos serenar el debate para dar cabida a la reflexión que genere ideas, planes, políticas de largo alcance. Transitamos por un tiempo incierto y oscuro. Conviene, pues, usar las luces largas, la previsión, la planificación capaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes. Bienvenida sea la inteligencia en detrimento del márquetin socio-político. Los líderes políticos y sus equipos no pueden improvisar mágicas soluciones a todo lo anterior, pero sí pueden pactar tiempos y métodos en que participen un elenco de agentes capaces de alumbrarlas. Evitemos que nuestros políticos sufran de miopía o caigan en la ceguera (en ocasiones por sus enormes egos). En ello nos va el futuro.

Pablo Rivero San José (Zaragoza)


Los robots ya están aquí

Marvin Minsky, el padre de la Inteligencia Artificial, dijo una vez: “Las máquinas podrán hacer cualquier cosa que hagan las personas, porque las personas no son más que máquinas”. La mayoría de la gente piensa que los robots son máquinas sin alma, pero algunos ya tienen la capacidad de pensar y sentir empatía con los humanos. Parece que la realidad ha superado la ficción. En menos de cien años hemos pasado de una sociedad rural a otra hiperconectada y globalizada. Aunque la humanidad está empezando a reconocer las implicaciones positivas de esta revolución tecnológica, se ha instalado un clima de miedo e inseguridad con respecto a la repercusión que tendrá en el empleo y en las relaciones humanas. Con el objetivo de poner fin a este sentimiento común de indefensión, la Unión Europea decidió legislar. En 2017, el Parlamento Europeo comenzó a elaborar unas normas sobre la utilización de la Inteligencia Artificial que contemplan la relación entre humanos y robots, la igualdad en el acceso a la robótica y el tratamiento de los datos. La entrada en vigor hace un año del Reglamento General de Protección de datos reforzó aún más la privacidad de los usuarios. Estamos viviendo el futuro que tantos libros y películas vaticinaron. Los robots ya están aquí y es el momento de dictar las normas que garanticen su convivencia con los humanos, porque esto ya no hay quien lo pare.

Paula Santolaya del Burgo (Madrid)

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Totalitarios

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Totalitarios

EL BLOC DEL CARTERO

Hay entre nosotros personas decididas a que la normal convivencia y la dedicación de cada uno a sus quehaceres sean imposibles, en tanto no se les otorgue un deseo turbulento que padecen y que no han acertado a extender a la mayoría de sus conciudadanos ni a articularlo a través del cauce que les ofrece la ley. Dicen que esa ley es injusta, que sirve a unos poderes oscuros y que por eso debe ignorarse. El asunto es susceptible de controversia. Hoy, esa ley es la que posibilita que la gente común acceda a servicios públicos que muchos países no pueden ni soñar, que vivamos con seguridad razonable o que quien esto escribe pueda poner aquí lo que piensa. No es seguro que su proyecto, por cómo camina, propiciara nada de eso. El tufo totalitario de sus hogueras espanta.

LA CARTA DE LA SEMANA

Ante la enfermedad

La envidia, reconozco, me ha acompañado siempre. Pero la vida te lleva, más rápido que despacio. Tengo dos hijas y medio siglo en mis zapatos. Desde el embarazo de la segunda me han sorprendido varias enfermedades. Doce años de artritis reumatoide, con sus secuelas; un linfoma crónico que va por el séptimo tratamiento; un cáncer de mama. Te preguntas por qué tú. Te rebelas. Te preguntas finalmente… para qué. La vida te va dando las respuestas, pero lento. Descubres a los que de verdad están contigo. Y sientes, desde fuera, que la mayoría van como pollos sin cabeza, contra reloj. Aun sin saberlo. Y, poco a poco, la enfermedad te hace ser más humilde, más paciente, te ‘desempodera’. Te hace tener en cuenta que todos nos necesitamos. Enterrar tu ego para tomar conciencia de que no eres gran cosa. A veces, rezar. Y aprender a valorar mejor, aunque sea sin pelo. Puede que, después de todo, haya salido ganando.

Virginia Pedauyé Ruiz (Murcia)

Por qué la he premiado…Por su humanidad, su verdad y ese neologismo, ‘desempoderarse’, que tanto da que pensar


Su desdentada boca

Hay ayudas para los jubilados, a través del Imserso, para ir de vacaciones, pese a que muchos cobren 2000 euros el marido y 2000 la esposa. Para ir de vacaciones cuando ya lo están todo el año. Hay ayudas para cambiar de sexo, para los migrantes, para… La lista sería interminable. No estoy en contra de esas ayudas, pero viendo a tantos viejos evitando sonreír o tapándose la boca con la mano cuando lo hacen para que no se les vea la escasez de dientes y la carencia de muelas, me pregunto: ¿qué hace un país que presume de solidario y al que se le llena la boca al pronunciar la palabra ‘progresista’ para que ni un solo político haya pronunciado una palabra para paliar la desnudez de las bocas que un día rieron a carcajadas y que hoy apenas pueden masticar la comida? Espero que quienes presumen de ser de un partido solidario se acuerden de los que por falta de medios no pueden sonreír a sus nietos porque les da vergüenza su desdentada boca.

Concepción Pellicer (Correo electrónico)


Mi casa

Recuerdo la casa de mis abuelos, donde los veranos eran los paraísos esperados durante todo el año. Esa casa que sigue viva, pero sola, allá en el pueblo. Un pueblo manchego blanco como la esperanza de todos los que se fueron buscando ‘El Dorado de las ciudades’ para un día regresar. Regresos que en la mayoría de los casos no se dieron, solo en los espejismos del verano, cuando se iba a ver a los abuelos y a las fiestas de la Virgen, donde los que antes fueron paisanos ahora eran forasteros que mostraban en la procesión de las fiestas las galas traídas de las ciudades, justificando el no regreso. Allá, en mi casa está la tristeza de haber pertenecido a un sitio para luego ser arrancado como quien se lleva en la noche, a hurtadillas, la planta de un jardín. En ella se guardan los pasos de mis ancestros, mis abuelos, mis tías, mis padres, mis primos… Pasos que formaban el bullicio en el espíritu de mi casa. En ella también, como en un cofre, está el último aliento de los barros que nos moldearon, las sombras de los fantasmas que se niegan a dejarla sola. Pese a que la casa ha sido arreglada, en mis sueños aparece como siempre. Siento su pulso, su alma tranquila, sabiéndose fuerte, con la diáspora en sus ventanas y su corazón lleno de nosotros. Mi familia, que tuvo que ser parte de aquellos que vaciaron los pueblos. Mi pueblo que, aun vacío, llevo siempre en el corazón, porque los que se fueron nos enseñaron la importancia de no olvidar de dónde venimos.

María José Pérez Amador (Zaragoza)


Independentistas totalitarios

En Cataluña tenemos que aguantar a una minoría independentista, que nunca ha llegado ni a la mitad de los votos, pero siempre se ha de hacer su santa voluntad y, si no, amenazan con cortar carreteras, no dejarte ir al trabajo o hacer tu vida normal. Ni demócratas ni pacíficos, son totalitarios.

Antonio Peiró (Lérida)


Dejemos en paz a los demás planetas

Leo y escucho de continuo que existen muchas posibilidades de que haya vida en otros puntos del universo. Mucha gente con una inversión ingente de tiempo y dinero se dedica a buscarla. A los más de cuatro mil planetas que se han encontrado hasta hoy con posibilidad de albergar vida es casi imposible acceder porque están a distancias inimaginables. Pero supongamos que sí, que hay algún tipo de vida en otros planetas o vestigios de agua. ¿Y qué? No creo que en mucho tiempo podamos retirarnos allí para vivir.

¿Para qué queremos otros mundos, para cargárnoslos como estamos haciendo con el nuestro?

Dado que casi sabemos todo sobre nuestro planeta y que, por ahora, es el que nos ha tocado para vivir, sería mucho mejor para todos aplicar el máximo esfuerzo humano y económico a tratar de mejorarlo, ayudándolo a mantenerse, que gastarse el dinero en búsquedas que, en el mejor de los casos, solo valen para que alguien reciba el Nobel de Física. ¿Para qué queremos otros mundos, para cargárnoslos como estamos haciendo con el nuestro? Polución, basura, gases de efecto invernadero, deforestación, más asfalto y menos campo son las muestras de que de nada nos valdría encontrar un lugar alternativo para vivir, salvo que estuviera a 15 minutos de nave espacial. Vamos a aplicar, mejor, todo nuestro esfuerzo y dinero a salvar nuestro planeta y dejemos en paz a los demás, que no nos han hecho nada.

Pablo Arranz Riego, Algete (Madrid)


Educar es persuadir

Hace ya mucho tiempo que el verbo ‘aprender’ y el verbo ‘aprobar’ se separaron y los profesores tenemos que volver a unirlos con el pegamento del pensamiento crítico. Estamos convirtiendo nuestros centros de enseñanza en centros de exámenes, y nuestras aulas, en espacios donde se repite más que se piensa debido a que el proceso educativo no consigue motivar al alumnado. El añorado Jorge Wagensberg decía que enseñar era llevar de la mano la conversación al borde mismo de la comprensión. Pero sin lenguaje, creatividad o pensamiento propio no sucede el paso previo de la conversación y, por supuesto, la pasión por comprender. Así, nuestros alumnos inician el curso deseando finalizarlo y asisten a los colegios e institutos con el oído puesto en el timbre salvador que marca el final del día. Se muestran desalentados con ganas de que el mal trago de las clases y los exámenes pasen pronto y si, como en Matrix, dispusiesen de una pastilla que los trasladase en el tiempo o en el espacio la tomarían sin dudarlo. Debemos seguir intentando que aprender sea, en cierto modo, volver a nacer. Últimamente, gracias a la película dirigida por Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra, recordamos la afirmación de Miguel de Unamuno de que para convencer es necesario persuadir. Para educar también. Estoy tan convencido como persuadido.

Luis Alfonso Iglesias Huelga, Logroño (La Rioja)


Usted es culpable

Tras haber leído el último reportaje sobre el cambio climático y contar con 37 primaveras a mis espaldas, puedo constatar que, sea como fuere, la sociedad vive siempre acongojada por la amenaza de un cataclismo mundial que suele presentarse como inevitable. En los años ochenta era el temor a la Tercera Guerra Mundial lo que aterrorizaba al personal. Posteriormente, el conflicto del Golfo, el famoso agujero en la capa de ozono o el temido efecto 2000 hicieron de las suyas para crear una suerte de conciencia colectiva que cristaliza con la sesuda frase «el mundo se va a la mierda». Superadas varias profecías de Nostradamus y la crisis económica cuya prima de riesgo se erigió en plato único del español de a pie, ahora es la emergencia climática la que nos hace sentirnos poco menos que autores materiales de la sexta extinción masiva. Así, al ciudadano medio al que hace cuatro días se le metía el vehículo diésel con calzador o se le atiborraba de productos desechables por la comodidad que representaban para la ‘vida moderna’ se le hace ahora culpable de un estilo de vida que, como tantas otras cosas de la sociedad del bienestar, no ha elegido por sí mismo. Sin negar que el cambio del clima constituye una amenaza que se debe conjurar entre todos, considero que sería positivo no descargar de nuevo en el currito de turno todo el peso de una responsabilidad que, en gran medida, corresponde asumir a unos poderes públicos y económicos fomentadores de todo aquello por lo que hoy se nos señala.

Rafael G. Casero (Toledo)

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Barricadas

EL BLOC DEL CARTERO

Arden las barricadas en la noche barcelonesa. Las encienden los hijos de las más variadas insatisfacciones: muchos no tienen futuro, algunos no tienen problemas, otros no tienen escrúpulos. Son todos jóvenes, pero los impulsan ideas viejas: sobre naciones irredentas, sobre la liberación de los oprimidos, sobre la lucha contra el capital que siempre prevalece a pesar de las algaradas, gracias a ellas. Frente a ellos, tratando de hacer valer las leyes, padres y madres de familia con uniforme de policía, a los que no les dejan más salida que echar mano de la violencia legal que corresponde al Estado; siempre difícil de medir, siempre decepcionante. Unos y otros se la juegan, algunos salen heridos; por suerte, nadie muere. El poder culpa a los policías. El despropósito que no cesa. Ese afán de ir siempre a peor.

LA CARTA DE LA SEMANA

¡Pobre mar Menor!

Estuvo la naturaleza trabajando para darle forma a este bello mar durante miles de años. ¡Mucho trabajo durante mucho tiempo! Y nosotros, los seres humanos, ¡todos!, unos más que otros, nos lo hemos cargado en poco más de medio siglo. Hemos logrado que, de ser un mar hermoso, lleno de vida, se convierta en un lugar donde hay que meterse, si se puede, tomando precauciones. Creímos que el mar Menor era un trastero donde se podían echar nitratos, sulfatos, enseres, barcos de motor, plásticos, residuos urbanos, pesticidas, salmueras, lodos y hasta la DANA, ¡maldita DANA!, ayudó a rematarlo echándole lo que no quería: agua y barro en abundancia, aceites de los coches y toda la mierda que arrastran las calles. El agua empezó a tomar mal color, le faltó oxígeno, aumentó el agua dulce, murieron las plantas de su suelo, subió el calor, aumentó el fitoplancton, el agua extremó su color y empezó a oler mal, hasta que el mar se hartó y aparecieron miles de peces y animales marinos muertos en las orillas… para terror de todos. Los peces se morían ante nosotros denunciando con sus ojos extraviados y sus bocas abiertas el mal tan terrible que les habíamos ocasionado. Como decía el Tío Pencho: ¡salvemos el mar Menor!

Cayetano Peláez, La Manga del Mar Menor (Murcia)

Por qué la he premiado… Porque hay desastres que son un aldabonazo insoslayable, aunque la actualidad nos lleve a estar más pendientes de otras cosas.


Encauzar la frustración

Alentar a una parte de la población para imponer su opinión a la otra no se llama precisamente ‘democracia’. Llamar a la desobediencia civil no casa con la convivencia. Y dedicar el tiempo y los recursos a buscar cómo burlar la ley no se parece a un ejercicio de responsabilidad, y menos aún cuando se hace con dinero público. Además, es incoherente decir que se promueven movilizaciones pacíficas si nunca condenas a los violentos que las incumplen. Los catalanes son hermanos del resto de los españoles y, manipulados o no, muchos son víctimas de una frustración creada precisamente por aquellos que aún les prometen lo que saben desde hace mucho tiempo que no van a poder darles. Ahora se intenta encauzar esa frustración infligida hacia otro foco, bueno, en realidad el mismo de siempre. Y mientras tanto las movilizaciones y el desgobierno de Cataluña siembran consecuencias económicas negativas que, por supuesto, cuando broten, dirán una vez más que es culpa de un estado opresor que hace por ahogarlos económicamente para vengarse. ¿Acaso se podrá estirar esta farsa ilimitadamente?

Javi Blasco Sendra (Sevilla)


Fuego

Si pudieran escuchar un segundo. Si se alejaran del fuego cinco minutos. Si entendieran que esto no es un happening; si pudieran notar los hilos invisibles que les tiran de los brazos y quién los maneja… Rabia e impotencia por los falsos sueños y ternura arrebatados. Cuántos padres estarán en casa preocupados por la ‘heroicidad’ de sus hijos embozados en esteladas. Esos hijos que no doblan la espalda para hacer la cama, pero desperdician su mal entendida pasión para arrancar adoquines con los que agredir a la Policía. Miserables los que envenenaron a esta juventud con falsos caramelos.

Miserables los que inocularon el veneno inyectado desde las aulas, el miedo en la universidad para no sentirse marcado al que no se une a la ‘lucha’, o si no grita, si no insulta ni odia. Tristeza por estos jóvenes enfermos de rabia y porosos a los falsos ideales que perversos con traje dirigen desde los des-pachos mientras sus hijos están a buen resguardo. ¡Apretéu, apretéu! Pero que sean los hijos del pueblo, que no los míos.

María C. Fernández (Madrid)


Yo propongo

Cuando era un crío, en el aula había un gran panel de corcho con tres carteles. Rezaban: PROPONGO, CRITICO y FELICITO. Los viernes se leían los mensajes que íbamos dejando. Siempre abundaban los CRITICO y FELICITO. El PROPONGO quedaba huérfano semana tras semana. Me animé y colgué el primer post bajo ese cartel olvidado. Me dieron un premio, solo por eso, por proponer. Sin pretenderlo, fui precursor de una moda, hasta el punto de que llovían las propuestas, ganando por goleada a los pelotas y a los envidiosos. Hoy, haciendo uso de aquella acertada lección, hago lo propio, no buscando un premio, sino una reflexión: ¿por qué una parte de un Estado no puede decidir su futuro?; ¿por qué estirar sin más un conflicto?; ¿por qué no se informa a cada ciudadano de cuáles son las consecuencias de quedarse o preparar el macuto, en lenguaje mundano simple y con buena letra? Si se acuerdan las condiciones de la decisión de forma razonada, ¿dónde está el problema? ¿En la disolución de un Estado? Yo propongo que hagan otros ese trabajo previo, que no estén condicionados ni interesados. Y, luego, que cada cual decida. Otros ya lo hicieron. Y hoy, al menos, viven con el convencimiento de que eligieron su destino y adoptaron de buena fe las consecuencias, fueran cuales fueran. Vale más un Estado disuelto en paz que otro encorsetado y ardiendo.

Luis Bañeres (Bilbao)


Diálogo sin imposición

Objetivo conseguido. Nunca se ha pronunciado tantas veces en este país el nombre de una comunidad autónoma. Relevancia internacional a base de comportamiento pacífico. Barricadas en las calles, coches incendiados y cohetes apuntando a los helicópteros. Derribar el totalitarismo invocando al anarquismo de comienzos del siglo pasado. Extorsionando con tu idea a todo congénere que no piense como tú. ¿A qué recuerda esto de prohibir expresarse en un idioma, mostrar una bandera diferente a la tuya y marcar aquellos negocios que no estén a favor de la causa? Nunca se odia un poco, siempre es a tiempo completo. No habrá más solución que negociar o nos acabaremos haciendo daño. ¿Referéndum? Claro, con censo y todo. Pero, puestos a exigir, que plasmen las dos partes de la ecuación su parecer sobre este particular. Los oriundos que quieren irse y los foráneos de Cataluña que pueden estar o no de acuerdo con la secesión. Juego democrático, ¿no se trata de eso? Diálogo sin imposición. Pues, sin concordia y civismo, no traerá más que la involución a un nuevo duelo a garrotazos.

Óscar Camiño (A Coruña)


Derecho, sí, a tener perro

Yo te diré por qué tantas personas tenemos perro, y por qué no nos hace falta preguntarnos por qué lo tenemos. El perro es el mejor amigo del hombre, y esto no lo digo yo, es una certeza. El mío, mi perro, acaba de morir, se llamaba Boli, y ha estado con nosotros dieciséis años, dándonos cariño, compañía y amor incondicional, sin pedir nada a cambio, más que una caricia por nuestra parte; se los quiere como a uno más de la familia ¡porque lo son: uno más! Sin los animales y la naturaleza no somos nada, no somos personas. Ahora te pregunto yo: ¿por qué tú no tienes uno?

Ana Hernández Beltrán (Correo electrónico)


Miopía o ceguera

Los niños que ahora inician su escolaridad serán profesionales, crearán sus familias en 2045. La mayoría de las plantaciones, inversiones, investigaciones tecnocientíficas de hoy empezarán a dar algún resultado en tres, diez o quince años. Las medidas adoptadas sobre medioambiente o demografía en 2020 se hacen con el horizonte del año 2050. La creación de grandes infraestructuras requiere una década para culminarlas. Ciertamente, vivimos en la inmediatez para satisfacer nuestras ansias e impaciencias, la cultura de lo efímero. Pero los procesos importantes exigen su ritmo. Así sucede con la Política, con mayúscula, no con el politiqueo.

“Martin será recordado como un donjuán; Cristina ha pasado a ser un pendón desorejado”

Cuando las metas electorales se suceden en meses, las propuestas políticas no pasan del titular, la soflama y el tuit. Necesitamos serenar el debate para dar cabida a la reflexión que genere ideas, planes, políticas de largo alcance. Transitamos por un tiempo incierto y oscuro. Conviene, pues, usar las luces largas, la previsión, la planificación capaz de adaptarse a las circunstancias cambiantes. Evitemos que nuestros políticos sufran miopía o caigan en la ceguera (en ocasiones por sus enormes egos). En ello nos va el futuro.

Pablo Rivero San José (Zaragoza)


Somos unos energúmenos

Desearía que los hechos que voy a comentar no sirvan solo para refrescar la memoria de quienes conocieron la historia real. En un pueblo de algo menos de setecientos habitantes ocurren las mismas cosas que en una ciudad de trescientos mil, pero en la proporción correspondiente. La única diferencia: en un pueblo se comparten intensamente todos los acontecimientos de sus vecinos. Una mañana se corrió la voz de que Martín (nombre ficticio), un atractivo joven de unos dieciocho años, primogénito de una modesta familia muy conocida en el pueblo, había sido sorprendido por el marido de (nombre también ficticio) Cristina, una señora respetable, en la flor de la vida, de muy buen ver, mientras ambos, Cristina y Martín, hacían el amor en el domicilio de ella.

La noticia corrió como la pólvora. Han pasado ya muchos años, pero la memoria colectiva no olvida. Hoy, tras algún tiempo, me he cruzado con Martín y, sin pretenderlo, me he sonreído al revivir la posible imagen que descubrió el marido de Cristina. Después, me he sentido mal. Y me preguntaba por qué somos tan injustos y estúpidos. Queramos o no reconocerlo, para la mayor parte de nosotros, Martín será recordado como un donjuán, mientras que Cristina ha pasado a ser considerada un pendón desorejado. Su familia se mudó después de aquello. No sabemos qué ha sido de ellos… Podemos atribuirnos, como pueblo, todos los apelativos favorables que nos ofrezca la RAE, pero mientras sigamos reaccionando de esta forma en estas situaciones seremos una sociedad destructiva de energúmenos y tendremos ante nosotros un largo camino de educación y respeto.

Fernando Estévez

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Memoria

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Memoria

EL BLOC DEL CARTERO

Estaba en un lugar de honor, en un monumento algo más que aparatoso que es, además, patrimonio del Estado. Disguste a quien disguste, no es el emplazamiento para un personaje histórico que prolongó por cuatro décadas un gobierno basado en valores contrarios –en algún caso, gravemente contrarios– a la constitución que, a su muerte, ya que antes no lo permitió, quisieron darse los españoles. Mover a Franco era un engorro: el 24 de octubre, hace veinte años y dentro de diez. Al final se ha hecho, los modos siempre cabrá cuestionarlos, y es dudosamente un triunfo por más que haya quien como tal lo exhiba. En la discreción de un panteón familiar, en cualquier caso, es más fácil abordar la tarea de perfilar la memoria de alguien a quien no puede obviarse. Una memoria que sirva para construir futuro.

LA CARTA DE LA SEMANA

Fantasía o realidad

Esta semana, una amiga tuvo la mala suerte de sufrir acoso en un autobús. No lo describiré porque da igual qué tipo de acercamiento/tocamiento/verbalización fuera: no fue consentido. Y eso es acoso. Por mucho que intentó escabullirse con miradas asesinas, empujones o alejándose, no se pudo librar. No es que sea desagradable: es repugnante. Aquí hay varios problemas. El primero: esta sociedad nos ha enseñado a pensar: «Bah, no será para tanto», «me habrá parecido a mí», «seguro que no se da cuenta». Pues sí. Empecemos a creerlo, nos están acosando, es real, no está en nuestra imaginación. El segundo punto es que decimos: «Bueno, me acaban de acosar, pero tendrá que haber una solución que no sea ponerme a gritar en el autobús». Denunciar. Y aquí lo gracioso: cuando mi amiga lo denuncia, la compañía de autobuses le responde, dos días después, que ese día, a esa hora y en esa línea las cámaras no funcionaban. Que dan error. ¿Disculpen? Ustedes venden una falsa seguridad. Así que, tal y como le dijeron los policías a mi amiga (que gracias a Dios la creyeron y se lo tomaron en serio), por favor, denunciad. Así quizá la seguridad de nuestras ciudades pase de ser una fantasía a una realidad.

Alba Rodríguez Carrera, Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa)

Por qué la he premiado… Porque hay costumbres que necesitamos perder y soledades que tienen que dejar de serlo.


Pobres jóvenes inconscientes

Un tópico cierto: la vida es un regalo. Haber nacido en esta época en Europa, acunados por las libertades y derechos que nos otorgan las leyes, resulta para la mayoría un regalo perfumado envuelto en celofán. Desde su inicio, la humanidad ha sufrido epidemias, guerras, hambrunas, explotación infantil, esclavitud. Los protagonistas de este escrito van a evitar –solo por casualidad– todas esas desgracias aún presentes en muchos países, sin siquiera ser conscientes de esa suerte. En una ciudad de las mejores del mundo, en un país de los mejores del mundo, he constatado cómo jóvenes, con sus móviles y su ropa de marca, unos pacíficamente y otros con violencia, protestaban en la calle, imbuidos de a saber qué ideas revolucionarias en busca de a saber qué libertades, basadas ambas en una revisión nacionalista de la historia, inculcada por a saber qué educadores de medio pelo. Yo les aconsejaría que valoren la suerte de haber nacido donde han nacido, con la libertad de identificarse con su ciudad, con su comunidad autónoma o con su país –o con ninguno de ellos– en el grado y la intensidad que ellos elijan, que tener un DNI es mera cosa administrativa.

Josep Sans Hernández (Barcelona)


La vida en blanco y negro

¿Es el pasado siempre presente? Hasta hace pocos días, siempre pensé que éramos capaces de dejar atrás lo que nos impedía avanzar, ser mejores. Pero en los últimos días, palabras, gestos, símbolos e imágenes de distintos rincones de nuestro país me hacen vivir una constante película en blanco y negro en la que el odio y la venganza entre iguales prevalecen frente a problemas reales, que nos afectan hoy: la falta de empleo, su precariedad, la educación, esta última gran  olvidada, y la única capaz de evitar repeticiones históricas innecesarias. Recuerdo ahora las palabras del joven Danny en la épica American history X: «La vida es demasiado corta para estar siempre cabreado». Quizá deberíamos planteárnoslo.

Yolanda López-Muñoz Rodrigo (Madrid)


Soledad momificada

El nuevo de hallazgo de un cadáver momificado de una mujer octogenaria que falleció en su vivienda hará unos quince años revela, una vez más, el aislamiento de ancianos, el desafecto y el edadismo como esterotipificación de personas y colectivos en razón de su longeva edad, reabriendo un debate acerca de la eticidad. Nadie la echaba de menos. Pagaba puntualmente sus recibos domiciliados por los consumos domésticos. No hubo atisbo de humanidad ni resquicio de sensibilidad. Murió en la más absoluta soledad. Es la cruda realidad, la cronificación del aislamiento. Nadie se ocupa ni preocupa por el convecino. Es el nihilismo de una sociedad cada vez más individualizada que propicia el indiferente ostracismo en las personas de avanzada edad en un olvido censurable. Es preciso fomentar la concienciación pública sobre la problemática de la descarnada soledad.

José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona)


Nunca es tarde

Por fin, tras 44 años, este país ha empezado a cerrar heridas con la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Esas heridas no se están reabriendo, como dicen algunos: para eso deberían estar cerradas. Pero, por desgracia, siguen abiertas: los muertos causados por Franco siguen enterrados en las cunetas, no se ha investigado a su familia, poseedora de una gran fortuna a costa de la dictadura, y ningún responsable ha sido juzgado (a diferencia de otros países) por dar un golpe de Estado, por causar una guerra civil con miles de muertos y por mantener una dictadura represiva durante casi cuarenta años. Es necesario seguir ejecutando la ley de memoria histórica, se lo debemos a los que con su vida lucharon contra la dictadura y ganaron para nosotros la democracia.

José J. Castro Mencía, Miranda de Ebro (Burgos)


Delito medioambiental consentido

Los partidos antisistema e independentistas como EH Bildu o la CUP llevan como bandera la lucha por el medioambiente; incluso en donde gobiernan hacen recogidas de basura biológica selectiva, puerta a puerta, los días que toca, limitan el tráfico en las ciudades, demonizan a los coches diésel, gastan miles de euros en carriles bici infrautilizados y mal planeados. Pero no he visto ni media crítica de ellos hacia los energúmenos que han quemado más de mil contenedores en Barcelona, emisiones perjudiciales que contaminan el aire con dioxinas y ponen en riesgo la vida de las personas y animales que hay alrededor. Aquí añadiría que a los animalistas tampoco se los ha oído; estarán pidiendo a los jueces una orden de alejamiento de los gallos que conviven con gallinas indefensas.

La CUP lucha por el medioambiente pero ni una crítica a las emisiones de la quemas en Barcelona

Las dioxinas son altamente tóxicas y causan graves problemas de salud, incluyendo la infertilidad, problemas de aprendizaje, endometriosis, trastornos de la reproducción sexual, defectos de nacimiento, daños en el sistema inmunológico y el cáncer, pues, según la Organización Mundial de la Salud, las dioxinas están entre los carcinógenos más dañinos. Seamos coherentes con lo que predicamos y a todos los que queman contenedores que también se los juzgue por delito ambiental y contra la salud pública.

Antonio Martín Tomás (Zaragoza)


Un trabajo bien hecho

Durante el verano es muy habitual que en los medios aparezcan agradecimientos a ciertos colectivos. Que ensalce su dedicación y esfuerzo en sus actuaciones, muchas de ellas mediáticas. Y yo ante esto nada tengo que objetar: se lo merecen. Pero sí quiero añadir que en realidad lo que hacen es su trabajo, trabajo que, entiendo, eligieron; se les da formación y recursos, y reciben un salario. Para que todo esto se produzca, existe un organismo en España que se dedica a recaudar los impuestos; con un colectivo de trabajadores que tienen que poner su esfuerzo para que esto ocurra. También reciben formación y un salario. Quiero agradecer desde este medio a todas las personas que se toman en serio el trabajo que desempeñan, tengan o no actuaciones mediáticas. Y más concretamente, a mis compañeros, que nunca recibirán ese agradecimiento y que dedican su esfuerzo a realizar un trabajo bien hecho.

P. A. (Correo electrónico)


El alpinismo sin fin

Hoy he leído la carta Cumbres bochornosas, en la que se critica a los políticos por su incapacidad. Y básicamente estoy de acuerdo. Pero hay una frase que no comparto. Dice la carta: «Porque como muy a menudo sucede con el alpinismo, ha devenido en una disciplina a la que suele concurrirse con mucho gasto, poco provecho y ningún fin». Creo que la expresión está sujeta con sargentos para soportar el juego de palabras del artículo. Solo me quedo con «… y ningún fin». Yo no soy alpinista, pero soy montañero habitual y conozco un poco este mundo. Y cuando alguien se enfrenta a un monte es porque está ahí, porque te reta, porque te tapa lo que hay detrás y, además, no hay mejor sitio para declararse, ni más apropiado para despedirse de esta vida. Mi tío se despidió de su querido monte a 1150 metros, con 70 años, descorchando un Champeti y encendiendo un Farias. «Sabía que no podría subir más y nos despedimos como se debía». Eso me dijo el tío. El alpinismo y montañismo no tienen un fin, tienen un sinfín de motivos, razones y anhelos.

Eugenio Urcelay (Correo electrónico)


Ampara la violencia

A medida que pasan los días, el descontrol institucional se agrava en Cataluña por la permanente fuga hacia delante del presidente de la Generalitat, Quim Torra. Ha vuelto a anunciar que en los próximos días el Parlamento de Cataluña abordará «el derecho de autodeterminación sin límite». Y para añadir una muestra más de la esquizofrenia en que ha metido a las instituciones catalanas, Torra ha anunciado que va a investigar a los Mossos por su modo de reprimir las protestas. En un momento en que las fuerzas de seguridad necesitan todo el sostén y el amparo de sus mandos políticos, quien es su jefe sitúa a los Mossos d’Esquadra en la diana y con ello ampara la violencia de los radicales en la calle.

Pedro García, Sant Feliu de Guíxols (Girona)

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Sobrevivir

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Sobrevivir

EL BLOC DEL CARTERO

Sobrevivir al tiempo, a las adversidades, a nuestra propia insignificancia, una vez que tomamos conciencia de ella, algo que sucede pronto si alguien nos ha ayudado mínimamente a educarnos. Sobrevivir a la banalidad, a la cólera propia y ajena, a los cambios que a veces son o anuncian de manera apenas encubierta cataclismos. Sobrevivir a la pulsión de hacer lo que no nos conviene, lo que nos conviene solo en apariencia, lo que nos encierra en nosotros mismos o nos empuja a ser quienes no podremos ser nunca. Sobrevivir es el empeño humano primero, del que algunos, quizá demasiados, terminan por desistir, obteniendo a cambio una invisibilidad que los lectores agradecen a XLSemanal haberse atrevido a romper. Todo cuanto incumbe a la vida, incluso la muerte, que la delimita, pertenece a nuestro cuento.

LA CARTA DE LA SEMANA

En el aire

En esto del ‘vivir un día más’, uno cae despacio, como sostenido por un globo de aire caliente cuyos pinchazos se esfuerza en negar. Envejecer es como retorcer los tubos de pintura para sacar una gota más que llevar al lienzo. O como ver el mundo desde lejos mientras padeces los empujones de quienes lo ven solo de cerca. Es asumir que cada día puede ser peor que el anterior y acostarte agradecido si, al menos hoy, ha sido mejor que ayer. Escribo esto a muchos metros del suelo, consciente de que quizá el único sentido de la vida sea sobrevivir. Vacunado de hedonismos, sobrevuelo la simpleza de comprender que la felicidad descansa en un banco de tres patas: querer, que te quieran y sentirte útil. Y a merced del viento sigo mi viaje, observando con dolor a quienes no entienden que, aunque pompas de distinto color, por dentro todos somos aire. Aire en recipientes limpios o decorados, con melenas de colores o engominadas. Abrazados a banderas diferentes, somos aire con idiomas distintos y distintas capacidades, pero, por dentro, siempre el mismo aire. Desde aquí arriba observo con pena cómo la inconsciencia vuelve a plantar semillas de odio y el rencor crece entre hermanos. Subid, volad, no os dejéis atrapar por la gravedad, la verdad no está en las razones, sino en el aire.

Andrés Lage (A Coruña)

Por qué la he premiado… Porque a veces, para bajar a tierra ciertas cosas, hay que alejarse antes de ella.


Personas como yo

Os escribo para daros las gracias por el XLSemanal. Sois muy valientes por hablar del suicidio. Yo padezco depresión, y creo que puedo entender a una persona que se quita la vida. Dedico pues estas palabras a las personas que se suicidan y de las que nadie habla. Personas que no contaban a nadie sus problemas por vergüenza, y a las que la vida ha golpeado una y otra vez sin piedad. Que sufren en silencio un gran dolor, soledad y tristeza. Que no salen en la televisión ni en los periódicos. Incluso personas que ni imaginamos que podrían tomar una decisión tan drástica; no parecía que estuvieran tan mal, incluso sonreían. Personas que te hacen llegar tarde al trabajo porque se han tirado al metro o al tren. Que llenan las consultas de psicólogos y psiquiatras en busca de ayuda, de que las escuchen. Personas que toman antidepresivos y pastillas para dormir, buscando la paz interior que no encuentran. Personas como yo.

Lidia Ruiz (Barcelona)


El mito del independentismo pacífico

A algunos se les ha caído el mito del independentismo catalán pacífico. El problema es que era solo eso, un mito. La violencia de baja intensidad, esa que impide formar listas de partidos constitucionalistas en más de la mitad de municipios de Cataluña por miedo, siempre ha existido. Y la violencia con mayúsculas tiene larga tradición en el independentismo catalán. Desde los tristemente famosos escamots de los años treinta, que iban con sus pistolas amedrentando a quienes no pensaban como ellos, a los actuales CDR, que queman y destrozan el mobiliario público, pasando por organizaciones terroristas como Epoca, que asesinó sin escrúpulos, o Terra Lliure, que cometió más de cien atentados con bombas y explosivos. Esa imagen blanqueada, edulcorada y que nos han repetido machaconamente de un independentismo catalán pacífico no se corresponde con la realidad ni históricamente ni en la actualidad.

Teresa Lozano (Tarragona)


Me salvé

He leído con mucho sentimiento y comprensión el artículo Suicidio. Romper el tabú, aparecido en el n.º 1670 de su imprescindible y enriquecedora revista XLSemanal. Todos los casos me han conmovido mucho, pero en especial el de Salvador Ríos, que cuenta en primera persona su caso. Se alegra de que sus tres intentos de suicidio no funcionaran y de que haya encontrado al final la luz. Al igual que yo, seguro que muchos lectores se alegran de ello. También de la joven cuya caída le dejó secuelas, pero que con esperanza mira hacia el futuro. Desde estas líneas, les mando a todas esas personas mi apoyo basado en mis oraciones. Solo permítanme que esta octogenaria les dé un sencillo consejo: pónganse, si lo necesitan, en las manos de un buen profesional; que sepa serenarlas y quitar sus miedos y sus sentimientos de culpa, siempre tan nefastos. Se lo aconsejo para que no vivan la triste experiencia que un mal día sufrí yo. Recurrí a un psicólogo de la sanidad pública que tuvo la indecencia de, en lugar de ayudarme, decirme: «Si sigues con ideas suicidas, ya sabes que se te puede encerrar» (sic). Con mi inocente ignorancia le repliqué: «Eso no se puede hacer si la enferma no acepta». Su contundente y final frase fue: «En ese caso llamamos al juez». Digo que fue su frase final, porque jamás me volvió a ver. Busqué otro profesional y, con su ayuda, la de mi marido, que me adora, y sobre todo la de Dios, en el que confío por encima de todas las cosas, me salvé.

María Concepción Úbeda Gil (Pamplona)


Lo que de verdad importa

Hace tiempo que noto cómo las personas devaluamos lo importante concediendo su lugar a lo que no lo merece. Somos nosotros, como sociedad carente de pensamiento crítico, los que hemos olvidado qué es lo que de verdad vale y por lo que hay que apostar e invertir, ya que el dinero es uno de los motores más poderosos. En un lugar donde la estupidez mueve más millones (monetariamente y en términos de personas) que un premio Nobel, deberíamos plantearnos si no estamos privilegiando inmerecidamente todo eso de lo que hablo. La investigación se muere de hambre, igual que esas mentes brillantes que tenemos la suerte de tener en este país.

Daniela Allende Alegre, Villamartín de Campos (Palencia)


Historias digitales

Entre leer en un libro de papel o digital, me quedo con los de toda la vida. También hay que reconocer que el e-book tiene sus ventajas y que las dos opciones son positivas, porque, al final, de lo que se trata es de poder realizar el acto placentero y formativo de la lectura o el estudio. El problema que han traído estas tecnologías no es el libro electrónico en sí, sino el mal uso que se hace de él y de otros inventos modernos que han perjudicado sustancialmente la formación intelectual de las personas, muchas de ellas entusiasmadas de una forma exagerada con esas drogas de los WhatsApp, las redes sociales y los jueguecitos. Todo eso ha provocado un decrecimiento elevado y un desinterés por la lectura y la cultura en general y conlleva que en el futuro haya cada vez más gente iletrada, ignorante y medio analfabeta.

Martín Isidro Vázquez León (Sevilla)


Sin comentarios

Hace ocho años, Artur Mas tuvo que llegar al Parlament en el helicóptero de los Mossos porque las protestas contra los recortes sociales le impedían acceder a la Cámara. Mas hablaba de la violencia que se vivió aquel día en la calle, comparándola con la kale borroka: «Se convirtió en una especie de kale borroka alrededor del Parlament –dijo–. Del pacifismo anunciado se pasó a la violencia, a la intimidación y a la coacción. El dispositivo policial, previsto para unas circunstancias de mayor tranquilidad, tuvo que enfrentarse a gente extremadamente violenta, como ustedes pudieron comprobar». Antes de ese episodio, el entonces presidente de la Generalitat anunciaba de forma preventiva: «Debe garantizarse la integridad y la seguridad de los diputados del Parlament y el normal funcionamiento de esta casa. Esto puede comportar en las siguientes horas un uso legítimo de la fuerza. Si esto fuera de esta manera, pido la comprensión del pueblo de Cataluña porque es cierto que a veces, cuando se usa la fuerza amparada por la democracia, se ven imágenes un poco sorprendentes». Los recortes se quedaron, pero Mas se puso al frente de la ola identitaria consiguiendo ser aplaudido por los mismos que le gritaban. Hoy, sus sucesores en la Generalitat han iniciado lo que dicen que va a ser la mayor auditoría de la historia a los Mossos por su actuación para contener o evitar los violentos episodios que están asolando el centro de Barcelona. ¡Sin comentarios!

Mario Suárez, Pilas (Sevilla)


Quebranto universitario

La Universidad debe ser punto de reflexión, foro de intelectualidad, espacio común de los discentes y docentes para generar pensamiento, ágora de pluralidad, escenario para expresar la libertad de ideas y de cátedra. En suma, fomentar la cultura, la investigación, el respeto, la creatividad, la civilidad. Lamentablemente, episodios como los protagonizados por un reducido sector de universitarios, empleando medios coercitivos, bloqueando el acceso a las instalaciones docentes, pone en solfa tales principios. Quienes libremente, haciendo uso legítimo de su derecho, quieren formarse se ven sometidos a determinados idearios sectarios y excluyentes, sustentados en la radicalidad y la intolerancia con complacencias y posicionamientos oblicuos harto censurables de quienes deben velar por el derecho de los estudiantes a recibir la formación de los estudios superiores. La respetable universidad no merece ese trato.

José María Torras Coll, Sabadell (Barcelona)

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Hábitos

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Hábitos

EL BLOC DEL CARTERO

Cada día resulta más evidente: no nos va a quedar otra que cambiar muchos de nuestros hábitos. A medida que se vayan acumulando los indicios, será cada vez más necio e insostenible ignorar cuánto y cómo hemos alterado el mecanismo del planeta que nos cobija o nos padece. El negacionismo será un lujo solo al alcance de los inconscientes y, aunque estos no escasean, se impondrá la necesidad de sacarlos de su inopia. Mucho de lo que aún hoy hacemos con toda soltura será sencillamente impensable. Mientras terminamos de recorrer el camino, se producen situaciones como la que un lector nos refiere: un derroche de plástico con el que alguien cree anotarse un tanto, cuando todo lo que le lleva a cosechar es irritación y descrédito. Ya se irán percatando.

LA CARTA DE LA SEMANA

El próximo Lecter

El ‘Hannibal Lecter de las prisiones españolas’, el más peligroso, ha fallecido. Su expediente incluía muertes y brutales agresiones a internos y funcionarios. La Administración le aplicó la modalidad regimental más severa. Pero no siempre fue así: disfrutó del régimen ordinario muchos años. Esto refleja hasta qué punto nos exponemos los funcionarios de prisiones cada día. Los módulos albergan hasta cien reclusos, entre los que solo un funcionario (dos con suerte) deambula cada jornada. Eso sí: provisto de un walkie y un bolígrafo. Así debemos hacernos respetar. Nuestros dirigentes no nos reconocen como agentes de la autoridad. Como fuere, es imprescindible tener mano izquierda con los reclusos. Y el valor de decir ‘no’, aunque no sepamos a quién se lo decimos. Asusta pensar que el preso más peligroso pasaba desapercibido, que no se pueda prever quién será el próximo Hannibal. Podría ser el siguiente interno al que le tenga que decir ‘no’.

Jorge Álvarez (Correo electrónico)

Por qué la he premiado… Porque hay historias en la sombra a las que conviene que llegue la luz.


Elogio del funcionario

Lamentablemente, es común asociar la cualidad de funcionario con el individuo con cara de pocos amigos que atiende detrás de una ventanilla, el gesto torcido y el clásico «vuelva usted mañana».  Nada más lejos de la realidad. Hoy quiero poner en valor los miles de servidores públicos dedicados con los que contamos los españoles. En los últimos tiempos hemos asistido a verdaderas pruebas de lealtad y generosidad de heroicos funcionarios: policías, guardias civiles, militares que exponen su integridad por defender nuestros derechos, abogados del Estado cesados por mantenerse firmes en la defensa de los intereses generales; jueces y fiscales que dedican farragosas horas de trabajo por hacer pulcra justicia… Sin olvidar, desde luego, a los miles de empleados públicos que cada día trabajan por nuestro bien: de médicos a oficinistas. Todos pudieron dedicar sus talentos a la satisfacción de intereses particulares, a amasar riqueza o a obtener reputación. Sin embargo, todos pusieron sus talentos al servicio de los demás. Debemos reconocer la valía de estos héroes enfundados en togas, uniformes y batas. No todos llevan capa.

José María Argüello Mur, Pozuelo de Alarcón (Madrid)


Llorar por mis alumnos

Estos tiempos me producen ganas de llorar. Soy maestro jubilado y eso me hace seguir observando el mundo con ojos docentes, que solo pueden disentir de las acciones de alumnos que han sido y son de un docente y que se dedican a quemar y levantar Barcelona. Con los ojos húmedos pienso en los maestros que han educado a estas generaciones en la libertad, no solo en la suya, sino en la de todos; en la responsabilidad y en procurar que sean tolerantes, solidarios y felices. Pese a sus esfuerzos, estos maestros no han logrado, al parecer, que estas máximas democráticas hayan empapado los cerebros y los corazones de su alumnado. Por el contrario, en nombre de una opinión –respetable–, asaltan libertades y propiedades, en lugar de poner en juego lo aprendido en las aulas: diálogo frente a agresiones. Por eso lloro, porque considero míos a esos alumnos y también el fracaso de estos maestros. Algo de culpa tendremos todos si no conseguimos que, para reivindicar las opiniones, justas o no, estas generaciones solo tomen el camino de la violencia.

José Ramón Uriel González (Santander)


Conciencia escasa

Este domingo fui al partido de baloncesto de mi equipo. Al llegar, encontré una banderola de plástico, sobre mi asiento, para animar y hacer espectáculo. Multipliqué por los 14.000 asientos del pabellón y me salieron muchos kilos de plástico. Pensé sobre nuestra escasa conciencia medioambiental y me pregunté si entre la multitud habría alguien que pensara lo mismo. Estoy seguro de que a la inmensa mayoría de los que estábamos allí le preocupa el medioambiente y le escandalizan las islas de plástico que flotan en el océano. Pero todo eso, al parecer, lo vemos muy lejano. Sin embargo, a pequeña escala, todos podemos aportar ideas y realizar gestos. Como enviar un correo a la dirección de tu club diciendo que no nos pongan plástico para usar y tirar (pagado, además, con nuestros abonos).

Miguel Ángel Pérez Vaquero (Vitoria-Gasteiz)


Aquella chica tan mona

La conocí en París a finales de los ochenta, enseguida creímos amarnos y, tras unos días de ensueño y varios meses de romántica correspondencia, en una de mis escapadas a la Barcelona se nos ocurrió hablar de política… Yo llevaba relativamente bien que, estando conmigo, se dirigiese a una de sus amigas en catalán. Siempre he creído en las bondades de la diversidad lingüística. También soportaba estoicamente los chistes «sobre españoles», hasta que una vez una de sus amigas hizo un gesto al chistoso haciéndole saber de mi presencia, a lo que mi amada contestó: «Nada, tranquilos, este es galleguiño». No sé si pretendía ser cariñoso, pero el diminutivo me pareció de lo más despectivo. Lo más educado que pude, contesté: «De galleguiño, nada. Simplemente, gallego». Y español, debería haber continuado, pero miré para otro lado. Aquel día de nuestra primera conversación política, ella me dejó muy claro que odiaba todo lo español. Y como éramos jóvenes y vivíamos nuestro idilio en aquella maravillosa Barcelona preolímpica, no volvimos a hablar del tema. Aunque la relación se agotó, me acuerdo mucho de aquella chica tan mona de Barcelona a la que creí amar en París. Si ya entonces pensaba lo que pensaba, puedo imaginar lo que pensará hoy. Muchas veces me he sentido un poquito culpable por mirar para otro lado hace treinta años. Y si yo me he sentido así, cómo deberían sentirse los políticos que hemos ‘disfrutado’ en estas tres décadas, dejando a los Pujol, Mas, Junqueras y compañía hacer y deshacer a su antojo en Cataluña, mientras ellos miraban para otro lado, porque así lo exigía su aritmética del poder.

Antonio Luis González Fernández (A Coruña)


La intensidad de Greta

El panorama se nos está verdeando. Por ejemplo, en anuncios. «Aquí y ahora empieza a cambiar el mundo. Por algo se empieza». «Consume limpio». «450.000 árboles trazarán los 75 kilómetros del futuro Bosque Metropolitano madrileño». Podrían estar bien porque nos dan la impresión de haber tomado un buen rumbo. Pero en realidad son dañinos porque, si no se les aplica la ‘receta Greta’, consiguen inmovilizarnos. Porque se trata no solo de empezar, sino de hacer, en el tiempo escasísimo que nos queda, lo mucho que nos queda por hacer. Emisiones cero de CO2. Resulta un esfuerzo gigantesco, casi imposible para la humanidad. Y parece que casi solo Greta Thunberg ha conseguido enterarse y ser consecuente. Por eso (porque hay que ser eficaz) lo fundamental es poner en lo verde la intensidad que ha descubierto Greta, cosa de la que se olvidan siempre los ‘benévolos’ promotores: el mencionado Bosque Metropolitano, por ejemplo, estaría en doce años y empieza con minipresupuesto. Greta ha sido capaz de ponerse a la altura del pavoroso colapso climático y de alarmarse hasta tomar esas medidas que parecen exageradas, como no transigir en tomar aviones. Todos, hasta Aznar, para no suicidarnos, debemos aprender de ‘esa niña’ y adoptar su ‘exage-rada’ intensidad.

Pablo Osés Azcona (Fuengirola)


El animal 5G

Cerca de mi casa, en una feria de Navidad había, aparte de los puestos clásicos de dulces y artesanía, uno de una asociación protectora de animales y otro de otra asociación dedicada a ayudar a los niños con cáncer. Es fácil imaginar dónde se amontonaba la gente. La chica del segundo puesto, aburrida, deseaba que pasaran las horas. Tendría que haber pedido prestado algún perrito para ablandar el corazón de los visitantes… Accesorios de moda para perros, cumpleaños, mercadillos, talleres, rutas, desfiles, parques y playas caninas… ¿No nos desborda el asunto? Según compartas la foto de tu dálmata, la has liado. Los espías de datos y tendencias te habrán delatado. Prepárate para adquirir ese complemento canino que te ofrecen. Se está tratando a la mascota como mero objeto banal de consumo y no se lo merece. El amor y respeto a los animales va más allá. Todo el que quisiera uno debería someterse a una inspección de viabilidad para comprobar si su residencia reúne las condiciones. El interesado, a su vez, debería demostrar que posee los conocimientos para la acogida. Estoy seguro de que algunos desecharían la idea por evitar los trámites, y que otros no lograrían superar las pruebas.

Alberto M. Pérez (Lanzarote)

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Guetos

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Guetos

El bloc del cartero 

Hasta hoy es un error que los españoles no hemos cometido, o no tanto como lo han cometido otros. Los inmigrantes empezaron a llegarnos hace tres décadas y han servido, además de para compensar nuestro declive demográfico, para llevar la población española al borde de los cincuenta millones de personas, de los que ellos y sus hijos representan en torno al diez por ciento. Se han instalado en muchos de nuestros barrios, no desde luego en los más acomodados, pero tampoco se los ha relegado con carácter general a los nefastos y temibles guetos de otras latitudes. Es uno de nuestros mayores aciertos como sociedad, que como nos indica un lector no debe descuidarse. Y cabe añadir que también urge revisar las excepciones. Apartar a un ser humano es invitarle a sentirse ajeno, y de ahí vienen los desastres.

LA CARTA DE LA SEMANA

Los que velan por nuestras libertades

Hace ya semanas -demasiadas- que en Cataluña -todos- nos vemos expuestos a alteraciones en nuestra vida diaria por las actuaciones de ciudadanos que quieren manifestar su desacuerdo político. Siempre libertad de expresión y de manifestación, faltaría más. El derecho a la libre circulación y a poder acudir al trabajo o al ocio y disfrute de la normal vida es secundario. Como cada día tenemos una actuación sorpresa de los colectivos que velan por nuestras libertades, sin que la mayoría de catalanes se lo hayamos pedido, nos tendremos que acostumbrar, y programar nuestras actividades en función de lo que los tsunamis decidan. Antes de salir de casa para llevar a los niños al colegio e ir a trabajar tendríamos dos opciones. conectar con los medios para informarnos del tiempo y de las coaliciones políticas o informarnos directamente por los CDR de cómo está el tráfico. Llegaré hoy al trabajo? Podré dejar a los niños en el cole? Llegaré al hospital para que me hagan la prueba que tengo programada desde hace un año? Emocionante. Sin coste alguno estamos en un deporte de riesgo o de aventuras. Vamos a aceptar que lo extraordinario se torne habitual? Que lo anormal sea normal?

Emiliano Álvarez Alonso, Terrassa (Barcelona)

Por qué la he premiado. Por si ver las cosas del otro lado sirviera de algo a los atentos a su propio ombligo.

Mi primera (¿y última?) mesa electoral

El domingo ejercí por primera vez mi obligación como presidente de mesa electoral y la jornada no dejó de sorprenderme. Compartí mesa con dos chicas jóvenes, maduras y trabajadoras. El colegio electoral era frío e incómodo. Los interventores, todos, de gran calidad humana, lo cual también me sorprendió. Entre que saludas a muchos vecinos y la tarea de presidente, el día se me hizo corto. Otra cosa es el recuento: intenso y estresante. Al finalizar, tuve la suerte de que mi hija me acercase hasta la Ciudad de la Justicia a llevar las actas. No paras de correr. Para colmo, al llegar a casa, las endorfinas no me dejaron dormir. Por la mañana me he levantado convencido de que, si no fuera por nuestros políticos, los que formamos la sociedad civil nos pondríamos de acuerdo y conviviríamos sin tanta presión artificial, atendiendo a lo que es necesario. Feliz de haber servido a nuestra querida España, ya que, si nuestra clase política deja de hacer el tonto, en las próximas elecciones tendré más de 65 años y no podré volver a ser requerido a una mesa.

Pedro Javier Comella Gutiérrez (Barcelona)


Sensibilidad frente a la violencia

Pido, por favor, a los responsables de los informativos televisivos que dejen ya de emitir esas ‘primeras noticias’ que tanto venden, sin pensar en lo que perjudican a los jóvenes y a todos. Es repugnante ver al Chicle, en toda la gran pantalla, haciéndole una propaganda que vale millones, haciéndolo famoso. Estará feliz de ver que lo conocen hasta en el sitio más recóndito. Recibió ofertas por vaya usted a saber qué. ¿Qué estamos enseñando a la juventud y a los niños que se incorporan a una sociedad sucia? ¿Queremos arruinar a la mejor juventud de todos los tiempos? Me dicen mis nietas: «Aitona, armiarma bat». (‘Abuelo: una araña’). Y les explico que las arañas se ocupan de acabar con los mosquitos transmisores de tantas enfermedades. Son nuestras amigas. La tapo con un recipiente y un papel y la saco a la calle. Yo no soy quien para aplastarla. Sí a la vida. Sí a lo natural. Cada uno tiene un cometido. Hemos acabado con la cadena de la vida, empezando con los insectos. Cuando era niño, había millones de saltamontes, luciérnagas, murciélagos, golondrinas, mi amigo el martín pescador… y cantidad de especies que ya no existen. Por favor, enseñemos un poco de sensibilidad y que de una vez por todas no se haga publicidad a esos monstruos. No a la violencia, y un grande grande ‘sí’ a la vida.

Antonio Sánchez Escudero, Oyarzun (Guipúzcoa)


Evitar el peligro de creación de guetos

Que una mayoría de los franceses –más del 60 por ciento– considera el islam incompatible con la democracia no significa que no haya problemas que abordar. Por eso ha acertado el presidente Emmanuel Macron al invitar al Elíseo a una delegación del Consejo Francés de Culto Musulmán para buscar conjuntamente formas de combatir la radicalización islamista y evitar el peligro de creación de guetos. Si el objetivo es avanzar en la integración de la población musulmana, la estrategia no puede ser la expulsión del espacio público de todos sus símbolos, sino trabajar para que nadie sienta una contradicción entre la pertenencia a su comunidad religiosa y a la sociedad. Es una línea en la que trabaja de forma eficaz la Iglesia en Francia. Abriendo, por un lado, cauces de diálogo con el islam, pero también oponiéndose a quienes, en nombre de los valores republicanos, pretenden imponer su ideología a toda la ciudanía.

Juan García (Cáceres)


Constitucionalistas

Que no se equivoquen los que se llenan la boca con la Constitución, sobre todo el PP, aunque en aquel momento era la Alianza Popular de Fraga Iribarne, que practicó la abstención en diciembre de 1978. En Cataluña votó el 67,70 del Censo con un 90,44 de síes; lo hizo para pasar página de cuarenta años de dictadura. Felipe González, en unas declaraciones a La Vanguardia, el 5 de diciembre de 1978, dijo: «La Constitución es un punto de partida» y, visto lo visto, creo que es un punto final e intocable.

Cisco Vilardebó (Correo electrónico)


Gracias

Hasta hace poco, una persona del entorno más cercano se encontraba recibiendo sesiones de diálisis; en concreto, tres veces a la semana. Cada sesión le llevaba desde las 16:00 horas que lo recogían hasta aproximadamente las 21:30 que volvía a casa. En este espacio se incluye el que venga una ambulancia a recogerte, en la que se encuentran otras personas en la misma situación. Llegar al hospital y esperar a que te conecten a la diálisis. Para cualquiera ese tratamiento es duro, ya que uno se pasa varias horas conectado a una máquina y, si por la razón que sea, la máquina no estaba bien se alargaba un poco. Afortunadamente lo pusieron en lista de espera para un trasplante en febrero, y el 1 de noviembre nos comunicaron que había un riñón compatible. Tras unas pruebas que le hicieron al día siguiente, nos confirmaron que lo ingresaban para operarlo y realizar el trasplante. No se pueden imaginar lo que este cambio ha supuesto. Tan solo el pensar que ya no va a recibir más sesiones de diálisis lo anima a cuidarse más, a adelgazar, incluso quiere viajar, algo que antes no ocurría porque costaba sacarle de su entorno. Es esta situación la que me motiva a escribir para agradecer a todas las personas que en un momento tan delicado como es la muerte de un ser querido se toman un tiempo y deciden ayudar a que otros puedan vivir mejor. Gracias, mil gracias, sin ese gesto tan magnánimo no sería posible que muchos tengan una segunda oportunidad.

Isabel Herrador (Madrid)


‘Banderitis’

Ahora que la RAE va a incorporar al diccionario palabras nuevas como ‘caranchoa’, ‘arremangar’, ‘lideresa’…, yo quiero proponerles otra: ‘banderitis’, y su significado: «Dícese de aquellos que sufren una tendencia obsesiva por el uso (y abuso) de la bandera de España». Ignoro la razón por la que, en nuestro país, los partidos de derechas se la han apropiado y, en contraposición, los de izquierdas se han desmarcado de ella. Se trata de una extraña circunstancia, pues la bandera aparece recogida en el artículo 4 de nuestra Constitución, votada y aceptada de forma mayoritaria por los españoles (de derechas y de izquierdas). Por ello me molesta especialmente esta apropiación indebida. No entiendo que, cuando en un partido de fútbol participan equipos vascos o catalanes, los seguidores del equipo contrario acudan con banderas de España; parecería más lógico que exhibieran las de su equipo (todos tienen una bandera) y se dejaran la española en casa para animar en los partidos de la selección. A otros se los puede ver en actos de partidos y manifestaciones envueltos en la bandera cual capa de Superman, demostrando a mi juicio muy poco respeto por ella: ¿acaso es que estos partidos no tienen también su propia bandera? Pero me ha molestado sobremanera cuando, en esta última campaña electoral, recibí en mi casa un panfleto de un partido en una especie de sobre con la bandera española impresa por ambas caras como si fuese su emblema identitario. Creo que debería legislarse de manera urgente sobre el uso de la bandera, quedando limitada para edificios públicos y actos oficiales, evitando así que la ‘banderitis’ se convierta en una pandemia incurable.

Manuel Monterrubio Gala (Zaragoza)


Lo va a conseguir

Tiene 32 años. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. Se levanta cada día a las 7:00, se echa la mochila a la espalda y se va andando a la biblioteca municipal. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. Tiene en su haber dos carreras universitarias: Arquitectura y Derecho. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. Su vida laboral se resume en un encadenamiento de trabajos precarios miserablemente remunerados. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. Siente que es una carga para sus padres mayores. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. Almuerza espartanamente un bocadillo y una mandarina. Estudia. Memoriza. Lo va a conseguir. A las 21:30 cierran la biblioteca y vuelve a casa andando. Dicen que la receta para ganar una plaza en el Cuerpo de Arquitectos de Hacienda es sencilla: basta con estudiar, memorizar y visualizar que lo vas a conseguir.

Javier Guajardo-Fajardo Puente, Mairena del Aljarafe (Sevilla)

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Apego

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Apego

El bloc del cartero

El mundo que entre todos hemos construido posterga y reduce cada vez más los instantes en los que los seres humanos se demuestran algún apego. Son muchas las horas que se nos invita a pasar en actividades que consisten en juguetear, competir o, en el peor de los casos, entrar en conflicto con nuestros semejantes. Sucede cada vez más a través de mediaciones tecnológicas, que ayudan a despersonalizar de forma casi absoluta a nuestros interlocutores, reducidos a la utilidad, la distracción o el desagrado que nos causan. Se debilitan los compromisos, se banalizan el amor y el odio y todo se diluye en un flujo de información con dueño. Y el dueño, nadie se engañe, es cada día menos quien genera o consume los datos. Convendría buscar espacios para restaurar el apego, ese calor sin el que la vida apenas es.

LA CARTA DE LA SEMANA

A mis mayores

Mi hija me increpa, como si yo fuese el culpable, porque ella pertenece a la primera generación en que baje el nivel de vida en relación con la anterior. Yo solía rebatir sus argumentos, pero entrábamos en una espiral que no tenía final. Ahora solo le digo que, hasta el día de hoy, no es así. Ella comienza… Yo le mantengo la mirada y callo. Yo, en casa de mi madre, no tenía calefacción central: una estufa de butano, y en la cocina. En invierno corríamos al levantarnos. Ahora mi cuerpo aguanta bien el frío; cuando suena el despertador, me levanto sin pereza. Tampoco había ascensor, subía cuatro pisos sin esfuerzo, y en el camino hablaba con los vecinos. Hoy estoy ágil y el deporte forma parte de mi rutina y, aunque soy algo solitario, interrelaciono bien. Con mi madre iba a todos los sitios andando; y cuando había que ir a un barrio alto, cogíamos el rojo, era más barato, aunque estaba atestado de gente. Hoy intento ir a todos los sitios andando, y la gente no me molesta. Un lugar de alegría era bajar al mercado de su mano. Hoy me encanta el ruido y algarabía que se produce en ellos; y esos olores mezclados, pero a la vez simples. Sé todo lo que tengo, pero también sé a quién se lo debo. Lo mucho que sufrieron mis abuelos y lo que no gastó mi madre.

Pedro García Rueda (Correo electrónico)

Por qué la he premiado… Porque nunca sobra recordar de dónde venimos, todo aquello que tampoco, bien mirado, nos queda tan lejos.

Auténtica cercanía

Nuestra amistad se había enfriado con la llegada de esa tercera persona. Ese ser robaba mi atención y recibía más amor en las pocas reuniones que esta vida acelerada nos dejaba celebrar. Recibía las caricias de mi amigo, su mirada y, lo peor, le dedicaba su tiempo a la vez que el mío se perdía en los laberintos de mi indignación. Lo que no sabía mi amigo es que un amigo de verdad es un ser único y especial y que el otro ser era una réplica de otros muchos que habían destruido numerosas relaciones. Como dijo Heidegger: «El hombre actual ha superado las distancias, pero no sabe crear auténtica cercanía».

Afortunadamente, como toda amistad verdadera, recuperé a mi amigo porque el otro ser quedó relegado para casos puntuales de soledad, en los que no interfiriera en sus otras relaciones. Quedó demostrado que ese ser, aunque parecía completo, estaba totalmente vacío. No disponía de emociones, esa complejidad que nos caracteriza y nos permite conocer la vida. Esa máquina (llamemos a las cosas por su nombre) tampoco tenía ojos para ver el alma de mi amigo ni oídos para escucharlo ni brazos para consolarlo. Luchemos por las relaciones humanas y la comunicación entre las personas sin que la inteligencia artificial nos extinga como especie.

Pablo Carmona Belda (Murcia)


Apego a nada

Tras leer la entrevista a Lennart Schirmer –jefazo de Tinder en Europa–, sigo igual de perdido –o más– sobre el uso de las redes sociales. Es desconcertante observar que hoy –en la era de Internet–, que tenemos muchos y rápidos medios de comunicación, se da la paradoja de que cada vez estamos más aislados, ensimismados, incomunicados. Quizá la actual velocidad de las comunicaciones nos ha contagiado la filosofía de la inmediatez, el usar y tirar; ya no tenemos apego a nada ni a nadie. No sé, supongo que hemos invertido el dicho «cuando se cierra una puerta, se abre una ventana», porque hoy, al abrir la ventana (la pantalla de nuestro móvil, PC, portátil…), cerramos nuestra puerta a nuevas relaciones.

Pedro Pablo Pellón Pulido (Madrid)


Otra persona como tú

Escribo para dar las gracias a XLSemanal por su valentía para publicar el magnífico reportaje sobre el suicidio (diría que hasta se me hizo corto). En esta sociedad en la que la banalidad, la superficialidad y la falta de espíritu crítico es lo ‘correcto’ o lo normal, leer cada domingo esta revista reconforta y anima a no perder la esperanza en el ser humano. Escribo para solidarizarme y empatizar con la carta del número 1673 titulada Personas como yo. Yo también soy persona como tú y me ha reconfortado compartir todo lo que expresas en ella. Las personas que padecemos este tipo de enfermedades estamos muy solas. La sociedad no entiende ni quiere entender qué nos pasa. Por ello agradezco encontrar otra persona como tú. Gracias.

Ana Etxeberria (Navarra)


Diferentes lógicas

Sentado ante mi televisor, estaban emitiendo uno de los capítulos de la serie Hoteles increíbles. En esta ocasión le tocaba a Kenia, donde se ha instalado algún hotel en plena sabana. Hotel para turistas del Primer Mundo, con todo despliegue de comodidades y atenciones, que prestan tres empleados por huésped. En un momento del reportaje, el conductor del programa entrevista a un joven esbelto de la tribu samburu, y la pregunta es: «¿Qué piensa de que los extranjeros vengan a recorrer la sabana, a ver leones y elefantes?». Respuesta del joven samburu: «Es extraño, pensamos que es un disparate venir a ver leones y otros animales. Sinceramente, podrían venir a ver nuestras hermosas vacas y cabras, en vez de venir a ver leones y leopardos, que son animales que no sirven para nada». Su lógica me dejó sin espacio para tratar de imponer la mía y mucho menos para pontificar nada en el futuro sobre conflictos entre culturas. Pregunta y respuesta que debieran ser de obligado cumplimiento analizar, desarrollar y ser grabadas a todo aquel que le toque o piense iniciarse en la mejora de cualquier conflicto y, concretamente, en los de Norte/Sur. Ayudaría.

Josu Beaskoetxea (Correo electrónico)


Dolor de madres

«Parirás a tus hijos con dolor». Con este estigma y otros, Dios expulsó a la mujer del paraíso. Lo que nunca supe es si le explicó que el dolor la acompañaría toda la vida. Porque tras el parto vienen los verdaderos dolores, disfrazados de preocupaciones, que abarcan desde que el hijo crezca sano hasta que se convierta en una buena persona. Hago estas reflexiones cuando me vienen a la memoria dos madres muy dispares, pero las dos vinculadas a una misma tragedia: la madre de Diana Quer y la madre del asesino confeso de su hija. Y me pongo en la piel de ambas. Si fuera posible calcular la intensidad del sufrimiento, estas dos mujeres reventarían la escala, y el dolor de la madre de Diana, a quien le arrebataron un pedazo de sus entrañas, alcanzaría, si cabe, las cotas más elevadas. Pero a mí me sobrecoge todavía más la madre del asesino. Pienso en lo que barruntará al querer descubrir cómo se le maleó el hijo, o qué hizo mal para que se convirtiera en un monstruo, como ella misma verbaliza. Si me obligasen a elegir en esta macabra ruleta, nunca querría ser ella, preferiría ser la madre de Diana Quer: al menos ella podrá recordar a su hija como un ser maravilloso e incluso podrá fantasear con que su alma estará reencarnada en una estrella o en un ángel…En cambio, para la otra madre no encuentro palabras de consuelo. Que su hijo, ese ser tan abyecto, siga vivo incrementará todavía más su pena. ¡Ah! Y que conste que yo solo hablo desde el dolor de la empatía porque no he sido madre.

Carmiña Vilariño (A Coruña)


Humor sin límites

Dicen que el humor es signo de inteligencia. Comparto esa opinión común. Sin embargo, cuando veo los derroteros por donde derivan muchos cómicos en la actualidad, me sorprendo al encontrar cada vez con más frecuencia los ingredientes de la necedad, la zafiedad y la insolencia. Quizá son los frutos recogidos tras décadas de un sistema educativo que deja mucho que desear. Si lo dicho hasta ahora es ya lamentable, más preocupante todavía es quizá la cantidad de aplausos que recibe este estilo de hacer comedia. Con razón dice el proverbio aquello de «la estupidez divierte al falto de inteligencia, pero el hombre prudente sigue su camino». Y es que ahora parece que todo vale y nada vale. Para hacer humor, no parece haber ya reglas de juego, y se ha confundido la libertad de expresión con decir lo que se piensa, sin pensar lo que se dice. ¿Dónde está el hombre prudente?

Rubén Rodríguez Rubio (Pamplona)


¿Dónde envejeceremos?

La dependencia moderada o severa afecta al 32,2 por ciento de los mayores de 65 años y al 63,6 por ciento de los de más de 85 años. La mayoría desea vivir y morir en su casa con la máxima calidad y control de sus vidas. Para ello habría que adecuar sus viviendas para que fueran accesibles, seguras, amigables, adaptables a sus necesidades, que permitiesen la movilidad en silla de ruedas… Sin embargo, más del 50 por ciento de las viviendas tienen más de 50 años de antigüedad y el 35 por ciento no tiene, entre otras cosas, ascensor.

Las administraciones deberían seguir facilitando recursos para las personas afectadas y sus cuidadoras y cuidadores, y así reducir las demandas de residencias con listas de espera excesivas: programas de servicio de atención a domicilio (SAD); ayudas técnicas; TIC (teleasistencia, domótica…); centros de día… Pero en muchas ocasiones los mayores se ven obligados a abandonar sus casas por situaciones de fragilidad, o de dependencia, o por el fallecimiento del cónyuge cuidador, o por estar atravesando dificultades económicas. Algunas alternativas podrían ser: apoyo en los descendientes (opción en franca regresión); residencias públicas (hoy insuficientes) y privadas (muy costosas); viviendas tuteladas y autogestionadas (el llamado cohousing); u otro tipo de alojamientos que ya existen y funcionan en el norte de Europa; hipotecas inversas… ¿Dónde demontre viviremos y moriremos?

Fernando Serrano Echeverria, Eibar (Guipúzcoa)

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Consumismos

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Consumismos

EL BLOC DEL CARTERO

Una paradoja que nos resume es la coexistencia de un consenso creciente en torno a la obligación de combatir el cambio climático y una fiebre desbocada por unirse a esas jornadas de consumismo apoteósico que cada poco tiempo se nos proponen. Cuesta ignorar que inventos como el Black Friday, con su exhortación a comprar más allá de cualquier necesidad, o el no menos popular Cyber Monday, que sobre lo anterior genera la expedición de millones de paquetes, están muy lejos de contribuir a la reducción de emisiones. Sabiendo lo que sabemos, toda compra compulsiva, como toda mercancía que se envía a cientos de kilómetros, debería suscitar una reflexión previa, y en muchos casos merecería reproche. Sin embargo, seguimos vendiendo (y comprando) una cosa y su contraria. Así somos.

LA CARTA DE LA SEMANA

Al fin, en la gran ciudad

Yo quería tomar unas notas en un libro, pero no tenía con qué. Por suerte, me dije, me encontraba en el centro de una gran ciudad, donde, según cuentan, uno puede encontrar de todo. Compraría un portaminas. Sin embargo, para mi infortunio, allí no había ni una sola papelería, así que contra mi voluntad me vi forzado a buscarlo en unos grandes almacenes. Pero no lo hallé. Pensé que habría buscado mal, así que pregunté a una dependienta, que pronto me sacó de mi fatal error. «Es que los portaminas ya no están de moda», me aclaró, grave. Rendido ante la evidencia, opté por comprarme un lápiz. Solo los tenían en paquetes de tres, generosamente envueltos en plástico. Cuando fui a pagar, la dependienta, la sonrisa repentinamente iluminada, me felicitó como si acabase de ganar la lotería: «¡Mire, están rebajados por el Black Friday!». Aquella tarde cogí el autobús y regresé a mi pueblo. Allí tengo portaminas en casa, pero me dio igual. Bajé a la papelería de la esquina y me compré uno. Por rebeldía. Solo por cobrarme el placer negado. Con él escribo el borrador de esta carta.

Ricardo Ramos Rodríguez, Calatayud (Zaragoza)

Por qué la he premiado…  Por la sana insumisión a esas modas que saben hacerse odiosas, por inapelables.


Emergencia climática

Qué gravísimo y craso error mío. Releyendo el Planeta inhóspito, de repente me he caído del burro. Llevo años preocupado por el cambio climático, alertando sobre su malignidad, y ahora me he dado cuenta de que la imagen muy catastrófica que yo tenía era falsa. Falsa, pero por muy moderada. Ahora veo con horror, al revisar mejor con este libro los datos conocidos, la extensión y la incomprensible brutalidad de la emergencia climática. Todas las catástrofes y masacres históricas resultan mínimas ante las que incuba para nosotros el calentamiento. Increíble, pero verdad. Intento imaginar las acciones que tomaría un demiurgo experto que pudiera hacer todo lo que hay que hacer, superando todas nuestras resistencias, hasta aplacar del todo el avance del calentamiento. Impondría una reducción rápida e intensa de nuestro consumo. De los vuelos. De consumo de carne. El veganismo, a ultranza. El cien por cien de energía sostenible ya. La descarbonización total. Una intensa reforestación. El control de la natalidad. Impondría por lo menos mil veces más acciones que las previsibles que va a decidir esta actual COP25 de Madrid. Dejaría así en evidencia nuestra suicida inercia ante el cambio. Tremendo, pero el planeta pronto será inhóspito, si la COP25 no descubre a tiempo la brutalidad de nuestra emergencia climática. He perdido la esperanza.

Pablo Osés Azcona (Fuengirola)


Cuando los maestros perdemos la vocación

Como pasa en la mayoría de los ámbitos de nuestra vida, la suerte desempeña un papel fundamen-tal. A veces, los maestros interinos tenemos la fortuna de trabajar en colegios en los que te otorgan total libertad para enseñar y, junto con tus alumnos, vas descubriendo y experimentando qué métodos funcionan mejor. En otras ocasiones, tienes la desventura de trabajar en centros en los que hay miedo al cambio y a la revolución de la enseñanza. En estos lugares se rechaza tu forma de actuar con comentarios como: «aquí no trabajamos así», «acabas de empezar», «vienes con muchas ganas e ilusión», y mi favorita: «aquí siempre se ha hecho así». Cuando te encuentras en un colegio así, solo hay dos opciones posibles: dejar de lado tus ideales y aceptar todo aquello que te indican, o ser un rebelde y luchar por tus alumnos día a día. Independientemente de la opción por la que te decantes, sentirás que el día a día hace mella en tu forma de ser y en tu actitud con respecto al trabajo. No solo pierdes la fe en el sistema educativo, sino que también empiezas a perder la ilusión por ir a trabajar; poco a poco dejarás de crear material para tus clases, comenzarás a improvisar y, casi sin darte cuenta, tu vocación habrá sufrido un revés del que te costará mucho sobreponerte. Año tras año, te encontrarás con las mismas opciones; habrá años que podrás recuperar el amor por la enseñanza y otros que añadirán más desengaños a tu vocación. Así hasta que consigas sacar la ansiada plaza y convertirte en funcionario. En ese momento tendrás que elegir tu centro definitivo. ¿Será ese último centro la cura para todos los años de decepciones o será la estocada final para esa vocación herida de muerte?

Eva Fernández Peña, Gijón (Asturias)


Black Friday

Otro tipo de Amazon nos debería venir a la cabeza al escuchar ‘Black Friday’ y otro tipo de negro tendríamos que asociar al escuchar el mismo término: el negro de la falta de empatía, el negro de la falta de compañerismo, de no saber ponernos en el lugar del otro, del pisarle al otro con tal de subir nosotros, el del solo importar uno mismo, el no ayudar. El negro de la oscuridad del alma, el que intenta tapar a quien luce con luz propia; a ese negro que pertenecen los dictadores que vemos en la televisión y a los que tanto criticamos, pero que, a pequeña escala, imitamos en nuestro día a día. Porque ese negro no solamente se da los viernes; se da el resto de los días de la semana y es la base de que el Amazonas se esté devastando porque es el fundamento de la propia destrucción del ser humano, que se está volviendo egoísta, egocéntrico y no piensa en nada más que en sí mismo.

Sandra Iraizoz Cía, Auza (Navarra)


La amistad

La amistad es algo difícil y cada vez más complicado. A pesar de todo, procuramos tener amigos y es muy duro escuchar a alguien que te dice que no tiene amigos. Nos parece que es casi insoportable vivir así. Tener un amigo es demostrar una conexión especial con alguien, que lo hace único y distinto a los demás, que requiere paciencia y generosidad, porque lo propio de la amistad no es recibir, sino darse. Cualquier persona debería situar la amistad en uno de los primeros lugares de sus valores, y el mejor modo de ganar nuestro tiempo es perderlo con los amigos. Mejoran así también nuestra humanidad y el mundo. Los hemos elegido a nuestro gusto y podríamos decir que en buena parte somos los amigos que tenemos. Al fin y al cabo, fue el propio Cristo el que dijo a sus apóstoles que eran sus amigos –incluyendo ahí también a los que vendríamos después–, aunque no todas las respuestas sean iguales. Si es algo tan importante, ¿por qué escuchamos hablar tan poco de la amistad?

Rafael de Mosteyrín Gordillo (Sevilla)


Los olvidados

Hoy hace más de veinticinco años que, puntualmente, venía Antonio a mi casa; antes que él fue María; y antes, Ignacio. Pero hoy Antonio no ha llamado y lo he echado en falta. Heredé de mis padres esta bella costumbre de recibir visitas mensuales. Fueron ellos quienes me inculcaron la magia de la lectura. Aunque nunca fue mi pretensión recoger medalla alguna, me convertí en socia de oro, antes lo fui de plata y quizá, con diez años más, podría haber atesorado una estatuilla de socia honorífica, ¡quién sabe! Durante doce años la revista que María me traía a casa fue consumida de forma voraz por sus páginas infantiles. Después, cumplidos los dieciséis, mi hijo me dijo algo así como que en Internet estaba todo. Pero no me dejé influenciar porque pertenezco a esa rara estirpe que supo franquear la barrera entre lo analógico y lo digital sin renunciar a sus medallas. En realidad yo nunca las quise, ni de oro ni de plata, tampoco quería cosméticos, ni viajes con descuento, solo quería un buen catálogo de literatura. También quería disfrutar de la amabilidad de María, la sonrisa de Antonio o los buenos consejos de Ignacio. Me pregunto qué será ahora de ellos. Quería soñar que si un día sucedía un fatal desenlace, tal y como ha ocurrido, alguien tuviera la sensatez de dirigirme una carta (como en el 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff), una carta de agradecimiento por este cuarto de siglo de confianza en una empresa con mi amor por los libros. No ha ocurrido así, no hay carta, y sinceramente me siento… olvidada.

Laura Garrido Barrera, Vitoria-Gasteiz (Álava)


Proteger a los animales

En cierta ocasión, le preguntaron a la actriz francesa Brigitte Bardot, gran activista en defensa de los derechos de los animales, por qué no se ocupaba de defender los derechos de los niños antes que los del mundo salvaje, a lo que la famosa actriz contestó: «Ya hay personas que se ocupan de los niños, también debe haber personas que defiendan a los animales». Efectivamente, y a Dios gracias, es así, pues resulta que los niños crecen y la fortaleza crece con ellos, aunque, por supuesto, cuando son pequeños hay que velar por su seguridad. Pero por los animales hay que velar siempre, pues siempre serán vulnerables ante las injusticias que puedan sufrir, por lo que debemos ser una voz para todos ellos. Por eso, me encanta leer en XLSemanal las noticias de animales a los que se los ha salvado de un posible fatal desenlace, como el de la pobre ardilla cuya cabecita se le quedó atrapada en el hueco de una alcantarilla. Afortunadamente, unas buenas personas que pasaban por allí dieron la voz de alarma y la historia tuvo un final feliz, porque poco después ya estaba sana y salva en su hábitat, en un bosque del centro de Europa. Debo decir que me encantan los gatos. Tengo en casa un gato al que cuido personalmente; es y ha sido mi mejor terapia en momentos que, sin su compañía, hubieran sido más difíciles. Sé que hay muchas personas famosas que, como la exactriz Brigitte Bardot, utilizan su influencia para proteger a los animales y procurar que tengan una vida digna. Lo celebro de todo corazón, pues colaboran valiosamente para que el mundo sea más justo.

Carmen Fernández García (Murcia)

 

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